Entre sueños, la neblina grisácea se volvía cada vez más brillante, luminosa. Pero ese no podía ser el paraíso ni mucho menos, ya que cada acto pecaminoso cometido gracias a su propia voluntad le había garantizado un pase al infierno.
Sin embargo, ese sueño parecía ser un pedazo de cielo, su cuerpo flotaba y se sentía más ligero y difuso que una nube. Sus ojos se empañaron y su vista se volvió borrosa, esa tenía que ser una especie de confusa señal. Porque la luz de su alrededor comenzó a descender y el foco de oscuridad se dividió y envolvió su cuerpo como si se trataran de cientos de sombras que lo privaban de su libertad. Sostuvieron sus brazos y el resto de su anatomía, lo dejaron sin aliento y lo ahogaron presionándolo fuerte en cada extremidad.
Cada cicatriz sobre su cuerpo ardió como si navajas de metal estuvieran arrancando su piel y enterrándose en lo más profundo. Y cuando observó la forma de correr de sus fluidos rojos y brillantes, pudo analizar con detenimiento el reflejo de su rostro sobre el charco de su propia sangre. Y esa persona en el reflejo no era él, no podía ser él. Se trataba de un espectro sonriente de cabellos rojos y ojos demoníacos y desorbitados.
De repente, la pesadilla comenzó a perder todo rastro de estabilidad. Y la neblina gris cubrió su vista y su mente. Los sentidos de su cuerpo comenzaron a ser recuperados. Estaba seguro de que esa tortura era el fruto de su pecado y ese demonio era parte de su oscuridad personal. Era el mal que lo agobiaba antes de enterrar su cuchillo en seres humanos con intención de arrebatarles sus vidas y devorar su carne, la depravación materializada en un ser astuto y sonriente. Era el reflejo de su alma en el estado más puro del plano existencial.
Ansiaba con todas sus fuerzas abandonar ese terrorífico sueño. Supo entonces que desde su perspectiva, la luz volvió a su rostro y un ángel empezó a formarse delante de él.
Estiró su mano y tomó su mejilla con su palma, con dulzura, cariño y con mucha necesidad de que fuera real y se convirtiera en su salvación. Estaba deslumbrado por el brillo azulado de sus orbes y fascinado por la incontenible luz que residía dentro de su cuerpo. Los ángeles podían dormir con una expresión pacífica como esa, era una belleza natural y delirante, casi sin sentido alguno.
—Tus ojos... son...
En la misma realidad, el rubio se acomodó un poco sobre su lugar y cuando alzó la mirada al notar los movimientos de Alastor sobre la camilla del hospital, levantó su cabeza con somnolencia y cansancio. Estaba sentado a un lado de él, pero había reposado su cuerpo a su costado sobre las sábanas que lo cubrían y se había quedado dormido por escasos minutos debido a todo el tiempo que había estado esperando que despertara.
Pero cuando Alastor estiró su mano en un extraño estado entre los sueños y la realidad, capturó su mejilla y ese movimiento fue totalmente impredecible para él. Anthony abrió sus ojos, atónito, y tembló sin control, estaban muy cerca. Sus grandes ojos sin maquillaje se le quedaron mirando, el moreno apenas y estaba despertando de su sueño.
—Son preciosos.
Eso fue todo para Anthony. Sus mejillas ardieron debido a las fuertes pulsaciones de su corazón y sus labios temblaron. Nunca se sintió de esa manera antes, nunca se mostró tan vulnerable ante ningún otro hombre. Y ahí estaba, nervioso y sintiéndose pequeño y totalmente expuesto ante una simple caricia suave y gentil. Sus latidos estaban a punto de atravesar su pecho, ¿Qué le estaba pasando? ¿Eso era lo que se sentía cuando alguien robaba tu corazón?
El calor invadía todo su cuerpo, pero no podía retroceder. Nunca tuvo esa clase de sentimientos por nadie, nadie lo había desarmado de esa manera. Se sentía como un adolescente perdido e inseguro ante cada paso que daba. Su respiración se agitó, apretó sus labios por inercia y desvió su mirada, sintiéndose demasiado cohibido. No sabía qué hacer, esas emociones nuevas daban auténtico terror por lo fuertes e incontrolables que eran.
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Born to Die [ RadioDust ]
Hayran KurguCaminando por las calles de la ciudad, ¿Esto es por error o decisión? Me siento tan solo, ¿Puedes hacerme sentir como en casa si te digo que eres mío? No me hagas sentir triste, no me hagas llorar. A veces el amor no es suficiente y el camino se tor...