Aprieto la prueba en mis manos, tragando saliva y mirando a Christopher.
—Negativo. — susurro, y por alguna razón no me siento aliviada.
—¿No es lo que querías? — sonríe débilmente, se nota la desilusión en sus expresiones.
—Si, supongo que si. — dejo la prueba a un lado y lo miro, el ambiente se notaba tenso, demasiado para mi gusto.
—Jewel... — hace un puchero, pasa su mano por su cabello, alborotándolo—. Iba en serio lo que te dije antes.
—¿Entonces...?
—No te voy a embarazar, ma belle. — niega con la cabeza—. Pero solo porque sé que no lo deseas, sino créeme que estaba dándote todo el día.
—¡Chris! — exclamé, sentí mis mejillas calentarse con ese simple comentario.
—La sinceridad es mi punto fuerte.
—Si, ya veo que si...
Niego con la cabeza para sacarme la idea de la mente, pensar en tener a Chris todo el día en la cama era una imagen demasiado tentadora.
Christopher sonrió de lado, con picardía o tal vez con su arte de seducción.
—Te lo estás imaginando. — afirma, atrapa su labio inferior con sus dientes antes de pasar su lengua por el mismo—. Bien, sigue haciéndolo. Estamos desnudos, jadeando y estoy dentro de ti tocando tu punto dulce una y otra vez, tú gimes mi nombre y yo gimo el tuyo.
Acuna mi rostro con sus manos, mirándome como si fuera capaz de leer mis pensamientos.
—Ya basta...
—¿Ya basta por qué la humedad entre tus piernas no hace más que aumentar? — pregunta sonriendo.
—Christopher, en serio...
—Te voy a hacer el amor con la lengua. — susurra—. Así que ven conmigo.
Toma mi mano y me lleva de nuevo a la habitación, me siento en el borde de la cama mientras él se arrodilla frente a mí.
—¿Estás seguro de esto? —pregunto, mirándolo con total confusión. En lo personal me parece un gesto demasiado íntimo, pero bueno...
—No hay cosa que esté deseando más.
Baja mi pantalón con suma lentitud, torturándome con las caricias en mis piernas y su ardiente mirada sobre mi.
Sus dedos se cuelan en la tira de mis bragas, se deshace de ellas a la misma velocidad que la anterior prenda. Acaricia la piel de mis tobillos, sus labios comienzan a subir por mis piernas, su lengua pasea por la cara interna de mis muslos.
—Abre las piernas.
Y lo hago, separo las piernas todo lo que puedo, entonces acerca su rostro a mi vulva con tranquilidad. Su cálido aliento choca con mi humedad, haciéndome sentir fresco en esa zona.
—Te va a gustar. — promete, mirándome con sinceridad. Lo creo, mi cuerpo se relaja por completo y siento tranquilidad.
Para cuando sus labios hacen contacto con mis pliegues, ahogo un gemido mordiéndome los labios. Su lengua choca una y otra vez en mi clítoris, pasando su lengua de arriba a abajo.
Me siento en el jodido cielo, mi mano se mueve sin pedírselo a su cabello, tratando de sentirlo más cerca.
Su dedo índice y corazón comenzaron a estimular mi clítoris, su lengua embistió dentro de mi.
—Oh, por Dios. — gimo cerrando los ojos, el agarre en su cabello se vuelve más intenso.
—Córrete para mí, mon amour. —susurra, entonces intercambia su lengua por sus dedos, estos llegan más profundo en mi interior. Su lengua juega alrededor de mi clítoris, succiona este con sus labios.
Estallo en mil pedazos, dejándome ir por completo. Sus dedos se deslizaron a mi exterior completamente mojados con mis fluidos.
—Mírame. — susurra, entonces sus dedos aparecen en su boca, chupándolos con total sensualidad.
—¿Estás tratando de...?
—¿Seducirte? — se encoge de hombros sonriendo—. Te tengo más que seducida, linda.
Vuelve a acomodar mi ropa como si nada hubiera pasado, me acomoda en la cama y se acuesta a mi lado. Sentirlo tan tranquilo, calmado, tan mío...
—Ahora descansa, mañana es un día importante. — dice dejando escapar un suspiro, sus labios chocan en mi frente, depositando un beso en ella.
Cierro mis ojos mientras me aferro a su cuerpo, sin querer soltarlo en ningún momento. Él parece querer lo mismo, pues sus brazos me rodean hasta que me quedo dormida.
Me encantaría decir que al día siguiente desperté con la luz del sol, los pajaritos cantar o cosas así... Pero la realidad es que Chris estaba babeando en mi rostro.
—¡Iugh! — exclamo, apartándome de inmediato.
Christopher frunce levemente el ceño pero parece no querer despertar de su sueño, una hilera de baba cae por su labio inferior, la cual me tomó el atrevimiento de limpiar.
—Ven acá. — gruñe abriendo sus brazos, vuelvo a acomodarme entre ellos y lo miro con total ternura.
—Buenos días. — susurro.
Sus ojitos se abren con lentitud, me mira adormilado durante unos segundos pero finalmente sonríe.
—Buenos días, ma belle. — su voz suena ronca, hasta recién despertado se ve hermoso—. Deja de mirarme así...
—¿Así cómo?
—Cómo si quisieras comerme completito. — murmura divertido.
—Hombre, ganas no me faltan.
—Te pasas de sincera. — ríe, su mano acaricia mi rostro—. ¿Te desperté?
—Si, definitivamente fuiste el culpable de mi despertar.
—¿Roncaba?
—Babeabas.
Sus mejillas se tiñieron de un hermoso color rojizo y negó con la cabeza rápidamente.
—No, eso sí que no...
—No que va...
—¿Te apetece un baño?
Alzó mis cejas mirándolo, entonces mis tripas rugieron, exigiendo alimentos en ella.
—Primero vamos a desayunar. — se burla, levantándose de la cama y estirándose.
—¿Tú invitas?
—Yo voy a cocinar.
—¿Sin quemar la cocina?
—¡Jewel! — chilla en reproche, sus labios forman un mohín cuando me mira.
Entonces también me levanto y entre risas caminamos a la cocina para poder hacer el desayuno.
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París||C.V
Romance¿Es posible llegar a odiar algo que has amado tanto? Desde pequeña he soñado con viajar a París, también conocida como la ciudad del amor... Pasear por los Jardines del Trocadero, comer macaroons en Ladurée, disfrutar del atardecer desde Pont des A...