El tiempo iba pasando y con el los tragos, llevaba por lo menos unas seis copas... Bueno, tal vez siete, perdí la cuenta después de la quinta.—Creo que ha sido suficiente. — murmuró Chris tomando mi copa y dejándola en la mesa—. Tenemos que bajarte esa borrachera en menos de dos horas.
—Shh, no estoy borracha, amor. — reí al darme cuenta de que mi lengua pesaba dentro de mi boca.
—No que va... — susurró sarcástico —. En dos horas y media sale tu vuelo, no puedes irte borracha.
—¡Que no estoy borracha! — exclamé llamando la atención de varias personas, Christopher puso su mano en mi cintura y me comenzó a guiar dentro del hotel.
—Vamos, te darás una ducha fría y después te tomarás un café cargado.
—¡Tú no me dirás que hacer! — chillé removiéndome—. Y suéltame.
—Te vas a caer si lo hago.
—Claro que no...
Entonces el agarre se volvió más suave como si estuviera dejándome, en cuanto di un paso al frente uno de mis tobillos se dobló e hice un ademán de caerme al suelo. Él no me lo permitió, pasó un brazo por mi espalda y otro por detrás de mis rodillas para cargarme.
—No quiero quejas, ¿entendido? — cuestionó con voz calmada, sus ojos se detuvieron en los míos por unos segundos antes de que comenzara a subir las escaleras conmigo en brazos.
—Eres un mandón...
—Si, ni te imaginas cuanto. — respondió sarcástico nuevamente.
Al llegar a su habitación permitió que mis pies tocaran suelo, me ayudó a llegar a la cama y sentarme en ella. Se arrodilló para deshacerse de mis zapatos y dejarlos a un lado. Tomó uno de mis pies entre sus manos y acarició mi tobillo.
—¿Duele?
—Estoy bien. — respondí, probablemente fuera el alcohol corriendo por mis venas pero tenerlo frente a mi de tal forma me resultaba demasiado erótico.
—¿Puedes sacarte el vestido mientras preparo el agua? — pregunta a la vez que se levanta, me limito a asentir entonces él camina al baño y le abre al agua de la ducha.
Me levanto con mucho cuidado y comienzo a deshacerme del vestido, la tela choca contra el piso haciendo que Chris aparezca rápidamente en la puerta. Suspira aliviado al verme todavía en pie, se acerca para tomar mis manos y dirigirme al baño.
Chillo al sentir el agua congelada en mi cuerpo, Christopher parece no inmutarse porque solo se limita a a hacer que el agua llegue a todo mi cuerpo para poder espabilarme.
—¿Crees que puedas sola? — pregunta, por sus expresiones sé que no quiere dejarme.
—Si, no me moriré.
—Te puedes caer...
—Puedo sola.
—Perfecto, no me tardo mucho. — besa mi mejilla sin importar que esté mojada y se aleja—. Iré a por tu café.
Escucho como corre por la habitación, la puerta se abre y se cierra de golpe dando a entender que iba apresurado.
Sin embargo, ya se me quitó la tontemia de encima. Termino de "ducharme" y tomo una toalla para poder secar mi húmedo cuerpo, vuelvo a la habitación para poder vestirme con algo de ropa que me quede.
Christopher regresa con un café en sus manos en el momento que termino de vestirme, me siento en la cama y él imita mi acción.
—Está algo caliente así que cuidado, no te quemes. — advierte cuando deja que lo tome en mis manos.
—Gracias. — susurro antes de empezar a beber el café en pequeños tragos.
Ninguno de los dos se limita a decir nada, solo nos observamos mientras bebo y él acaricia mis piernas.
—¿Te encuentras mejor?
—Si, ya estoy para otra. — murmuró divertida pero parece que a él no le hace mucha gracia, abre sus ojos en sorpresa y niega rápidamente con la cabeza.
—Más te vale que no.
—No, no... — susurro, dejo el café nuevamente en sus manos y llevo una mano a mi boca. El mareo repentino que cruzó por mi cuerpo hace que todo suba hasta mi garganta, me levanto rápidamente y echo a correr al baño para poder vomitar—. Joder, que asco...
—Tranquila, es algo completamente normal en las borracheras. — murmura llegando a mi lado, sus manos recogen mi cabello y me mira ladeando la cabeza—. Ya pasó...
Me ayuda a levantarme y caminar hacia el lavamanos, me encargo de lavar mi boca y mis dientes para sacar el horrible sabor de ella.
—Míralo por el lado bueno, ya no tienes mucho alcohol en tu organismo. — murmura divertido, yo por mi parte le lanzo una mala mirada a través del reflejo del espejo.
Apoya su mentón en mi hombro y envuelve sus brazos en mi cintura, no se atreve a decir ni una sola palabra mientras nos miramos el uno al otro por el reflejo.
—¿Me llevas al aeropuerto? — pregunto para romper el silencio, él toma aire antes de asentir.
—Bien sûr. — susurra mientras echa a caminar fuera del baño, lo sigo unos pasos alejada.
Toma las llaves de su auto en una mano y la otra la extiende en mi dirección, no dudo en tomarla para caminar juntos el poco tiempo que nos quedaba antes de despedirnos definitivamente.
—J’espère vous voir bientôt! — exclama Jade mientras se aferra al brazo de Leonardo para no caerse, también estaba un poquito pasada de copas.
—Yo también lo espero. — admito sonriendo, alzo una mano para sacudirla en el aire en forma de despedida.
Chris abre la puerta de su auto para mi y yo entro, suspirando nostálgica por todo lo vivido en París. Una de sus manos toma la mía mientras con la otra conduce, no es del todo correcto pero no soy quien para recriminarle nada. Nos limitamos a escuchar la melancólica canción que suena en la radio, yo observo por la ventanilla el paisaje mientras recuerdo toda nuestra historia en tan maravilloso país.
—Jewel, hemos llegado. — anuncia cuando estaciona el auto frente al aeropuerto —. Esto es duro...
—Nos veremos, prometiste que vendrías en el juicio, ¿no?
—Si... Pero ya sabes que no me gusta ejercer como abogado.
—Pero...
—Ya basta, no quiero discutir eso ahora. — murmura saliendo del auto y abriéndome la puerta para que pudiera hacer lo mismo—. ¿Una despedida?
—Un hasta pronto. — digo finalmente.
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París||C.V
Romance¿Es posible llegar a odiar algo que has amado tanto? Desde pequeña he soñado con viajar a París, también conocida como la ciudad del amor... Pasear por los Jardines del Trocadero, comer macaroons en Ladurée, disfrutar del atardecer desde Pont des A...