Capítulo 30

161 16 3
                                    

Volvió a tocar, sentí que con las patadas que daba podría derrumbar la puerta. Y no se porque, pero siento que la puerta se romperá, le está dando mas fuerte y no tengo ni idea de lo que es.

-¡Maldición, Erick, abra!

-¡¿Quien eres?! -pregunté, no quería hablar la verdad.

-Abre, no entenderás -volvió a darle fuerte a la puerta.

Sentí como se iba a salir de su sitio, un golpe mas y cae al suelo. Hubo un momento en donde no escuché ningún ruido, me alteré mas que antes, luego oí un golpe que hizo que la puerta cayera. Y vi al tipo finalmente, aunque llevaba gafas oscuras y estaba calvo.

-¿Quien eres? -pregunté de nuevo.

-He venido a matarte, Erick.

-Q... ¿por qué?

-Ordenes del señor Camacho. -me apuntó con el arma.

-Debería haberlo sabido antes.

Cargó el arma y estaba apunto de disparar, y lo hizo, pero yo la esquivé, ahora mi corazón esta latiendo a mil por hora. Me acerqué a él y le di una patada a su mano haciendo que su pistola caiga al suelo, él lo iba a coger y le di una patada en la cara.

-¡Aah! -se quejó.

Me acerqué a él y le empecé a dar puñetazos en la cara, ni yo mismo sabía que hacía, ni como lo hacía. Sangre empezó a salir de su cara, no se porqué pero los puños no me duelen, me siento muy fuerte.

-Dime donde se encuentra Aitana. -ríe.

-No te voy a decir donde está.

-Dime donde está o puedes irte despidiendo de esta vida.

-Claro, un placer.

-¡Donde está, Aitana! -repetí gritando.

Las sirenas de la policía invadieron el hotel.

-Puedes elegir, dime donde está Aitana y te dejaré escapar, o... que te pille la policía.

-Primero muerto -levantó la pistola y se apuntó.

-Espera, ¿que vas a hacer?

Apretó la gatilla y este murió de un disparo.

-¡Nooo! - caí de rodillas. - ¡Nooooo!

Mi única esperanza de saber donde está Aitana se desvaneció.

-¡Noooo! -comencé a llorar.

Los policías subieron y llegaron al cuarto, me levantaron y me alejaron del cuerpo, yo seguía gritando, no puede ser, no podía ser. Los policías me esposaban, y ahí fue cuando reaccioné.

-¿Que es lo que pasa? ¿Por que me esposan?

-Está arrestado por asesinato.

-¿Que? No... yo no lo maté, se mató solo, miren el arma.

-Si, si, cuénteselo al juez.

-¡No pueden hacerme esto, mi novia está secuestrada en manos de un matón, por favor, ayúdenme, no puedo ir a la cárcel!

Llegamos a recepción donde había mucha gente mirándome y grabándome.

-¡Ayúdenme, por favor, yo no he hecho nada, soy inocente, soy inocente!

-Tiene derecho a permanecer callado.

-¡Noooo!

Una Vida Contigo | Erick Brian ColónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora