Capítulo 25

145 15 2
                                    

Un policía nos separó y el otro policía estaba que echaba humo, quería sacar incluso su bate.

(...)

-¡Aghh! -tiré la silla al suelo rompiéndola.

-Sabes, estás rompiéndolo todo -me dice el jefe.

-Y tú serás el siguiente. -le amenazo.

-Oye tranquilo, yo no puedo ayudarte, pero tampoco destrozando mi bar podrás arreglarlo.

-¡¿Y que quieres que haga?! ¡Mi novia ha sido secuestrada, y nadie piensa ayudarme! ¿Pero de que coño vais en esta ciudad?

(...)

-¡Richard! -grité llorando.

Seguía en el suelo, desde que me dejaron sola no hice mas que gritar y llorar, si tan solo Erick no me hubiera traído aquí...

-¡Richard, déjame salir! -seguí llorando.

Nadie me hacia caso, por mas que gritaba, yo no lo entiendo, si le gustas a alguien debe hacerte feliz, ¿no? Pues no me siento nada feliz.

(...)

Saqué mi teléfono y la llamé, sonaba pero no contestaba, espero que no le haya hecho nada, porque se enterara de quien es Erick Brian Colón, si le pasa algo a ella, juro que le mataré.

(...)

Sentí un cosquilleo en mi barriga, era mi teléfono que sonaba, ahora ¿como lo saco para contestar? Seguro que es Erick, estoy atada y no puedo moverme, y me estoy desesperando por contestar PERO ES QUE NO PUEDO.

Grité, me desahogué gritando, no podían escucharme así que podía hacerlo.

-¡Quiero contestar la maldita llamada! -dije con el pañuelo en la boca.

(...)

-Maldita sea contesta -me estiré de los pelos.

Llevaba una hora caminando de aquí para allá esperando a que Aitana contestase PERO ES QUE NO CONTESTA. Dios, me estoy asfixiando. Maldita sea, maldita sea, maldita sea.

-¡Maldita seas Richard!

(...)

-No la dejen salir, nunca, ni a ningún sitio, se va a quedar en esa habitación por el resto de su vida, no puedo perderla, no de nuevo.

-Si, señor.

-Y ahora, ve a vigilarla, ve a ver que hace.

-Si, señor.

(...)

-¡Aaaaahhh! -grité. -¡Aaaaah, aaaahhh! ¡Sháquenme d'aquí! -grité todavía con el pañuelo en la boca.

Entró el mismo hombre que me trajo en esta habitación, se quedó haciendo seguramente, guardia cerca de la puerta.

Mi móvil volvió a sonar.

-¿Que haces ahí parado? Ven a sacar mi móvil, tengo que contestar. -dije con el pañuelo en la boca, pero esta vez articulé bien las palabras.

No habló, solo hizo caso, parecía desinteresado. Contestó la llamada y la puso en manos libres.

-¡Aitana! ¿Aitana? Llevo todo el día localizándote, ¿donde estás? ¿Estas bien?

-Si, mi amor, estoy bien pero no se donde estoy. Solo se que es un edificio grande.

-¿Si? ¿Y seguro que estás bien? ¿Te han tocado? ¿No, verdad? Porque si es así...

-Tranquilo. Solo quiero que busques la forma encontrarme.

-Para eso tienes que darme más detalles. En Nueva York hay muchos edificios.

-Es que no se..., está lejos del restaurante que fuimos. N... no se nada más, sólo se que por dentro es horrible -dije mirando a cada lado con asco.

El guardia rodó los ojos. Borde, ni siquiera estaba hablando con él. Estúpido miserable.

-Por favor Erick, sálvame.

-Lo haré princesa -el hombre cortó la llamada.

-Oye -le miré enfadada. -¡Celoso! -hice un puchero.

(...)

-¡Aitana! ¿Aitana? -miré el móvil y había cortado.

Ay Dios, por favor ayúdame a recuperar a mi mujer, por favor. Quiero recuperarla para no volver aquí nunca más.

Salí del restaurante echando humos y me subí al coche, fui a un hotel cerca y me alojé, llegó la noche y yo seguía pensando en Aitana, un día sin ella es lo peor.

Me senté en el borde de la cama, bajé mi cabeza y puse mis manos sobre esta, llorando. Si, llorando, hace muho que no lloraba, y exactamente la última vez que lloré fue por ella.

Y ahora, igual, esa chica no sale de mi cabeza, me tiene a sus pies, estoy loco por ella, y ahora no está aquí, está secuestrada por un maníaco y no tengo el apoyo de nadie. Absolutamente nadie. Que triste, y que pena.

(...)

Amaneció, casi no pegué ojo, ya era el día siguiente cuando el sueño me venció y dormí. Salí del hotel, encendí mi coche y fui por la ciudad preguntando por Aitana, enseñando una foto de ella en el móvil.

Después de hacerlo mil veces decidí parar y llamarla. La llamé unas cuantas veces y saltaba el contestador. Ya no se ni qué hacer, solo hace un día que pasó esto y ya me estoy volviendo loco.

-Por favor, Aitana, necesito encontrarte -susurré.

Siento haber faltado una semana entera, mi móvil no funciona, la pila se ha agotado y se apaga mientras lo uso, y ni siquiera llega a 15%, no les pasa? :( Ya me ha pasado dos veces que escribia una novela y se me apaga mientras escribo, y de colmo no se guardó lo que escribí, justamente la primera vez que me pasó fue en la primera temporada de esta novela, la segunda, obviamente es esta. :( Espero tener un cap mañana, sino, intentaré escribirlo con mi laptop :|💙

Una Vida Contigo | Erick Brian ColónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora