Capítulo 1

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Todas hemos soñado alguna vez con casarnos de blanco, caminar hacia el altar donde tu marido te espera con una sonrisa en su rostro demostrando lo mucho que te ama con tan solo mirarte e ir de luna de miel a París.

Para muchas personas el día de su boda es el mejor día de su vida.

No es mi caso.

Nunca me imaginé que me casaría de tal forma... No estoy enamorada, ya no. Confieso que tuve mi época donde no tenía ojos para alguien que no fuera el que hoy es mi marido.

Pero solo fue una ilusión. Al principio era todo demasiado perfecto, fue así que empezamos a salir y en pocos días ya teníamos un noviazgo... Dos años después ya estamos casados.
Una decisión precipitada de la cual me estoy arrepintiendo.

—Jewel... ¿Me estás escuchando?—Preguntó mi marido con voz cansada, como si yo le hartase.

"Fíjate que no te escuchaba porque me importa muy poco lo que tengas que decirme."

Estuve tentada a decírselo pero me contuve porque no sería del todo correcto.

—Perdón, estaba distraída...—Murmuré bajito—. ¿Qué me decías?

—Te estaba diciendo que voy a ir yendo para casa, tengo que arreglar un par de cosas antes de irnos a París.

Mi mente divagó por unos instantes, ya lo teníamos todo preparado desde ayer...

No le di importancia, supongo que el ambiente lo agobia un poco... ¡A mi también y no huyo!

—Está bien, iré en un rato.—Contesté, en mis labios se formó una sonrisa al saber que mañana estaríamos en París.

—Tranquila, no te apresures en venir, disfruta la velada con los invitados.—Susurró, depositó un beso en mis labios y lo vi desaparecer entre las personas.

Un par de invitados vinieron a felicitarme por la boda y a desearme lo mejor en mi luna de miel.

En cuanto la gente se empezó a ir me acerqué a mi madre para despedirme de ella, tenía pensado irme a casa a por las cosas para ir con (nombre) al aeropuerto.

—Tengo muchísimas ganas de llegar a casa y sacarme el vestido.—Comenté mientras hacía un puchero. No era del todo cierto, me veía hermosa... Pero ya me estaba dejando de agradar.

Mi madre rió ante mi comentario y me abrazó.

—Bien, ve a cambiarte.—Besó mi mejilla—. Y suerte en la luna de miel, disfruta de París.

París... Con solo imaginármelo ya estoy sonriendo como una boba.

Fui a despedirme del resto de familiares y amigos que todavía estaban presentes. Cuando conseguí salirme de allí me fui a casa.

Saqué mis zapatos de tacón porque ya estaba siendo molesto andar con ellos y caminé descalza hasta la entrada de mi casa.

Fruncí el ceño confusa al ver la corbata de mi novio tirada en el suelo, la agarré y la dejé encima del sofá.

—¿Rusell?—Llamé a mi marido llena de confusión, se escuchó un golpe seco proveniente de la habitación y caminé hacia allí.

Antes de que pudiera entrar salió él acomodando su ropa, su cabello estaba alborotado y tenía el rostro acalorado.

En ese instante palidecí, aparté su cuerpo hacia un lado e intenté entrar a la habitación. Digo "intenté" porque Rusell no me lo permitió.

—¿A donde vas?—Preguntó con un tono burlón.

París||C.VDonde viven las historias. Descúbrelo ahora