꧁ 𝑁𝑖𝑛𝑒𝑡𝑒𝑒𝑛꧂

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𝑰 𝒘𝒐𝒖𝒍𝒅 𝒅𝒊𝒆 𝒇𝒐𝒓 𝒚𝒐𝒖"ꕥꕥꕥ

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𝑰 𝒘𝒐𝒖𝒍𝒅 𝒅𝒊𝒆 𝒇𝒐𝒓 𝒚𝒐𝒖"
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Es sorprendente como es que existen cosas que simplemente congenian a la perfección. Que encajan la una con la otra como si fuesen un mismo objeto separado al momento de ser puesto en la tierra durante la creación del universo, destinados así a encontrase, o eso es lo que Hiccup pensaba sobre él y su destinada. A los ojos color esmeralda, el castaño y la pelirroja eran simplemente dos piezas de un mismo rompecabezas, piezas que de ninguna manera jamás podrían ser reemplazadas, porque estaban diseñadas para encontrase.

La manera en la que los labios de cada uno se movían en una perfecta sintonía mezclada con las agradables y cálidas caricias era increíble provocando millones de mariposas y corrientes eléctricas a través de los cuerpos de aquellas almas gemelas.

Finalmente estaba pasando, se estaban besando, el príncipe lo disfrutaba sin remordimiento sabiendo que no sería hasta mucho tiempo después cuando esta situación tan gratificante para él se podría repetir, sin embargo no era lo mismo en la otra cara de la moneda. Mérida, a pesar de sentir un gran alivio y paz, esta era totalmente contradicha por sus sentimientos de miedo y culpa. 

Y tal vez fueron esos fuertes sentimientos los que atrajeron a una molesta rubia a la sala. 

— ¡¿Qué está pasando aquí?! 

— Condesa... — Murmuró Mérida con la respiración agitada sintiendo su corazón a punto de salirse del cuerpo.

— Astrid. — Dice el príncipe con un tono frío y cortante debido a la interrupción.

— Hiccup... ¿Cómo se te ocurre besarte con... esta? — Dijo agitando aquel abanico que combinaba a la perfección con su vestido de suaves telas — Aún más estando comprometido con la grandiosa princesa de Arendell.

— No me vengas con discursos morales, Astrid, menos si fue esta misma mañana cuando me llevaste el desayuno y me besaste diciéndome que jamás te importaría ser mi amante con tal de estar conmigo. — Habla el heredero con dureza y enojo mirando a la Condesa.

Mérida seguía en shock. La conversación, las caricias, el beso, la interrupción, habían sido demasiadas emociones para un corto lapso de al menos 5 minutos, además, se encontraba a sí misma completamente aterrada por lo que sucedería. La condesa era una joven de su misma edad que manejaba demasiado poder en el castillo, era hermosa, tenía un gran estatus social, manejaba dinero, personal y demasiados contactos, dándole el poder de arruinar la vida de cualquiera que se propusiese. Estaba segura de que era cosa de minutos antes de verse a ella y a su familia siendo expulsados de Berk.

— No puedo creer que tú, Dumbroch, seas tan fácil. Esperaba más de ti que una zorra ingenua. 

— ¡Astrid, cállate ya! — Grita Hiccup con una expresión que irradiaba furia, logrando que Mérida se sintiese más pequeña que nunca. — Háblale así de nuevo, y juro que encuentro la manera de encerrarte en los calabozos de por vida.

— Pero... 

— Y usted, señorita Dumbroch puede retirarse. — Al decir eso la pelirroja simplemente recoge sus lápices con velocidad y trotando se dirige a la salida donde la imponente voz del futuro rey la detiene. — Corra directamente a su habitación y no se detenga a hablar con absolutamente nadie.

Tras asentir y hacer una pequeña reverencia, la joven de rizos se retira y totalmente atacada a las ordenes de su superior, se va corriendo hacia su habitación.

El ambiente era pesado. La condesa, manteniendo su fuerza y orgullo de siempre se encuentra erguida y con una perfecta y elegante postura frente al príncipe de Berk, inspirando así confianza y dando a entender que no se siente intimidada por aquel chico frente a ella. El príncipe, actuando por primera vez como futuro rey, se cruza de brazos con una mirada gélida en dirección a la rubia frente a él.

Debía ser inteligente, encontrar el punto débil de aquella chica y explotarlo para salvarse él y a Mérida de la terrible situación en la que esa mujer los podría poner. Sabía la relación que tenía aquella chica con sus padres, en efecto, era la única razón por la que la Condesa vivía en el castillo

Su relación nunca fue excelente, sin embargo y a pesar de saber de la gran obsesión que sentía por él, Hiccup jamás se quejó de su existencia, pero ahora aquella mujer sabía algo que amenazaba a su destinada y eso era algo que no iba a permitir.

— ¿Qué piensas hacer? — Dijo el castaño sin demostrar sus nervios.

— Decirle a tus padres, obviamente. Esa cualquiera debió de haber estado fuera del castillo desde hace bastante tiempo. 

— No es una cualquiera, además te conozco Astrid, ¿Qué mierda quieres a cambio de tu silencio?

— A ti, cariño.

Hiccup a pesar de no haberlo visto venir, no se sorprendió. Calló unos minutos pensando en la manera de atacar a la condesa sin exponerse y protegiendo a toda costa a su alma gemela, hasta que encontró que la única manera de ganar esta batalla, era ser el heredero injusto y malvado que prometió jamás ser.

— Pues yo te tengo una mejor propuesta. Si usted está aquí, Condesa Hofferson, es porque yo se lo permito. A pesar de que a ojos de mis padres estás parada en un pedestal, yo lo estoy frente a los ojos de todos como príncipe heredero al trono de Berk. Si sigues viviendo en el castillo, que no deberías, es porque no me he quejado por tu comportamiento hacia mi persona, sin embargo, tu asquerosa obsesión conmigo no es secreto, mucho menos lo son tus ansias de poder que no te corresponde a pesar del título que tienes. Si yo ahora mismo voy donde mis padres alegando lo que me has dicho en la mañana, faltándole el respeto a la princesa de Arendell de paso, aunque cuentes esto, me creerán a mí y no a ti, porque yo no tengo razones para estar con Mérida, pero, tu tienes muchísimas para meterte en mis pantalones, por ejemplo, el trono.

— No sé de que estás hablando. — Dijo la Condesa entre dientes haciéndole saber a Hiccup que había logrado su cometido.

Caminó unos pasos hasta quedar justo frente a la rubia quien le miraba enojada ante su mirada de autosuficiencia sabiendo que la batalla estaba ganada.

— Lo sabes muy bien. Es tu decisión, Astrid, pero ten por seguro que antes de dejarte exponer a Mérida de alguna manera, te saco del castillo a patadas y sin título. — Sin decir más, camina hacia la salida con seguridad suficiente de que la condesa no hablaría.

Odiaba ser así. Odiaba atacar a la gente en sus puntos débiles en vez de tener una pelea justa. Odiaba usar su poder y posición social como argumento, y odiaba aún más amenazar a la gente, pero amaba a Mérida Dumbroch, y haría lo que fuera para protegerla.

Ella era su sueño inalcanzable, era su felicidad no importa lo lejana a él que estaba. Ella era su única alma gemela.

Y él, él haría lo que sea por su destinada.

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FELIZ AÑO NUEVOOOO <33

Aquí la actualización prometida, sé que tardé, pero entre problemas de internet, año nuevo, problemas con wattpad y pequeños bloqueos me costó sacar el capítulo, sin embargo aquí está.

Espero que les haya gustado, les deseo prosperidad y que tengan un muy buen año 2021.

Sin nada más que decir, a tomar por culo el 2020 y a esperar un mejor 2021 que no es muy difícil realmente.

Los amoooo <33

PD: Más tarde o mañana actualización de Bad Child ;)

Jerarquías [Jelsa / Mericcup]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora