En medio de un campo de concreto liso, algunas avionetas de carga aterrizaban sobre las amplias superficies al aire libre. Varios hombres se encargaban de bajar parte de las bolsas de mercancía y material proveniente de otros estados. Desde lo lejos, una mujer de cabello largo y rubio observaba la forma en como sus hombres trabajaban bajo protocolos normales. Ese día, ella debería acceder a confiar en un desconocido que fue recomendado por sus hermanos, no era la primera vez que trabajaba de esa forma, sería aburrido como de costumbre. Pero era una profesional, acataría órdenes y todo tendría una finalidad exitosa.
Escuchó un saludo a lo lejos, se giró hacia atrás y de encontró con su sonriente hermano y con un hombre que nunca había visto antes. La joven se acomodó algunos mechones de cabello rubio y sedoso y se ajustó el traje de colores claros, traía unos tacones altos y un maquillaje discreto y natural a diferencia de su hermano. Pero lo que más resaltaba de ella era su preciosa cabellera larga y sus ojos grandes y azules, era muy preciosa y siempre llamaba la atención de los hombres por su belleza.
—¡Ya era hora, Anthony! Te estaba esperando.
Avanzó hacia ambos y le echó una mirada precavida a Alastor, quien traía una expresión seria porque claramente odiaba estar ahí.
Todavía no podía acostumbrarse a ese mundo ni a sus reglas y lo peor era que Anthony prácticamente lo arrastraba con él a todas partes, fuera indispensable o no. El castaño comenzaba a creer que solo quería fastidiarlo. Al menos dejó de llevar ataduras o de ser amarrado, no iba a resistirse a esas alturas.
Aquel día, Molly pudo apreciar por primera vez el semblante particular de Alastor. Lo analizó de arriba a abajo, porque esa mañana se lo debería llevar con ella para poder trabajar en conjunto. Por desgracia, su hermano no iba a poder acompañarlos por tener otros temas que atender en la ciudad. Sin embargo, quería entregarle de primera mano a Alastor para que no se llevara ninguna clase de sorpresa. Le había contado sobre sus particularidades por teléfono, era todo un caso. Aún así, verlo accionar en vivo sería mucho más impactante que solo escuchar de lo que era capaz.
—Soy Molly, un gusto. Mi hermano me habló de ti, pero...
La joven rubia le sonrió y se acercó demasiado a aquel hombre. Alastor retrocedió por instinto, no sabía que esperar de nadie de esa familia. Pero no tenía ninguna mala intención. Ella percibió cada parte de su cuerpo, apreció la belleza de esos hombros firmes y ese rostro de galán de película. Parecía un caballero de esos que eran criados a la antigua, lucía como un hombre bueno y normal, tal como se lo describió Anthony. Molly llevó una mano a su rostro, capturó su mejilla y mordió sus labios color carmín.
—Eres mucho más atractivo de lo que mencionó.
La sonrisa de Anthony se borró.
Apartó la mano de su hermana de un brusco manotazo, le clavó una mirada celosa, posesiva y exageradamente enojada. Se acercó a Alastor y envolvió una mano con la suya, se atrevió a entrelazar sus dedos con los de él y el castaño lo observó espantado y sobre todo, perturbado por esa repentina cercanía cariñosa.
—Ni se te ocurra mirarlo, puta.
Le escupió el rubio a su hermana, destilando veneno a más no poder. Nadie se metía con sus cosas, él más que nadie era consciente de lo atractivo y apuesto que era Alastor. Por eso mismo, había decidido que jamás lo compartiría con nadie y que sería suyo para siempre. Fuera en cualquier tipo de término, fuera como propiedad o solo como un rostro bonito para presumir como compañero, él le pertenecía a Anthony y no había nada que discutir o negociar al respecto.
Molly bufó molesta, ellos se amaban mucho pero cuando se trataba de hombres, a veces tenían ciertos encuentros fuertes y peleas. Poseían casi el mismo gusto y la rubia no era menos promiscua que su hermano.
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Born to Die [ RadioDust ]
FanficCaminando por las calles de la ciudad, ¿Esto es por error o decisión? Me siento tan solo, ¿Puedes hacerme sentir como en casa si te digo que eres mío? No me hagas sentir triste, no me hagas llorar. A veces el amor no es suficiente y el camino se tor...