Capítulo 18

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La fiesta era fuera del hotel, pareciera que el principio y el final de nuestra historia conectaban. Nos habíamos conocido en una fiesta en ese mismo lugar y ahora estábamos despidiéndonos.

—¡Jewel, estás fabulosa! — chilla Jade mientras camina hacia mi, ella no de quedaba atrás. Su vestido era de color beige, apretado hasta la cintura y suelto de esta para abajo.

—Tú también estás hermosa. — respondo con una sonrisa en el rostro, ella toma mis manos y me mira directo a los ojos.

—No hemos tenido el mejor principio, pero a día de hoy estoy muy feliz de haberte conocido. — declara, sus ojos se comienzan a cristalizar en señal de que llorará.

—No te pongas así, soy una chica sensible y lloro muy fácil... — replico mientras la abrazo, ella corresponde de inmediato.

—Lo sé, perdona. — susurra, cuando se separa veo las lágrimas correr por su rostro.

No puedo evitar llorar también así que nos volvemos a abrazar mientras ambas lloramos desconsoladamente, la gente a nuestro alrededor nos mira un tanto confusos por la escena que estamos montando y la verdad es que no los culpo.

Mon amour, pensé que habíamos quedado en no llorar esta noche. — dice Christopher llegando a nuestro lado, lleva dos copas de champán en la mano que Jade no tarda en quitárselas—. Oye, una era para mi.

—Bueno, puedes ir a por otra, Vélez. — le dice, toma el contenido de una y la otra me la extiende a mi.

—Mujeres, quien las entiende... — rueda los ojos y da media vuelta para ir a por otra copa para él.

Me quedo charlando con Jade durante largos minutos, era una chica que siempre tenía de que hablar y eso se agradecía un montón porque yo era de las que cuando no hay tema de conversación se siente incómoda.

Al rato llegó Christopher con su copa casi vacía, la dejó encima de una mesa y me extendió su mano.

—Es momento de sacarte a bailar, ¿no crees?

—No soy buena bailando. — admito con una sonrisa tímida, mis dedos toman los suyos para entrelazarse.

—¡Qué bueno!— exclamó sonriendo—. Yo también soy pésimo en el baile así que... Vamos a dar pena a la pista, ma belle.

Sin darme tiempo a reaccionar tira de mi cuerpo para poder alcanzar el lugar donde las personas se encuentran bailando, pone sus manos en cintura y yo pongo las mías en su nuca. Nos ponemos a bailar al ritmo de la música, o al menos a intentarlo.

—Nos están mirando. — le hago saber mientras trato de contener la risa.

—Es que aparentamos bailar muy bien pero en realidad lo hacemos de puta pena. — dijo entre risas—. Pero que no te importe.

—No dije que me importara.

—Mejor vamos a darles un show. — sonrió malicioso antes de hacerme girar, me pegó más a su cuerpo y acercó sus labios a mi oreja—. Cierra los ojitos y déjate llevar.

Y así lo hice, su lengua delineó mi oreja para después soplar y hacerme estremecer. Sus manos empezaron a acariciar mi cintura con mucha delicadeza y completa calma.

—No sabes lo bien que te sienta ese vestido... Desde que te vi bajando las escaleras con el puesto me dieron ganas de arrancártelo y que quede en el piso de mi habitación. — susurró con la voz ronca, abrí los ojos de inmediato. Sabía que nadie más había escuchado lo que dijo pero aún así fue suficiente para ponerme alerta.

—Tendrás que esperar...

—¿Pero podré hacerlo? — cuestiona con un tono de sorpresa en la voz.

—¿Crees que te diría que no?

—Eres Jewel Landers, de ti ya no sé qué esperar. — murmuró divertido.

Tiré de él para acercarlo a mi rostro y devoré sus labios a mi antojo, él no puso resistencia en ningún momento así que fue bastante fácil dejarme llevar. Un carraspeo hizo que nos separáramos y mirásemos a la persona que nos había interrumpido.

—No hay nada más agradable que ver como tu hijo y tu nuera se comen la boca frente a todo el mundo. — dijo Leonardo mientras negaba con la cabeza, su mirada se posó en Christopher y estalló a reír.

Miré también en su dirección y no pude evitar imitar su acción, Christopher se encontraba totalmente confuso por nuestras acciones. Lo que no sabía era que tenía los labios, probablemente, más pintados de rojo que los míos.

Tomó la iniciativa para poder limpiarlo pero se aparta de inmediato.

—No, no... Deja así. — dice sonriente—. Que esto forme parte del show.

—¡Hermanito! No sabía que te gustan usar labial, ahora ya sé que puedo regalarte en tu próximo cumpleaños. — murmuró Nathan mirando a su hermano, este le echó la lengua y él lo imitó.

—Dejen de comportarse como niños. — los regañó su padre—. Compórtense delante de la señorita.

—Con Jewel no hay secretos, ella sabe mejor que nadie como soy. — le hizo saber Christopher mientras su mirada se posaba en mi.

—Me alegra escuchar eso. — dijo mientras asentía en su dirección —. Por cierto, estás hermosa.

—Muchas gracias. — sonreí mirándolo.

¿Debía de decirle que él también se veía muy bien?

Uhm, igual sonaba extraño...

Mejor me callo antes de decir algo y cagarla, como de costumbre.

—La verdad es que si. — dijo Nathan mientras me miraba de arriba a abajo y silbaba—. Y todo eso se come mi hermano, wow...

—Nathan, cállate. — dijo el recién nombrado entre dientes mientras su mano se posaba en su hombro y le daba un leve apretón.

—En fin, niños de hoy en día con las hormonas por los aires. — dijo Leonardo mirando a Nathan —. Por si no te veo más tarde, quiero desearte mucha suerte en el viaje...

—Lo mismo digo, cuñadita. — interrumpió Nathan con una sonrisa en el rostro—. Seguro que todo te irá genial y nos veremos muy pronto.

—Eso espero. — dije finalmente mientras sonría por cortesía a ambos.

No quería siquiera imaginar todo lo que me encontraría a la vuelta ni mucho menos como me enfrentaría a todo yo sola...

París||C.VDonde viven las historias. Descúbrelo ahora