Con mis dedos acaricié la piel desnuda de su abdomen, trazando patrones extraños en este. Christopher se encontraba cantando una canción, desconocida para mi, en voz bajita.
-Deberíamos de volver al hotel.- susurré, escuché como soltaba todo el aire que tenía en los pulmones.
-Deberíamos.- concordó -. Con una única condición.
-¿Cual?
-Que pases la noche conmigo, en mi habitación.- murmuró en voz bajita. No pude evitar sonreír al oírlo decir esas palabras.
-Será un placer.- dije, alcé la mirada para verlo y lo encontré con una sonrisa pícara en su rostro.
-Oh, creeme que placer si que será.- comentó divertido, golpeé levemente su brazo ante la broma. Él únicamente se rió a carcajadas.
-Voy a hacer como que no dijiste nada.- murmuré a la vez que me levantaba y comenzaba a vestirme.
Su mirada se clavó en cada uno de mis movimientos haciéndome sentir incómoda, al notarlo se levantó y empezó a vestirse.
-Todavía quedan fresas.- dijo él haciendo un puchero y tomando una de ellas para llevársela a la boca.
Jodidas fresas.
-No quiero saber que pensamientos impuros tienes, Jewel... Pero tus pupilas se han dilatado.- dice con un tono burlón en la voz.
Sentí mis mejillas sonrojarse y desvié la mirada.
-¿Podemos irnos ya?- cuestionó avergonzada.
Él se limita a asentir mientras sonríe, recoge todas las cosas para una cesta y caminamos hacia las bicicletas.
-Nos vamos a desviar, hay un sitio hermoso que tengo que enseñarte antes de ir al hotel.- dice mientras me regala una sonrisa.
El trayecto se hace relativamente corto, Christopher hace que el tiempo a su lado sea agradable y eso se agradece.
-Es mi apartamento.- dice en cuanto nos paramos frente a un edificio.
¿Qué se supone que tenía en mente?
Tomó mi mano mientras nos adentrábamos, subimos las escaleras de no sé cuantos pisos hasta llegar a la azotea.
-¿Lindo, verdad?
Caminamos por ella, el cielo estaba pintado de tonos anaranjados dándole un aspecto de película.
-Es hermoso...-logré decir, sentí los brazos de Chris envolver mi cintura mientras apoyaba su mentón en mi hombro.
-¿Tanto como yo?- susurró en mi oído.
-Casi tanto como tú.- admití en voz baja.
Tomó el lóbulo de mi oreja entre sus dientes y lo succionó.
-Necesito hacerte el amor.- soltó un suspiro y bajó sus labios a mi hombro.
Mi respiración se volvió irregular en ese mismo momento, la sangre comenzó a circular a un ritmo más rápido por todo mi cuerpo, me era tan difícil pensar cuando este hombre ponía sus manos sobre mí...
-No...- susurré, traté de alejarme pero hizo presión en el agarre de mi cintura.
-¿Segura qué no?- comentó divertido, una de sus manos se deslizo y acarició la piel de mis muslos mientras ascendía por ellos-. Agradezco que lleves vestido.
Su mano alcanzó mi feminidad, colocó la palma sobre esta y la movió ligeramente.
-Te noto húmeda a través de la tela de tus bragas... Tu boquita dice que no pero tu cuerpo desea algo completamente diferente.
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París||C.V
Romance¿Es posible llegar a odiar algo que has amado tanto? Desde pequeña he soñado con viajar a París, también conocida como la ciudad del amor... Pasear por los Jardines del Trocadero, comer macaroons en Ladurée, disfrutar del atardecer desde Pont des A...