Recorrió la piel de sus muslos desnudos, deslizó su nariz por su hombro descubierto hasta llegar a su fino cuello, aspiró su dulce aroma a perfume y besó la desnudez de su piel tibia. La pelirroja mordió su carne, subió una mano para tomar uno de sus senos y comenzar a estrujarlo entre sus finos dedos. Recostó el cuerpo de Vagatha sobre la cama, ella la observaba sin emociones, como si solo fuera un cuerpo insensible. Pero Cherri la aprisionó contra su pecho, delineó su delgada anatomía y bajó su rostro para besar sus labios.
Vagatha se dejó controlar, jadeó un poco cuando la contraria mordió sus labios y masajeó sus pechos con más fuerza. La pelirroja volvió a bajar algunos dedos para jugar con sus zonas sensibles entre sus piernas y cuando sus dedos llegaron, la morena gimió débilmente entre sus labios. Cherri se separó del beso, sonriendo perversa ante la mujer que tanto adoraba.
—¿Quién diría que eres tan sumisa?
Vagatha la observó detenidamente, algo agitada. No podía decir nada ante alguien como Cherri, solo dejarse tocar como si fuera una muñeca. Le desvió la mirada con incomodidad, porque no tenía ninguna clase de salida bajo sus circunstancias.
Golpearon la puerta varias veces y el intermitente sonido las hizo separarse. Cherri fue invadida por el mal humor, se levantó de mala gana y se vistió con ropa interior, con su lencería provocativa de siempre. Su piel era extremadamente pálida y sobresalía por las pequeñas pecas rojizas que cubrían sus hombros y demás porciones de piel. Era bastante descarada, no temía exponer su cuerpo ante cualquiera y enfrentaría de esa forma al idiota que había interrumpido su interesante noche con su mujer.
Caminó con fastidio hacia la puerta, mientras intentaba amarrar su largo cabello anaranjado. Vagatha tomó asiento en la cama y comenzó a vestirse sin cambiar su expresión carente de emociones, no se esperaba la visita nocturna.
La pelirroja abrió la puerta, bufó con hartazgo y se cruzó de brazos reposando su costado contra el marco de la puerta.
—¿Qué quieres, Charlotte? Arruinas la diversión.
La rubia de cabello corto clavó su tajante mirada hostil hacia esa impertinente mujer. A diferencia de la contraria que la recibía semidesnuda y sin ningún tipo de vergüenza, Charlotte estaba cubierta de ropajes negros que la hacían ver adulta y lúgubre. No respondió la pregunta, observó con rencor a Cherri y apretó sus puños con mucha impotencia debido a las situaciones que se seguían repitiendo a su alrededor.
La contraria largó una carcajada sonora, sonrió con burla hacia esa pobre tonta que parecía un robot que nunca podía responder o maldecir sin que Vagatha le soltara el bozal de perra obediente. Era una esclava patética. Cherri se giró hacia el interior de la habitación y le dirigió una divertida mirada a Vagatha.
—¿Cómo dejas que tu sirvienta tenga tantas libertades? Interrumpirnos fue grosero. Eres demasiado benevolente.
Cuando la morena escuchó que se trataba de Charlotte, se levantó de su lugar para dirigirse hacia la entrada y apartar a Cherri de su camino con delicadeza. Los ojos fríos de la rubia la miraron, reflejaban dolor, confusión y rabia. Vagatha se acercó a ella para posar una mano sobre su mejilla, se preocupó por ella. Algo debió suceder para que llegara a la habitación a esas horas de la noche.
—¿Qué sucede, bebé?
Charlotte agudizó su mirada hacia ambas. Contuvo sus sentimientos, sus enormes intenciones de estallar. La presión de su pecho y su angustia iban en ascenso, pero lo único que podía hacer era resistir.
—Estamos extendiendo el territorio y el licor está entrando a cada zona del oeste. ¿Cómo debemos proceder ahora?
Era solo una excusa y Cherri lo sabía, volvió a lanzar una grotesca carcajada de burla y sonrió de forma asquerosa y provocativa hacia la zorra puritana de Vagatha. Le daba repulsión y no planeaba disimular su rechazo hacia esa rubia.
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Born to Die [ RadioDust ]
FanfictionCaminando por las calles de la ciudad, ¿Esto es por error o decisión? Me siento tan solo, ¿Puedes hacerme sentir como en casa si te digo que eres mío? No me hagas sentir triste, no me hagas llorar. A veces el amor no es suficiente y el camino se tor...