꧁ 𝑆𝑒𝑣𝑒𝑛𝑡𝑒𝑒𝑛 ꧂

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Rapunzel Antonella Corona era muy conocida y adorada en el reino de Arendell. Una princesa hija única de la hermana del rey Agnar, heredera al trono de Corona, la isla vecina a Arendell con quienes mantenían más tratados y alianzas a tal punto de que muchos los consideraban un mismo reino. Por esa razón, y el hecho de que Rapunzel se aburría demasiado sola en su castillo, la pelidorada había sido enviada por sus padres a Arendell, donde podría convivir y estudiar con su prima y además pasar tiempo con la doncella de la platinada, Anna, con quien se llevaba bastante bien.

Con 14 años era una chica bastante infantil, muy talentosa en ramas del arte como la escultura e instrumentos, pero definitivamente su actividad favorita y en la que favorecía era la pintura, las paredes de su habitación eran testigo de ello, es solo que cuando de estudios se trataba, las cosas iban en picada.

A la ojiverde las matemática e historia no le entraban en la cabeza, tampoco la química, biología o lenguas extranjeras más allá del Francés que a penas entendía, por ello constantemente debía recurrir a su prima o amiga, y como la platinada tenía estas constantes salidas secretas, solía recurrir a la pelinaranja para que le ayudara con las materias y así ser además de mejor reina, una persona menos ignorante y más sabia, cosa que necesitaría siendo una de las dos herederas que hay en la junta de los 9 reinos donde el resto son solo reyes y príncipes que miraban en menos a ella y a su prima solo por haber nacido como chicas y creer que por eso eran menos capaces.

— ¡Punzie, por aquí! — Escuchó la rubia al llamado de Anna.

Annabeth Flowers, mayor conocida como simplemente Anna, era mucho más que solo la protegida del rey y la dama de compañía de la princesa Elsa. Su padre era un importante guardia en el lugar, pero su madre, quien trabaja en los límites del reino y el bosque como curandera, era una híbrida de bruja, por ello la sangre de hechicera corría por sus venas, debido a esto, sus padres al momento de casarse ya hace 18 años atrás buscaron un lugar donde si algún día tenían un hijo podría vivir en paz, ahí fue donde escucharon de Arendell, reino donde la caza de brujas estaba prohibida. Ya instalados, su padre postuló a la guardia real y su madre creció en el negocio de medicinas naturales, cuatro años después, la pelinaranja nació meses después que la princesa Elsa y automáticamente el rey le ofreció protección especial y un hogar más seguro en el castillo lo cual le abrió muchas puertas en torno a su futuro.

Entre ellas, desbloquear nuevos sueños como convertirse en conejera real de Elsa, un cargo al que jamás habría podido aplicar si las cosas no hubiesen sido como fueron. Además que a pesar de ser una persona importante, se había ganado el respeto y confianza de la gente.

— Anna, gracias por ayudarme en esto.

— No te preocupes, punzie. ¿Te parece comprar algo de comida antes?.

Ya que Punzie tenía más permisos que Elsa a ella si que se le permitía salir del castillo, por ello en los momentos en los que supuestamente la princesa se encontraba en su habitación leyendo o como el rey dice "haciendo sus cosas de chica" , ambas chicas salían a estudiar y repasar las materias de la rubia en algún lugar del tranquilo pueblo de Arendell, normalmente en la cafetería del pueblo o el parque donde se encuentra una bella fuente.

Ambas amigas se conocían desde que eran pequeñas, el mismo día que Rapunzel llegó al castillo Anna la guió donde la heredera y se quedó toda la tarde junto a ellas, fue ahí cuando crearon un lazo irrompible entre las 3, a tal punto que conocían hasta sus más profundos secretos.

Hasta que Elsa se alejó un poco. Después ya quedaban solo ellas, a pesar de que Anna conoció a su alma gemela, Kristoff Bjorman, futuro guerrero y un mixto completamente embobado por la doncella pelinaranja. Se habían encontrado una vez que la pelinaranja fue a ver a su padre dar unas clases, Kristoff es uno de los alumnos y al momento de mirarse unas astas de reno aparecieron en el antebrazo de ambos, sin embargo, la pelinaranja nunca se lo ocultó porque sabía que entre ellas no tienen secretos.

Bueno, no tenían.

— Creo que vi a Kristoff por la esquina, espera un segundo, iré a saludarlo y vuelvo.

De pronto una extraña sensación inunda el cuerpo de la pelidorada, cosa extraña puesto a que usualmente quedarse sola en el pueblo le causa bastante ansiedad, además de que un olor cítrico llegó a su sentido del olfato. 

Decidió ignorar las palabras de Anna y en vez de ello siguió sus instintos y comenzó a correr por todo el mercado en busca del origen de aquel aroma, y por cada paso que daba su tranquilidad era mayor a la que jamás sintió.

Ella sabía que aquel aroma venía de su destinado o destinada, su madre le había contado miles de historias sobre ello y su padre solía desear que su alma gemela realmente fuera digna de ella, para ese tiempo ella solo quería a alguien que quisiera jugar con ella y tener grandes aventuras juntos, ahora deseaba que además de ello fuera su complemento, necesitaba a alguien quien la apoye a la hora de reinar y a la hora de vivir su vida de manera independiente, alguien que complete sus ideas y pensamientos, aunque debía admitir que tampoco le importaba tanto, para bien o para mal, las almas gemelas estaban hechas para gustarse y amarse mutuamente de manera inmediata.

¿Cierto?.

— ¿Dónde estás? — Preguntó al aire la rubia antes de voltear y chocar con un cuerpo terminando de bruces en el suelo.

— ¡Hey!, ¿Podrías ser más cuidadosa chica? — Dijo cierto castaño recogiendo una variedad de frutas que se habían caído de su bolsa. — Por lo rápido que ibas dudo que seas ciega, rubia torpe.

— ¡¿Disculpa?!

— Princesa, ¿está bien?. — Pregunta alguien acercándose a la escena.

Al escuchar eso el castaño levanta la mirada asustado por haberle gritado a alguien de tan alto rango, debido a esto sus ojos cafés se encuentran frente a frente con un par de bellas esmeraldas seguidas de un picor en la parte baja de su palma donde un bello sol, el cual reconoció como la insignia de Corona, aparecía como si de un tatuaje se tratase.

— Entonces... ¿La princesa de Corona es tu destinada?. — Pregunta Jackson guardándose una gran carcajada junto a la platinada.

Eugene había decidido contarles al par de albinos lo que había sucedido en el mercado que lo tenía tan irritado en cierta forma, claro jamás contó con que solo recibiría burlas de la parejita.

— ¿Y qué hiciste cuando te enteraste? ¿Te disculpaste? — Preguntó esta vez la menor de la cabaña.

— Salí corriendo y vine a casa como el cobarde y patético que soy ahora mismo. — Respondió el castaño mirando a la nada.

Mientras Elsa reía solamente podía pensar en llegar a casa y hablar con Rapunzel sobre el tema.

Definitivamente había sido un gran día para todos.

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Sé que he tardado pero como ya he explicado el colegio me tiene saturada, esta semana, debido a que la tengo libre, trataré de adelantar capítulos para ir publicándolos y tenerles capítulos para que pasen bien la cuarentena en casa y cuidándose.

Los quiero muchísimo. <3 y gracias por todo.

PD: En el siguiente capítulo habrá Mericcup.

Jerarquías [Jelsa / Mericcup]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora