Capítulo 20

167 24 5
                                    

-Misión cumplida. -dije sonriendo y mirando a ambos lados.

-¿Como que "misión cumplida"? -pregunta Erick.

-Ellos se gustan, ¿es que no se nota?

Levanta los hombros haciendo saber que no lo sabía.

-Vaya. ¿Jugamos? -pregunto.

-¿A que? -pregunta Erick.

No se, a cualquier cosa.

(...)

Pasaron semanas, ya estábamos en enero.

-Por fin te tendré todos los días.

-Ay, si, mi amor, y me ayudarás con las tareas de la casa.

Se le borra la sonrisa, eso suena a disco rayado.

-No, Aitana, no, no tengo trabajo, y me dices que te ayudaré con las tareas de la casa. Ya no me quieres.

Enarco una ceja mirándole con una minisonrisa.

-Mírame, si no vas a hacer tareas conmigo despídete de "te tendré todos los días para mi solo".

-Siempre tienes algo que usar contra mi.

-Si, soy muy lista. Entonces, ¿que me dices?

-Vale, si, pero estoy enfadado.

-Lo que tu digas mi amor. A ver, ¿que haremos hoy? -dije mirando la lista. -Disfrutar un día.

-Uuu, me encanta como suena eso de "disfrutar".

-A mi también.

-Si, y dime de que se trata.

-Esta primera lo hice para ti, así que tu mandas.

-Bien.

-Bien, ¿y que quieres hacer primero?

Me mira pervertidamente. Oh no.

-Antes de que digas algo...

-¡Cinco rondas! -me interrumpe.

-¿Que significa "cinco rondas"?

-Ay -suspira -haciéndote la santa.

-No, en serio, ¿que significa?

-Cinco rondas, toda la noche.

-Eso me recuerda a que tengo que ir con mis amigas a un lugar -dije queriendo escapar.

-Ay, yo mando, así que hoy haremos cinco rondas, o seis si discutes.

-¿Que?

-No discutas.

-Me vas a romper todo, que loco.

-Que no discutas -dijo mirando la tele.

-Erick, escúchame cuando te hablo.

-No puedo estoy soñando despierto. -le recojo la baba y se lo meto en la boca.

Agarro su camiseta y la uso para limpiarme el dedo.

-Cariño.

-¿Mm? -me mira.

-Me quieres.

-Si.

-Me adoras.

-Si.

-Entonces ¿por que no me llevas a comprar?

-Será otro día, tú sabes que te quiero mucho. Ahora bésame.

Le besé y este no para de comerme la boca. Cuando nos separamos, me siento en sus piernas, paso mi brazo por su cuello y lo aguanto con mi otra mano y vuelvo a besarle.

-Pensándolo bien, estaría bien eso de tener diversión. -dije.

-Lo se, siempre tengo razón.

Me levanta y se va caminando hacia la habitación.

-A tener nuestra noche se ha dicho. -dijo él.

-¿Aló ambulancia? -rió.

Entramos en su habitación, cuando me deja en su cama vuelvo a hablar.

-Aló policia, le llamo para informarle de que el hombre mas guapo del mundo se ha escapado, vengan a detenerlo.

-¿Es un pecado amarte?

-No se, pero lo que si se es que es un pecado ser el mas guapo de todos -dije mirándole a los ojos.

-Puede, quien sabe. -dicho eso se inclinó a mi y me besó.

De mis labios bajó a mi cuello, lo succionó y luego lo lamió dejando chupetones morados. Los chupetones llegaban hasta mis tetas, me había hecho uno en el pecho.

Sacó mi pijama y mi sujetador y pasó su lengua por mis pezones jugando con estos. Ellos ya estaban erectos, empezó a tocarlos con sus pulgares, luego volvió a meterlos y esta vez los chupaba.

Yo solo podía gemir, y eso le excitaba, bajó mis pantalones y tocó mi vagina por encima de las bragas empezó a apretarlo, arqueé la espalda, me encanta lo que hace.

Una Vida Contigo | Erick Brian ColónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora