Estaba anocheciendo y la temperatura descendía de acuerdo a la estación. Ese día, Alastor estaba organizando algunos papeles en su cuaderno sobre la mesa de la sala y se encargaba de anotar parte de la agenda del mes. Tal vez Anthony no se tomaba al pie de la letra las instrucciones de los trabajos y solía tener intenciones dudosas en cuanto algunas entregas que no realizaba, pero él se manejaba de otra forma. Toda su vida fue organizado y meticuloso. Y si estaba metido en esa mierda, al menos tenía que hacerlo bien, no tenía muchas opciones de todas formas.
—Me voy. No vendré en tres días.
Levantó la mirada con algo de sorpresa, el rubio se le quedó mirando desde el umbral de la puerta de la sala y quiso al menos avisar sobre su ausencia. Alastor dudó un segundo, arqueó una ceja con desconfianza hacia él. Estaba raro desde su último encuentro con sus hermanos, parecía fastidiado o enojado por algo, aunque era normal que no le contara que le estaba pasando porque nunca habían establecido esa confianza.
Desde que trató de acercarse a Anthony y él solo lo alejó, no volvieron a tratarse como siempre. La distancia era incómoda y apenas tenían trato. Le resultaba extraño porque no pensó que le afectaría, el rubio parecía de esa clase de persona que no era afectada por nada.
—¿Tres días? Mañana tenemos una entrega.
El moreno señaló su agenda, ajustó un poco sus lentes y trató de ser razonable. Al contrario claramente no le importaba, esbozó una sonrisa fingida y luego rodó los ojos con hartazgo. Llevaba un tapado rojo oscuro bastante largo y Alastor había convivido lo suficiente con él para saber lo que llevaba debajo, también para suponer a dónde iba y que haría en esos tres días.
Simplemente se preguntaba si era una forma de disfrutar su sexualidad o si era una especie de descargo cruel hacia su persona. El único dañado era Anthony en esa situación, también el único expuesto y el único que se vendía de esa forma para obtener escasos minutos de placer. El rubio echó su cabello hacia atrás, entrelazando sus largos dedos entre sus mechones. Había pintado sus uñas de negro y las sombras oscuras y corridas de sus ojos solo hacían resaltar el azul claro de sus iris.
Anthony le echó esa clase de mirada asquerosa que colocaba cuando asesinaba a la gente. Y Alastor no cambió su expresión neutra, era claro que algo le estaba molestando y quería desahogar esos sentimientos en las calles.
—Me importa una mierda. Puedes ir con Niss o con Molly, haz como que estoy muerto estos tres días.
No dijo mucho más, ni siquiera fue agresivo en realidad. Su tono fue directo y su voz no se mostró dudosa, volteó para darle la espalda y su paso se escuchó hasta abandonar el apartamento. El sonido de la puerta azotándose fue rudo y el moreno suspiró exhausto en respuesta, sentía que era un adolescente caprichoso. Pero no lo era. Podía cuidarse solo, no tenía por qué preocuparse tanto por él, además no era la primera ni la última vez que haría algo así.
Alastor continuó trabajando mientras las horas pasaban, se sirvió algo de café amargo y se concentró en los pedidos que estaba anotando, al igual que las fechas de las transacciones.
De vez en cuando pensaba en eso. Miró el reloj de aguja que colgaba a un costado de la pared de la sala, pasaban de la una de la mañana. Detuvo el movimiento de su mano al escribir y recordó los viernes, era una especie de rutina. Anthony se iba a bares o a cabarets para actuar de forma clandestina. Pero eran cosas de una noche... Cualquier interacción íntima duraba menos de una noche luego de cada presentación.
¿Tres días no era demasiado?
Enterró su rostro en una de sus manos. ¿Por qué pensaba en eso? ¿Por qué seguía recordando los preciosos ojos azules de Anthony en una situación como esa? Solo quería arrancarlos y comerlos. Lamer sus cuencas y tal vez morder sus labios hasta hacerlos sangrar.
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Born to Die [ RadioDust ]
FanfictionCaminando por las calles de la ciudad, ¿Esto es por error o decisión? Me siento tan solo, ¿Puedes hacerme sentir como en casa si te digo que eres mío? No me hagas sentir triste, no me hagas llorar. A veces el amor no es suficiente y el camino se tor...