Capítulo 11

226 23 4
                                    

Iba de camino a la salida y me vuelvo a encontrar a Valentina, esto no es posible.

-Erick -dice mi nombre como si fuéramos a luchar.

-Valentina -le sigo el juego.

-Gracias por dejar mis tacones en objetos perdidos.

-De nada.

-¡Era sarcasmo!

-Vale. ¿Me dejas? -pregunté exigiendo pasar.

-Si, después de que me digas si te gusta mi coleta. -se lo toca.

-Oh -sonrío dulce y falsamente a la vez -Es una monada y me lo voy a ¡quedar! -le arranco la cola.

-¡Ah! Me has arrancado la cola de raíz.

-¿Quien iba a decir que tu pelo no era natural? Es artificial.

-¿Pero como has podido?

-Chao, caballo. -me despido de ella y salgo de la empresa.

Me meto en mi coche y conduzco. Al llegar a casa, abro la puerta y voy directamente a mi habitación.

-¿Erick eres tú?

-Si.

-¿Que tal?

-Bien -digo sin ánimos.

-¿Pasa algo?

-No.

-¿Seguro?

-No, Valentina es una pesada.

-¿Otra vez ella?

-Bueno, hoy a sido mejor que los demás.

-¿Por que?

-Siéntate y te cuento.

Se fue a sentarse en el sofá y yo le seguí

-Cuando entré en mi oficina, al girarme vi a Valentina ahí. Me dice que si hacemos sexo me dejaría en paz.

-Oh -puso su mano en la boca.

-Accedí -sus ojos se cristalizaron -Me dijo que le desvistiera y empecé por los tacones, los cogí y fui a tirarlo en objetos perdidos. Mas tarde cuando iba saliendo para llegar a casa me encuentro con ella otra vez - hablé rápido antes de que empezara a llorar -Me dice que opine de su coleta, le dije que era una monada y me lo iba a quedar -dije mas tranquilo -Le arranqué la cola de su cabeza.

-¡Erick! -se asustó.

-Tranquila, era artificial.

-Ay, casi me matas del susto -dijo con su mano en su pecho. -¿Y luego que pasó?

-Nada, entré en mi coche y me vine para aquí.

-Uf, por poco y me matas. Pero me alegro, así sabrá que tienes dueña -se puso encima de mi.

Me acaricío y me besó, yo paseé mis manos por todo su trasero y lo apreté.

-Vale, ¿que hacemos? -me pregunta.

-¿Que quieres hacer tú?

-Mirar películas.

-Mm.

-¿Que?

-Podíamos hacer otra cosa divertida.

-Si, podemos ir al cine, y luego ir a comer. Invitas tú. -se levanta.

-No, otr...

-¡Gracias! -se fue corriendo.

-¡Ay, las chicas estáis locas! -grité cayéndome lentamente al suelo desde el sofá aburrido.

Claro que están locas, Valentina está loca, mi novia también, ¿entonces? Pff.

-A vestirse se ha dicho. -dije una vez levantado.

Caminé hacia mi habitación, entré en el baño y me di una ducha. Al terminar me vestí atractivamente, como siempre, miré al salón en busca de Aitana pero no estaba.

-¡Las chicas sois muy tardonas! -grité para que me escuchara.

Fui a la cocina a por un vaso de agua, salí al salón y me quedé mirando la tele.

-¿Decías? -me giré y ahí estaba Aitana posicionándose sensualmente con una sonrisa.

Dejé caer mi vaso de cristal, que aún llevaba agua, tenía la boca abierta y no podía quitar mis ojos de ella.

-A... Ai... tana... Aitana, que pivon -dijo acercándose.

-Lo se -me miró con su sexy sonrisa.

Me acerqué a ella y la besé.

-¿Y si cambiamos la salida por sexo?

-No, ya estoy vestida.

-Bien, salimos.

-¿Y el vaso de agua? -me recuerda ella.

-Vale, lo limpio -dije estresado.

Después de recoger los minicristales del suelo salimos hacia mi coche y entramos. Empecé a conducir y en eso mi móvil vibra, lo saco de mi bolsillo y me fijo en el número, paró el coche y contesto, pues el semáforo estaba en rojo y tenía tiempo de contestar.

-¿Hola? ¿Quien es?

-Hola, soy yo de nuevo, Andrea Méndez, le llamo para preguntarle si va a venir o no, porque me dijo a las cinco, y ya dado las cinco y no está aquí.

-Ah, si, voy por allá, se me olvidó, perdón.

-No se preocupe, hasta luego.

-Adiós.

-¿Que pasa, donde tienes que ir? -me mira preocupada.

-El trabajo. Tengo que rellenar algo, un formulario, no se.

-Ah, ¿vais a ir?

-Claro que si. ¿No te molesta? -pregunté ya que no volvió a hablar.

-No, no, en absoluto.

Por como lo dijo supe que hablaba en serio.

Volví a conducir, y llegué hasta ahí.

-¿Quieres quedarte o venir?

-Me quedo.

-Vale, vuelvo en un segundo. -salí del coche y me fui hacia donde tenía que ir.

Una Vida Contigo | Erick Brian ColónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora