Capítulo 4

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Sus palabras se quedaron en mi mente por el resto de la noche.

Me sorprendí a mi misma cuando subí a mi habitación del hotel pensando en él, me sorprendí también cuando a la hora de dormir lo único que mi mente hacía era recordarme el beso que habíamos tenido.

Esa noche soñé...

Soñé con una nueva vida lejos de mi realidad, aquí en París y... ¿Quién sabe? Tal vez al lado de Christopher.

Me estoy ilusionando muy rápido, soy consciente de ello... Pero solo necesito disfrutar el momento, no quiero vivir sino sentirme viva.

Un nuevo día no tardó en llegar, mientras hacía mi rutina mañanera pensé en lo que haría durante el día.

Miré mi reflejo en el espejo del baño después de darme una ducha, en mi mano todavía llevaba el estúpido anillo de matrimonio. Salí del baño con solo mi ropa interior puesta.

El corazón casi me da un vuelco al ver al chico que unas noches atrás me había tirado, el hermano de Christopher.

Quelle belle vue...— (Agradables vistas) comentó con un tono de diversión en su voz.

No podía estar más avergonzada.

Por favor tierra trágame.

—¿Cómo has entrado? ¿Qué quieres?— digo lo primero que se me viene a la mente en esos momentos.

—Mi padre es el dueño del hotel.— murmuró, su mirada no se había despegado de mi en ningún momento.

Me siento incómoda.

—Eso no te da derecho a venir a mi habitación.

—Lo sé, sin embargo, aquí estoy.— se encoge de hombros restándole importancia.

—¿Has venido solo para molestar, Vélez?— cuestioné, si era hermano de Christopher tendrían que llevar el mismo apellido...

Su rostro denotó expresiones de sorpresa y confusión.

—¿Cómo sabes mi apellido, Jewel Clark?

Clark.

Futuro cuñadito, no es momento para recordarme el apellido de mi marido.

—Déjame corregirte.— sonreí de forma fingida—. Es Jewel Landers.

Una sonrisa burlona se forma en sus labios mientras asiente.

—Oh, antes de retirarme, señorita Landers.— mordisqueó su labio a la vez que caminaba a pasos lentos hasta la puerta —. Christopher tiene novia, sería una pena que ella se enteré de lo que pasó contigo.

Toda mi sangre se agolpó en mis pies.

¿Christopher tenía novia?

Apreté mis puños ante el solo pensamiento, definitivamente los hombres son todos iguales.

El niño se retiró, ¡por fin! Y pude vestirme, ya sentía suficiente incomodidad con él presente.

Hacía un día espléndido, parece no ser hermano de la noche. Mil piel ya tenía una fina capa de sudor debido al calor que hacía. Me coloqué las gafas de sol y bajé a la piscina del hotel.

Me deshice de mi ropa y me acomodé en una de las tumbonas.

Mademoiselle, ¿le traigo algo para beber?— un joven apareció en mi campo de visión, súper que trabajaba en el hotel debido a que la camisa que llevaba tenía el nombre bordado.

—¿Podría traerme un Kir, por favor?— le pedí, él asintió en mi dirección y fue a por lo que acababa de pedirle.

No tenía ganas de entrar a la piscina, al menos no por ahora. Con tomar el sol era suficiente, se sentía demasiado relajante.

París||C.VDonde viven las historias. Descúbrelo ahora