Se alejaron varios metros para poder hablar sin ser molestados por nadie.
No estuve más tiempo en la piscina, sería una pérdida de tiempo. Sequé mi cuerpo con una de las toallas, me senté en la tumbona a tomar mi bebida y a mirar el hermoso día que estaba.
El hermano de Chris, el cual sigo sin saber como se llama, me estaba mirando con una cara de "Te lo dije". Decidí ignorarlo y subir a mi habitación, me cambié de ropa y salí a caminar por París.
Los campos llenos de amapolas alegran a mi vista, sin poder evitarlo corro hacia ellos. Mis manos se pasan por las flores, tan hermosas para la vista...
Continúo caminando, sin saber muy bien hacia donde. Termino cerca del acantilado que lleva al mar. Las vistas desde aquí son demasiado increíbles.
—Ten cuidado, puedes caerte.— dice, esa voz que ya estoy acostumbrada a oír.
Mi corazón da un vuelco, no me esperaba encontrarlo más por lo que quedaba de día. Al voltear veo como se saca las gafas de sol y me observa de pies a cabeza.
—Ese vestido te queda muy bien.— afirma, con pasos lentos se acerca a mi.
—¿Desde cuando estás ahí...?
—Desde que te vi correr hacia las amapolas, fue la imagen más bonita que alguien podría imaginarse jamás.— susurra, sus ojos se cierran y parece que lo está recordando porque una sonrisa se forma en sus labios—. Corrías para sentirte libre.
Libre...
—Si, supongo que podemos tomarlo como un camino hacia la libertad.— digo en voz baja, me siento en el suelo, mi mirada sigue clavada en el paisaje.
—No quería que te perdieras.— confiesa un tanto avergonzado—. Llevo viviendo en París lo suficiente como para saber que alguien recién llegada se perdería con facilidad.
Es un gesto amable de su parte, nadie lo habría hecho...
Se sienta a mi lado, me sonríe de forma tranquilizadora y niega con la cabeza.
—Pregúntalo de una vez, sé que lo estás deseando.— dice, puedo notar como la burla tiñe su voz.
—¿Preguntar que cosa?— cuestiono, tal vez tenía muchas dudas en mente pero ninguna que fuera a preguntarle.
Alza las cejas mientras me mira sorprendido, no se esperaba para nada esa respuesta.
—Yo... Bueno, pensé que harías una escenita de celos.— susurra apenado, desvía la mirada rápidamente para evitar que vea sus mejillas sonrojadas.
Demasiado tarde. Fue lo más adorable que vi en el día de hoy.
Mi mano toma vida propia, no sé en que momento me puse a acariciar una de sus mejillas. Tampoco sé cuando cerró los ojos para disfrutar de mi tacto. Mucho menos sé cuando empezó a mover su cara en busca de más contacto.
—Solo para que te quede claro.— murmuro—. No tengo derecho a hacerte una escena, porque si mal no recuerdo no somos nada.
Esa frase en cierto modo llegó a dolerme.
Mi mano se desliza poco a poco hasta su mandíbula, mis dedos acarician esta con delicadeza. Mis ojos siguen mis propios movimientos.
Cuando alzo la mirada noto que Chris está mirándome fijamente, sus ojos han oscurecido varios tonos.
Su mirada me intimida así que retiro mi mano, o al menos lo intento porque él no me lo permite. Sus dedos se entrelazan con los míos y los guía hacia su boca, sus labios recién humedecidos hacen contacto con mi piel.

ESTÁS LEYENDO
París||C.V
Romantik¿Es posible llegar a odiar algo que has amado tanto? Desde pequeña he soñado con viajar a París, también conocida como la ciudad del amor... Pasear por los Jardines del Trocadero, comer macaroons en Ladurée, disfrutar del atardecer desde Pont des A...