꧁ 𝐸𝑖𝑔𝒉𝑡𝑒𝑒𝑛 ꧂

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"𝑩𝒆𝒊𝒈𝒆"ꕥꕥꕥ

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"𝑩𝒆𝒊𝒈𝒆"
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A pesar del hecho de que Hiccup ya había cumplido 17 años hace un tiempo, aún recibía constantes tutorías en varias materias, especialmente en matemáticas, después de todo en 7 años debería encargarse de la economía de un gran reino el cual tiene una importante actividad comercial.

El rey Estoico intentó explicarle durante muchísimo tiempo, pero fue cuestión de tiempo antes de desistir ante los casi nulos avances de su hijo, cosa que realmente lo frustraba por lo que tras varias insistencias de parte de la reina Valka, pero aún sin estar de acuerdo con ello terminó por aceptar las tutorías hacia su hijo, especialmente después de ver aquellos grandes avances en su hijo.

Es por ello, que desde hace más de un año Mérida lo estaba ayudando para que entendiera al menos las cosas básicas sobre administración de la economía y los comercios entre reinos, y qué hacer con ellos para beneficiar todas las tierras que estén bajo su control

— ¿Está siquiera escuchando, príncipe Hiccup? — Preguntó la pelirroja escondiendo su molestia del príncipe, cosa inútil por el lazo que los unía.

Para los comunes, cargar con cualquier clase de estereotipo hacia ellos era difícil. Ante los ojos de la sociedad todos eran tontos, débiles e inútiles; Mérida Dumbroch siempre se esforzó por demostrar que eran solo eso, estereotipos, por ello, cuando le preguntaron por las tutorías trabajó el doble, el triple y hasta el cuádruple para demostrar que no es para nada lo que dicen de ella y así tratar de terminar aquellos mitos sobre su casta social.

Que resultara una buena arquera, una gran jinete y especialmente una genio en matemáticas, era por completo el fruto de su esfuerzo y perseverancia, además de mucho tiempo consumido, por lo que le molestaba bastante que el castaño ni siquiera pusiera de su parte para entender algo que le tomó años comprender a la perfección, y ahora, a sus 16 años, se podía considerar casi una experta en ello.

Contabilidad, negocios y economía no eran temas precisamente fáciles, no eran cosas que se aprendían rápidamente, son bastante complicados y enredados, más de lo que se piensa, y que el príncipe de ojitos bonitos estuviera gastando su preciado tiempo en ni siquiera prestar atención le molestaba bastante.

— Lo siento. — Se disculpa Hiccup sonriéndole a la chica.

Aquella sonrisa causaba estragos en la joven, siempre a tal punto de mandar a la mierda todo lo que piensa sobre los puros y dejarse llevar por sus sentimientos causados por la conexión, pero su moral e ideales siempre irían primero, además, ella aún tenía cosas que demostrar, y probar su independencia y fuerza ante el mundo siempre será su objetivo principal.

— Su alteza, le voy a pedir por favor que me preste atención, de otra manera, tomaré la decisión de dejar la lección hasta aquí por hoy. — Advirtió la pelirroja acomodándose en la silla.

— ¿Te sientes bien, Mérida? — Pregunta el príncipe tras unos largos segundos de silencio.

La aludida se sorprendió al escuchar la inesperada pregunta, la había tomado por sorpresa por lo que no sabía como contestar la pregunta exactamente ya que no lo había pensado, realmente no se sentía como solía hacerlo, había algo extraño en ese día y no estaba segura de porque se debía o que había diferente.

De pronto se puso a analizar como se sentía en ese momento, un calor algo conocido se sentía por todo su cuerpo, además de que tenía la maldita y extraña necesidad de estar más cerca de su alma gemela de lo normal. Pensó en el día, en la semana y en el último tiempo, y fue ahí cuando algo hizo click en su cabeza.

Mierda.

— Debo irme, príncipe. — Articuló rápidamente la ojiazul tomando sus cosas de la mesa para comenzar a correr.

Debía alejarse del heredero a la corona de Berk cuanto antes o lo lamentaría luego.

Ahora ya estaba segura de lo que estaba ocurriendo, su período había llegado y si no se alejaba ahora ya podría estar en muchos problemas debido a la posible pérdida de control si estaba cerca de su destinado.

— Espera — Escucho Mérida a sus espaldas mientras una mano sostenía con suavidad su muñeca deteniendo su paso.

— Déjame ir, Hiccup, es demasiado peligroso que estemos juntos. — Murmura la pelirroja sintiéndose totalmente incapaz de mirar a su alma gemela a lo ojos.

El heredero a la corona de Berk se sorprendió un par de segundos, era la primera vez que la chica no lo trataba con cordialidad y respeto que le otorgaba absolutamente todo el tiempo, pero debido a quién era y las circunstancias en las que se encontraba metido lo que menos le interesaba al príncipe eran las etiquetas y formalidades que se debían llevar a cabo por sus estúpidas posiciones sociales.

Por su parte, el príncipe Haddock sabía que era lo que estaba ocurriendo en ese momento. Su adorada destinada, Mérida estaba en medio de su período fértil, soltando millones de hormonas, que al estar enlazadas directa y únicamente con el príncipe castaño le afectaban también, las que estimulaban enormemente su deseo sexual haciendo que ambos perdieran poco a poco la cordura.

Mérida sabía que debía irse de ahí, sin embargo poco a poco sus ganas de hacerlo disminuían, no era secreto para ella saber que debido a las hormonas dejaría de pensar a conciencia y se dejaría llevar completamente por sus deseos emocionales, disponiéndose totalmente ante su destinado para hacer y aceptar todo aquello que ha estado ignorando con dificultad por años, arriesgando a todos y todo lo que conoce.

— ¿Es difícil? — Hiccup se regaña mentalmente por la pregunta. Claramente era difícil, en ese momento más que nunca estaban conectados y ambos sentían aquella confusión interna entre cerebro y corazón.

— Sabes que sí. — Susurra Mérida intentado prestarle atención a su cabeza y no a su corazón, en lo que falló totalmente pues sin saber cuando el cuerpo del príncipe estaba pegado al suyo.

— Entonces déjame ayudarte, cariño. — Susurra el castaño posicionando suavemente sus manos en la cintura de su destinada en espera de alguna negación la cual nunca llegó.

La respiración de ambos era pesada debido al nerviosismo que cargaban encima, aunque nadie cruzaba aquella ala del castillo, estaban en una zona expuesta, cualquier cosa podría arruinar lo lejos que habían llegado. Él era un príncipe, ella una sirvienta que con suerte y por el mérito de sus padres pudo quedarse en el castillo, él se iba a casar, y ella se transformaría en una rechazada, él sería rey y ella, ella seguiría siendo una simple sirvienta

— No es lo correcto, su alteza. 

— ¿Entonces porqué se siente tan malditamente bien?

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Cuando dije que volví, era en serio.

Sé que tardé un montoooooon, pero en modo de perdón entre unas horitas o mañana publicaré ya sea el síguete capítulo de esta historia o de otra, sin embargo en caso de que no sea el de esta que sepan que el siguiente capítulo no tarda, probablemente como mucho pasado mañana.

Para subir el hype les digo que se viene algo de drama.

Los quiero un montón, gracias por tanto y perdón por tan poco. <33♥️

Jerarquías [Jelsa / Mericcup]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora