Es fácil darme cuenta de que me encuentro en un hospital cuando abro los ojos, miro alrededor y suspiro al darme cuenta de que me encuentro completamente sola. Lo único que se escucha es mi respiración y los latidos de mi corazón. Me siento en la camilla mientras mi mente procesa todo lo sucedido horas antes.—Señorita, veo que ya se ha despertado. — dice una de las enfermeras—. ¿Cómo te encuentras?
—Confusa...
—¿Podría relatarme lo que sucedió la anterior noche?
—Rusell vino a verme... De ahí llegó Chris y se armó un desmadre. — inflo mis mejillas—. ¿Él está bien?
—Está en la cárcel a la espera de un juicio.
Espero que esté hablando de Rusell y no de Christopher...
—¿Y Chris...?
—El señor Vélez está bien. — sonríe —. No lo dejamos entrar pero permaneció en la sala de espera todo el día.
—Necesito verlo, por favor...
—Tengo que revisarla, luego le diré que puede pasar a verla.
—Está bien, gracias.
Tras chequear que todo en mi cuerpo está bien me manda tomar un par de calmantes y me da unas cuantas indicaciones.
—Se recomienda que venga a hacer las curas al hospital, la zona estará delicada durante bastante tiempo... Date cuenta de que tuvieron que sacarte una bala.
—¿Sacármela? Yo pensé que solo me rozó...
—Tu estado no te permitió darte cuenta de lo que pasaba, desconectaste totalmente. — me ofrece un vaso de agua que no dudo en tomar—. Le diré a Chris que entre a verte.
Asiento lentamente mientras ella sale de la habitación, pocos minutos después entra Chris refregando sus ojos. Esta despeinado y todavía conservaba la ropa del día anterior, sus ojos tenían una pequeña sombra negra abajo dando a entender que no había dormido demasiado.
—¿Commentet tu te sens?— pregunta acercándose a mi, toma mi mano con la suya y la acerca a sus labios para dejar varios besos en ella.
(¿Cómo te encuentras? / ¿Cómo te sientes?)
— Comme si comme ça. — susurro, sin despegar la mirada de él en ningún momento, unas terribles ganas de llorar me invaden.
(Más o menos)
—No debí dejarte sola. — murmura cerrando los ojos y suspirando pesadamente.
—No seas tonto, no fue tu culpa.
Se queda callado durante un tiempo, de su bolsillo saca su celular y me muestra un par de documentos en la pantalla de este.
—Me estuve encargando personalmente de su caso, espero que no te moleste... — susurra apenado—. Tenemos las evidencias suficientes para que le caigan unos cuantos años de cárcel.
—Vaya, gracias... Pero no tendrías que hacer nada, sé que no disfrutas ejerciendo tu trabajo de abogado.
—También empecé con los trámites del divorcio. — informa—. Solo tendrías que firmar los papeles y responder a un par de preguntas...
—Eres grandioso... Estuviste matándote a trabajar por mi.
—Lo haría una y mil veces, ma belle.— sonríe de lado a la vez que entrelaza nuestros dedos—. Quiero que dejes de ser suya y pases a ser mía...
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París||C.V
Romance¿Es posible llegar a odiar algo que has amado tanto? Desde pequeña he soñado con viajar a París, también conocida como la ciudad del amor... Pasear por los Jardines del Trocadero, comer macaroons en Ladurée, disfrutar del atardecer desde Pont des A...