Jerarquías [Jelsa / Mericcup]

꧁ 𝐹𝑜𝑢𝑟 ꧂

"𝑶𝒄𝒆𝒂𝒏"

ꕥꕥꕥ

Eso explicaba muchas cosas. Las sensaciones y sentimientos sin sentido, el presentimiento de algo importante. La chica había tenido cuidado con las interacciones y distancias, probablemente por eso jamás la había visto en el palacio.

Su yo interior saltaba y chillaba de la felicidad, tenía ganas de ir y abrazarla para celebrar que finalmente se encontraron y así pasar el resto de sus vidas juntos en paz y felices, siempre un junto al otro, además se moría por saber su nombre y gritar que la amaba a los cuatro vientos, aunque era algo pronto para eso. Pero siendo un primogénito heredero y único hijo no había ni tiempo ni espacio para ser su yo verdadero cuyo sueño era pasar el resto de su vida con su destinada, sus sueños no importaban si no llevaban al reino al éxito, lo que él quería no era necesario, lo que necesitaba su reino si y por eso debía ser lo más racional posible, no dejaría que su soñador yo interior tomara el control de la sorpresiva situación ya que las cosas podían salir muchísimo peor de lo que ya iban encaminadas si dejaba controlarse por sus emociones. Desde ahora, cualquier paso en falso, arruinaría todo, se veía en la obligación de ser muy cuidadoso respecto al tema.

Si su familia o Astrid llegaban a enterarse de que aquella muchacha de gran melena era su destinada, probablemente la enviarían lejos al exilio donde jamás puedan volver a tener cualquier clase de contacto, eso pensando en el escenario más formidable para aquella chica ya que si pensaba con realidad y con el desprecio que sienten sus padres por los comunes habían muchas posibilidades de que la chica terminaría siendo asesinada a sangre fría.

— Lo lamentamos muchísimo, pero no podemos tolerar el tener una común en el castillo, son las reglas y no podemos romperlas, o su hija se va sola, o ustedes se irán con ella. — Declaró su padre sin descaro o remordimiento alguno.

— Elinor, Fergus, deberían estar agradecidos de que les damos opciones, si no fuesen ustedes los hubiésemos sacado a patadas en cuanto lo supimos. — Dijo esta vez Valka justificándose.

— No tenemos donde dejarla, su alteza, en la familia solo somos nosotros, y ella es la única común, mis trillizos son mixtos como nosotros, saben que si tuviésemos opción no hubiéramos mentido. Este es nuestro único hogar, y también el de Mérida.

Mérida. Ese era el nombre de su destinada, tan curioso y especial como ella.

Con ese nombre en la cabeza Hiccup comenzó a repasar momentos en su cabeza. Había escuchado ese nombre más nunca vió quien lo poseía. Las sirvientas solían hablar de que era muy bonita para estar donde estaba, que sus rasgos eran particulares al igual que su actitud. Siempre deseó ver de quien hablaban, pero claro que nunca la vió ella lo evitaba, ella sabía que debía mantener distancias y ahora, ahora es su alma gemela. Por eso Hiccup piensa que jamás se debe jugar con el destino.