Capítulo 44: ¿Dónde en el mundo está Logan Patterson? (Parte 1)

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Pov Omnisciente

¿Quién diría que el presentimiento de Burrell no era en vano?

Su conexión con Logan era tan grande, que podía presentir que algo no estaba bien. Prefería mil veces que fuera algo sobre la fiesta, pero terminó siendo todo lo contrario.

¿Dónde está Logan? Esa es la mayor interrogante.

¿Estará bien? ¿Lo habrán herido?

O peor aún, ¿estará...muerto?

La pelinegra no podía con tantas preguntas taladrando en su mente. Sentía que cada segundo parada en esa fiesta, era un momento valioso que se perdía. Logan corría en peligro y esta vez su vida estaba en prenda.

―Algo malo tuvo que haberle pasado, es que no se me ocurre otra cosa―dijo toda nerviosa caminando de un lado a otro casi en el mismo lugar.

―Debemos tranquilizarnos, mantener la cabeza fría. Así alterados no podremos poner las ideas en orden―tomó a Larisha por los hombros―. Piensa en tu bebé, recuerda que las emociones de la madre se transmiten al feto y él puede estar sufriendo esta angustia al igual que tú―su amiga asintió y respiró hondo para calmarse. Luego se volteó y caminó hacia donde Bren.

―¿Cómo llegaste hasta acá?―preguntó intrigada.

―Tomé un bus de casi 9 horas, dormí lo que pude durante el viaje―suspiró―. De verdad he estado preocupada por él, no tenía a quién recurrir y su celular está bloqueado. Me era imposible poder contactar con ustedes y para acabar, no me acordaba de tu dirección. La noche que fui a tu casa, Logan era quien manejó y para serte sincera, en lo menos que me fijé, fue en el camino―agachó su cabeza apenada porque no pudo hacer nada por Patterson a tiempo.

―Gracias por tomarte toda esa molestia de venir hasta acá, no muchas personas harían algo así―agradeció Fernsby con una breve sonrisa que fue respondida igualmente.

―Siento que debí actuar antes, llamar a la policía o algo...―echó su cabello hacia atrás toda nerviosa.

―Vamos a resolver esto, hay que tener fe en que lo vamos a encontrar. Capaz está por ahí ahogando sus penas, mientras nosotros nos morimos de la preocupación―comentó el psicólogo.

―Logan no es así, Mathew―negó Larisha con la cabeza―. Podrá haberse ido de la casa todo enojado y haber terminado en la cama de Bren, pero no es alguien que se desaparece por tantos días. Menos sin avisar, porque yo sé perfectamente que, aunque estuviera enojado contigo por ser mi cómplice, te hubiera contactado―el rubio asintió

―En eso tienes toda la razón.

―Che, ¿por qué no le preguntan a Stefano?―todos la miraron confundidos.

―¿A quién? ―le preguntó su novio Ryan.

―Ella habla de Stephen, pasa que le puso ese apodo―rodó sus ojos―. No sé por qué...―aclaró Claudia.

―Algunos tienen nombres raros que se me hacen difícil de recordar, nada más.

―No es el momento apropiado para este tipo de conversaciones―refuñó el mayor de todos.

―Habló el abuelo―se quejó Carol, haciendo que Mathew la callara con una mirada de pocos amigos.

―Volviendo al tema, Carol tiene razón. Deberíamos localizar a Stephen, a lo mejor lo ha visto o ha estado con él. Ya saben ustedes que nosotros somos técnicamente amigos, porque me visitaban a la cafetería para almorzar juntos.

―Stephen ya no vive en Los Ángeles, se mudó a Santa Mónica con Scott Evanson―frunció sus labios pensativa―. Pero no descartemos la posibilidad de preguntarle.

Nunca es Mucho (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora