Jerarquías [Jelsa / Mericcup]

꧁ 𝑇𝑤𝑒𝑛𝑡𝑦 ꧂

"𝑫𝒂𝒏𝒈𝒆𝒓𝒐𝒖𝒔 𝑾𝒐𝒎𝒂𝒏"

A estas alturas, 16 años, Elsa ya llevaba muchísimo tiempo conociendo al peliblanco, sus torpes movimientos, sus ojos color azul oscuro, su piel pálida, su cuerpo delgado y alto, todo de él la tenía encantada.

Durante los inicios de esto pensó por mucho tiempo que aquello del alma destinada que tanto escuchaba tontear a Hiccup, era simplemente una manera de engañarse a uno mismo de la miserable ironía que a muchos les tocaba vivir, especialmente a ella y el príncipe de Berk, y así sentirse mejor.

No obstante, el tenerle frente a frente, la prueba viva y latiente de esas "tonterías", le hacía sonreír por muchos ratos.

Ambos albinos caminaban de la mano entre gruesos troncos de los robles que rodeaban aquel bosque en el que estaban acostumbrados a merodear sin preocupaciones, los murmullos causados por el viento agitando cada rama y hoja del bosque, acompañados por el suave y armonioso canto de las aves, le hacían sentirse en una fantasía.

— Es asombroso — Soltó la platinada rompiendo el silencio tranquilo que mantenían segundos atrás.

— Lo es. — Afirmó el chico mientras buscaba a los alrededores arbustos de esas moras que tanto disfrutan comer ambos durante sus salidas.

Jack estaba algo disgustado, usualmente era un parlanchín y nadie podía callarlo, pero la simple idea de buscar sus bocadillo favorito lo tenía tan concentrado que limitaba sus palabras, logrando que las conversaciones fuesen casi simples monosílabos, pero entre ese disgusto, finalmente pudo divisar un arbusto de mora.

— ¡Mira por allá! — Señaló a la par que le hablaba a la chica asomándose y dando largos pasos hacia aquella dirección — Tiene muchísimos frutos, podría guardarlas en la cabaña y tener para salir varios días.

— Jack, ambos sabemos que te comerías todas antes de que venga de nuevo mañana, quizás hasta te trasformas en una mora. — Ríe Elsa al imaginarle con la piel morada y completamente redondo.

Mientras el peliblanco continuaba enfocado en recolectar cada una de las moras, Elsa se quedó absorta en sus pensamientos.

Sin quererlo se había quedado absorta mirando a Jack, observando atentamente cada detalle de él que le encantaba, admirando cada centímetro que constituía al ojizarco, sólo que esta vez no lo miraba de una manera tan tierna. Su cabello desordenado, su mandíbula marcada, su perfil definido, la manera en la que se marcaban levemente las venas de sus brazos cada vez que se acercaba a tomar una fruta.

Todo parecía estar en cámara lenta, hasta que su atención fue totalmente direccionada a su abdomen bajo cuando comenzó a sentir una leve punzada en el lugar. Segundos después sintió como su temperatura corporal comenzaba a aumentar notablemente hasta sentirse acalorada, al mismo tiempo su respiración comenzaba a pesarle, agitándose inevitablemente, llamando la atención del contrario quién al verla regresa en sus pasos rápidamente.