꧁ 𝐹𝑖𝑓𝑡𝑒𝑒𝑛 ꧂

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"𝑻𝒉𝒆𝒚 𝒅𝒐𝒏'𝒕 𝒌𝒏𝒐𝒘 𝒂𝒃𝒐𝒖𝒕 𝒖𝒔"ꕥꕥꕥ

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"𝑻𝒉𝒆𝒚 𝒅𝒐𝒏'𝒕 𝒌𝒏𝒐𝒘 𝒂𝒃𝒐𝒖𝒕 𝒖𝒔"
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— Brazos firmes Elsa, tú puedes. — Murmuró la bella platinada para sí misma mientras se encontraba con su prima y doncella, quienes la animaban a sus espaldas, practicando arquería en la parte trasera del castillo tratando de concentrarse.

Su padre se encontraba en una de esas extensas reuniones con el concejo real por lo que era el momento perfecto para practicar con alguna clase de arma y pasar tiempo con sus únicas amigas quienes se limitaban a mirarla y darle apoyo.

La princesa de Arendell se encontraba tan perdida en el gran limbo de sus pensamientos que simplemente no podía tener una postura decente al disparar las flechas o escuchar con claridad las voces de apoyo de Rapunzel y Anna, logrando que todas y cada una de las saetas den en las orillas o fuera de la diana.

— Una vez más, Elsie.

— !Tu puedes, prima!.

— Vamos, Elsa, otra vez. — Se dijo en un murmuro nuevamente.

No era capaz de concentrarse en absolutamente nada, solo deseaba que su bendito entrenamiento terminara, entrenamiento el cual se obliga a tener por al menos un par de horas ya que escasamente logra librarse de la supervisión de sus padres o guardias. De esa manera su doncella y prima irían a merendar y ella podría finalmente y con mayor facilidad dejar el castillo e ir a ver a Jack.

Deseaba con fuerzas poder ver a su destinado de una vez por todas. Ayer su padre la había retenido con la costurera de la familia todo el día para hacerle varios vestidos nuevos y 5 días antes de eso la platinada se privó de ir a ver al peliblanco ya que había llegado el momento del mes donde la cercanía al chico era algo arriesgada, por lo que ya extrañaba al joven peliblanco.

Elsa ya contaba con 14 años, ya era toda una adolescente bastante capacitada e independiente, independencia que incomodaba de cierta manera a sus padres cosa que no le importaba para nada, así mismo lo era Jack, quien a sus recientes 17 era aún más juguetón y divertido que antes, cosa que para la princesa era una rasgo bastante encantador.

Aquella personalidad tan liberal, agradable y natural del mitad brujo era lo que más adoraba Elsa del peliblanco, la hacía sentir en paz y feliz, y de alguna manera se sentía mucho más a gusto que en su propio hogar. Jack logró hacerla sentir como una persona real por primera vez en su vida, a diferencia de sus padres que la hacían sentir como una delicada muñequita dentro de una bola de cristal, que cada vez que se les antoja girar la manilla, ella debe bailar para satisfacerlos.

Últimamente pasaban más tiempo juntos que los años anteriores. Con el tiempo Elsa comenzó a perderle el miedo a sus salidas a escondidas, especialmente porque cando llegaba del bosque cualquier persona del castillo tardaba como mínimo 2 horas en comenzar a buscarla, además de que pedía su almuerzo más temprano para irse antes del castillo. Por más guardias que su padre le encargara no serán útiles mientras estén fuera de la puerta de su habitación y no con sus ojos sobre ella.

Este año en especial había sido especial para ambos, compartían momentos que ninguno de los dos jamás podría olvidar, compartieron risas y muchos atardeceres, y sobre todas las cosas que pasaron, la más importante era el descubrimiento de Elsa. Al principio el tema de las almas gemelas le pareció terrorífico y abrumador, pero luego de conocer a su destinado todo se había aclarado para ella. Elsa, sin dudarlo, podía asegurar que amaba con locura a su alma gemela, y sabía que lo amaría como nunca podría amar a nadie más.

Lo amaba y amaría como nunca podría llegar a amar a Hiccup.

La princesa incluso se había acostumbrado a volar con él por sobre la copa de los árboles en el bosque, sentir el viento en su cara mientras escuchaba la bella sinfonía que creaban sus risas juntas era muy especial, también acostumbran a patinar sobre hielo o tener guerras de bolas de nieve, de esta manera se divierten juntos y practican autocontrol.

Reír o estar abrazada con aquel chico era uno de los momentos más reconfortantes y cálidos que alguna vez vivió, cosa irónica debido a los poderes que comparten.

Sentirse tan amada y querida como Jack la hacía sentir era algo que no tenía precio.

— ¡Elsa! — Dijo una voz sacándola de manera inmediata de sus pensamientos en los cuales se había ido.

Sus dos amigas se encontraban mirándola atentamente. Anna con una expresión interrogante preguntándose que sucedía en la cabeza de la princesa y su prima Rapunzel tenía una disimulada sonrisa ladina, esto debido a que sabía por la situación que su adorada prima estaba pasando.

Ella sabía perfectamente que su prima había encontrado a su alma gemela, leyenda de la que supo por la boca de su madre media vida atrás a escondidas de su padre, además de que sabía que aquel chico la tenía en las nubes.

— Creo que es suficiente por hoy, primita. Ya pasaron 2 horas.

De manera apresurada la princesa corrió a su habitación para tomar lo necesario y salir del castillo. A esta edad más responsabilidades se le vienen encima por lo que salir a ver a Jack no era un lujo de todos los días.

Elsa atravesó el pueblo rápidamente sin siquiera observar su entorno evitando así distracciones. Solamente quería ver a Jack.

Al momento de adentrarse en el bosque (en el cual ya no se perdía), logró sentir como se agravaba la conexión compartida con su destinado calmando levemente la ansiedad que sentía por verle.

A pocos metros logró divisar la cabaña en la que Jack y su hermano se han estado quedando desde ya unos años y su primera acción al tener al peliblanco frente a ella fue abrazarlo delicadamente pero con todas las ganas acumuladas estos días, calmando por completo la ansiedad de estar junto a su amado.

— ¡Elizabeth! — Exclamó el mestizo sonriendo mientras volteaba para devolverle el abrazo a la chica.


Jerarquías [Jelsa / Mericcup]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora