꧁ 𝑇𝑤𝑜 ꧂

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"𝑯𝒆𝒂𝒅𝒇𝒊𝒓𝒔𝒕"

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"𝑯𝒆𝒂𝒅𝒇𝒊𝒓𝒔𝒕"

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Dispuesta a sentirse completamente relajada, Elsa siguió caminando por el pueblo, deteniendo el paso cada vez que quedaba encantada y fascinada con algo sin importar lo pequeño que era, desde aquel molino hasta los pequeños jardines de las casas de la aldea, incluso se detuvo a acariciar cada animal que aparecía en su camino. Todo era simplemente increíble a los ojos de Elsa y no era suficiente decir que ella estaba más que extasiada con todo el panorama que estaba frente a sus ojos.

Cruzó el gran molino y se encontró con un gran campo de diversos cultivos a medio crecer, a penas plantados y otros siendo recolectados, también se encontró con el cementerio y otros lugares más interesantes, pero había uno en especial que llamó su atención más que cualquiera.

El bosque de otoño. Aquel frondoso bosque de colores cálidos la llamaba a entrar y seguir con su recorrido. Recuerda que hace 3 años su prometido le había mencionado aquella parte del recorrido hacia el palacio, se avergonzó muchísimo cuando tuvo que admitir que no conocía absolutamente nada de lo que le estaba hablando y tenía sentido ya que el bosque era muy difícil de apreciar desde cualquier lugar del palacio, ahora se daba cuenta de que lo había confundido con un parque.

Elsa estaba tan sumida y concentrada en apreciar la naturaleza y el pueblo, que no había notado que estuvo caminando por el pueblo y por el bosque durante más de tres horas, no fue hasta que sintió algo de dolor en sus piernas que exigen un pequeño descanso después de haber realizado una larga caminata. Luego de pensar unos segundos dónde descansar, terminó por decidir dejar de pensar y sentarse de una vez por todas, de igual manera no era su ropa así que no le importaba demasiado si se ensuciaba, al final se sentó en el suelo apoyando su espalda en el tronco de un árbol, más específico, un manzano.

Aunque había algo de lo que Elsa no era consciente, alguien se encontraba entre las ramas del árbol, observándola desde la copa del manzano, una criatura que muchos despreciaban y a la vez veían como un peligro. Aquella criatura se encontraba acechando a la princesa de Arendell sin que ella se diera cuenta de ello, esperando así el mejor momento para aparecer.

De pronto un sentimiento repentino de relajación invadió el cuerpo de Elsa mezclado con un cítrico pero agradable aroma, sin siquiera haber estado ahí por más de un minuto todo el agobio que sintió hace nada se había ido repentinamente que pensó en lo poderoso y pacífico que era aquel bosque otoñal, comenzó a sentirse tan bien que se dispuso a seguir apreciando la belleza del bosque disfrutando del aire fresco sin saber lo que se venía.

El no natural y fuerte movimiento de las hojas del árbol puso en alerta a la princesa, pero cuando estaba dispuesta a hacer algo, ya era demasiado tarde, ya se encontraba frente a frente con esa criatura.

— Buenas tardes! — Dijo amablemente aquel misterioso personaje.

La princesa de Arendell se encontraba estupefacta y curiosa sobre quien se encontraba frente a frente con ella. Era un chico, tal vez de la edad del príncipe de Berk basándose en que tenía una contextura parecida al mencionado, estaba colgado de cabeza del árbol, sonriendo con una desconocida calidez, mostrando unos blancos dientes por la mueca que expresaba, mientras le analizaba con la mirada.

La paz y calma que había sentido anteriormente de alguna manera se había intensificado, incluso comenzó a sentirse feliz y alegre solo por la cercanía de aquel muchacho peliblanco.

— Amm... buenas tardes — Elsa no era de tartamudear o murmurar, solía hablar de manera decidida y concisa, con sólo 9 años lograba hacer honor al respeto que recibía por su apellido, era clara y directa, pero el conjunto de buenas sensaciones que ese chico le hacía sentir le sobrepasaba y la ponía de nervios.

— Soy Jackson, pero es muy largo así que puedes decirme Jack. — Se presentó bajando del árbol a la aún algo asustada princesa.

Elsa se había llevado el susto de su corta vida cuando el chico apareció colgando frente a ella, pero con el pasar de los segundo y sin duda gracias a la manera en la que se sentía en ese momento logró tranquilizarse, su cabeza estaba tan concentrada en Jack que ignoró por completo el leva ardor que apareció en su muñeca. Ya calmada se dispuso a saludar al chico de manera correcta, pero, ¿debería decir su nombre real? sus padres le habían dicho que nunca confiara en desconocidos y ya había roto muchas de sus reglas hoy.

No, podría ponerse en peligro, lo mejor sería inventar algo.

Se levantó del suelo antes de hablar. — Yo soy, Elizabeth, dime Eli — Vale, tal vez no era la más creativa cuando estaba nerviosa.

— Es un nombre muy elegante y suena algo engreído, pero me agrada. — Sonrió el chico con honestidad sin quitar la vista de Elsa.

Elsa no lo admitiría en voz alta pero la sonrisa que el chico le brindaba le hacía sentir muy bien, por alguna razón la presencia de Jack la había hecho dejar todo lo que le molestaba atrás.

— ¿Eres una sangre pura? — Preguntó Jack sin quitar su sonrisa.

Si lo afirmaba se expondría, todos los sangre pura eran de algún rango de la realeza y nadie podía saber que ella lo era.

— No, soy una mixta, ¿por qué lo dices? — Preguntó extrañada.

— Hueles a rosas y fresas, además tu piel brilla, tienes rasgos finos y delicados, y tu nombre suena bastante elegante, nunca conocí a un sangre común con un nombre tan elegante. Y he conocido a bastantes. Pero supongo que sí puedo equivocarme.

No sabía nada de los sangre común, por eso el fallo al inventar su nombre. En su castillo y en muchos otros sólo trabajaban mixtos y puros que habían decidido no seguir con el linaje perfecto. Si alguna vez un común llegaba a pisar el palacio real, según las circunstancias el castigo sería desde varias noches en el calabozo a exilio o incluso una condena de muerte.

Elsa jamás escuchó sobre la gran leyenda y realidad de las almas gemelas, y mucho menos sabía como funcionaban por lo que no sabía que el origen de su repentina calma y felicidad era gracias a la presencia del feliz chico frente a ella y a la conexión creada por una marca.

— Tu marca es muy bonita, bueno nuestra, pensé lo sabrías cuando apareció — El peliblanco soltó una carcajada al ver la gran confusión de la platinada.

— No, yo... lo siento no sé de que hablas.

Elsa estaba muy confundida, ella sabía mucho, pero no entendía nada de lo que el chico hablaba, por ello cuando el chico comenzó a hablar de es marca simplemente no entendía nada.

— Que eres mi destinada. Deberías saberlo en cuanto nos vimos, ya tienes tu marca — Menciona Jack apuntando la muñeca de la chica.

Elsa, cuando mira su muñeca queda aún más confundida, un copo de nieve del porte de la punta de su dedo índice apareció en el costado de su muñeca izquierda, justo en donde comienza su mano. Al sentir un movimiento de parte del peliblanco, Elsa levanta la mirada, encontrándose con la muñeca de Jack extendida en su dirección con la misma marca.

¿Destinado? ¿Qué era eso?

Jerarquías [Jelsa / Mericcup]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora