Capítulo 8.

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Las noches en Tokio podían ser frías si no salías con un abrigo. Los habitantes de tan moderna ciudad, sabían que siempre se debía salir de casa con un abrigo si se pensaba volver a casa hasta tarde, pues incluso en verano podía llegar a sentirse aire frio a altas horas de la noche.

Sakata Gintoki sabía muy bien esto, por eso siempre salía de su hogar con una chaqueta ya sea puesta o guardada en su mochila, pues cuando terminaba su trabajo ya era de noche y tenía que volver a casa caminando entre las calles frías. Siempre solía quejarse, pero en realidad no le molestaba tanto, sabía que tenía suerte de que su turno terminara a las 9, pues algunos chicos de su edad no tienen tanta suerte en sus empleos de medio tiempo. Afortunadamente, él pudo encontrar un lugar donde sus jefes fuesen razonables.

En un par de meses se cumplirían tres años desde que comenzó a trabajar en el restaurante de ramen Hokuto Shinken, donde trabajaba como ayudante, encargándose de labores, desde la limpieza y la entrega de pedidos a domicilio, así como también ayudaba a atender a los clientes cuando el lugar se llenaba. El lugar era dirigido por un dúo padre-hija y contaba con otro empleado además de él. El jefe era un hombre atento y considerado con muy buen humor, entendía que sus empleados eran estudiantes y por eso mismo los dejaba salir al dar las 9.

Así que sí, Gintoki no tenía un horario de trabajo muy complicado, al menos no entre semana, pues los fines de semana se repartía los turnos con Ikumatsu, la hija del dueño y su compañera de trabajo, era por eso que en esa noche de domingo, eran las 11 PM y recién iba caminando a casa.

-Tsk, maldición. ¿Por qué hace tanto frio? – Se quejó hundiendo sus manos en los bolsillos de su chaqueta de color rosa, la misma que en un pasado fue blanca, pero mutó gracias a Zura y a la camisa de Takasugi.

La realidad era que ni siquiera hacía tanto frio, pues apenas estaban a mediados de verano, pero eso no le impedía quejarse. El clima no era lo que le molestaba, lo que en verdad le hacía enojar, era imaginarse que a esa hora sus amigos debían estar cómodos durmiendo en sus camas, mientras él apenas iba a casa.

-Estúpido Zura, estúpido Takasugi, muérete Tatsuma – Sí, de entre todos, a quien más rencor le guardaba en esos momentos era a su buen amigo Sakamoto, pues era el único que no trabajaba en fin de semana.

No le molestaba salir tarde ni tener que caminar a casa en medio de la noche, pero sus nervios se crispaban al imaginar al otro trio de idiotas descansando como él se merecía. Todo el camino fue de bufidos y maldiciones leves en contra de ellos, hasta que finalmente llegó a su edificio.

El edificio al que se mudaron, constaba de 5 pisos y en cada uno había cuatro departamentos, pues todos contaban con cuatro habitaciones. Al ser una zona escolar cercana a una gran universidad, la mayoría de los inquilinos eran estudiantes que compartían casa con amigos o desconocidos. No había elevador por lo que el único medio para acceder eran unas escaleras de concreto tapizadas con baldosas negras, el primer piso estaba habilitado como una cochera y la entrada, la cual constaba de una pequeña reja y una puerta de metal, la cuales se habrían con una misma llave. No era un edificio muy lujoso en realidad y la mejor prueba era la entrada, pues la mayoría de los edificios actuales se habrían introduciendo un código en el intercomunicador.

No era el lugar más lujoso del mundo, pero no era algo que a Gintoki le importara y sabía que a sus amigos tampoco, ni siquiera a los que habían vivido toda su vida en amplias casas llenas de lujo. Era lo que podían pagar entre los cuatro, así que estaba bien, eso era lo que pensaba. Al menos hasta el momento en el que tras buscar un par de veces la llave en sus bolsillos, no encontró nada.

Departamento J4 - GintamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora