Capítulo 19.

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Katsura Koutaro amaba su trabajo.

Siendo un joven que disfrutaba de la paz, la armonía y la tranquilidad, su trabajo como empleado en una pintoresca florería le hacía muy feliz. El dulce aroma de las frescas flores y sus resplandecientes colores, le transmitían una sensación tranquilizadora y reconfortante que alegraban sus días y hacía menos pesadas las largas jornadas de trabajo combinadas con el estudio. Su trabajo le gustaba tanto, que no le importaba trabajar en un sábado como ese.

Se consideraba muy afortunado por haber conseguido ese empleo. El ambiente era estupendo no sólo por la ambientación del local, existían también otros aspectos que lo hacían el trabajo ideal para él. Empezando por los horarios, pues trabajaba tan sólo 4 de los 7 días de la semana, aunque su horario del fin de semana ocupaba prácticamente todo su día, pero aun así consideraba que su horario laboral era bueno, pues le permitía ocuparse debidamente de sus estudios.

El segundo aspecto que hacía agradable su lugar de trabajo eran sus jefes, pues se trataba de una pareja de ancianos bastante amables y comprensivos. Como empleado, su deber era cuidar de las flores y plantas, preparar pedidos como ramos o pequeños arreglos florarles y algunas veces hacer entregas a domicilio.

Por supuesto, disfrutaba de cada una de sus tareas como empleado, realizando cada una de la mejor manera posible, particularmente disfrutando tratar con los clientes.

Al ser un negocio de ya más de tres décadas, contaba con una clientela habitual, en su mayoría mujeres mayores que iban por flores ocasionalmente y se quedaban a charlar un rato o personas del área que pasaban a comprar alguna planta o flor. Koutaro siempre fue alguien social y educado, así que atender clientes le era muy fácil y las pequeñas charlas que tenía con ellos le ofrecían un respiro. Le encantaba especialmente atender a clientes que iban por un regalo de cumpleaños o de aniversario, pues estos siempre tenían una historia que contar y a él le gustaba escuchar.

Preparar un gran ramo de rosas o un arreglo de varias flores hermosas con un destino romántico, le causaba una sensación de satisfacción. Sentía que de alguna forma, al preparar el regalo de flores de la mejor manera posible, ayudaba un poco a que esa pareja fuese feliz.

Sí, atender clientes y hacer arreglos florales para ellos, le gustaba mucho pero, en especial si eran los clientes de siempre, pero claro, también existían los clientes de una sola vez o los que rara vez entraban al local.

-¡Zura! ¡Vinimos de visita! -.

Esos tres que entraron justo a ahora, pertenecían a ese pequeño estrato de clientes inusuales.

-¿Chicos? ¿Qué están haciendo aquí? – No pudo contener su sorpresa al ver a sus tres amigos en su trabajo.

-Pasábamos por el lugar y pensamos en hacerte una pequeña visita – Respondió Gintoki con una media sonrisa como saludo.

-¿Los tres juntos? – Katsura sospechaba porque era muy extraño ver a esos tres paseando juntos, especialmente porque Gintoki y Takasugi también tenían trabajo el fin de semana.

El horario de trabajo de Gintoki variaba en sábado y domingo, pues se repartía turnos con sus compañeros por lo que la mayoría de las veces, no sabía cuándo le tocaba trabajar sino hasta el viernes en la noche. Al parecer, tenía libre ese sábado.

-Cada quien tiene sus compromisos, simplemente salimos al mismo tiempo por casualidad – Respondió Takasugi en un tono estoico que escondía muy bien el fastidio que sentía por haber sido arrastro por el par de esponjas.

-Oh, es eso... – Ahora tenía más sentido que estuviesen allí juntos - ...Y... ¿Necesitan algo? -.

No mal entiendan a Katsura, por favor. No le desagradaba tener a sus amigos allí, en realidad le gustaba que lo visitaran pero le parecía muy extraño, puesto que eran pocas las ocasiones en las que ponían un pie en la florería y la mayoría de las veces era porque necesitaban un favor.

Departamento J4 - GintamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora