En la mañana siguiente mis ánimos no subieron siquiera un poquito. El clima parecía estar de acuerdo conmigo, no dejó de llover en ningún momento. Mi estadía en París no duraría por mucho, en un par de días tenía mi vuelo para volver a mi país.
La puerta de la habitación se abrió sin ser golpeada antes, Nathan se adentró y cerró la puerta después de ingresar.
—Mi hermano es un capullo.
Esas fueron sus palabras, ni siquiera un "buenos días".
—Supongo que hizo lo correcto en dejarme.
—¡Correcto una mierda! — su expresión se volvió más dura—. Él tendría que estar aquí contigo, apoyándote y ayudándote con los trámites del divorcio...
—¿Cómo se encuentra él?— murmuré bajito, se me retorcía el estómago de solo pensar que estaba mal por mi culpa.
—Destrozado. — aseguró —. Chris piensa que ahora te irás y no querrás saber de él en toda tu vida. Dicho en otras palabras, es idiota.
—Por favor, dile a tu hermano que... — aclaré mi garganta—. Necesito despedirme de él, me iré en unos días y... Me gustaría tener una última conversación con él.
Su rostro era un poema después de haberle dicho esas palabras.
—¿Tú realmente te vas? — cuestionó haciendo un puchero.
—No es mi sitio, además tengo cosas que arreglar...
Y sin esperarlo, me abrazó y lloró contra mi pecho mientras yo acariciaba su cabello y me dejaba llevar por la vulnerabilidad del momento.
—Eres una buena cuñada, Jewel. — dijo con la voz entrecortada—. Hiciste a Chris muy feliz en poco tiempo... Y sé que seguirás haciéndolo feliz por muchos años si se lo permites.
—No hay cosa que desee más.
Se separa de mi cuerpo y aprovecha para deshacerse de sus lágrimas con la manga de su sudadera.
—Yo le diré a Chris lo que me mandaste. — dijo tratando de sonreír, pero únicamente queda en un intento
—Gracias, Nathan.
Dejo un beso en su mejilla haciendo que esta torne de color rojizo en poco tiempo, se despide de mi y sale de la habitación.
No sé por cuanto tiempo me quedé tumbada en la cama sin hacer nada, únicamente pensando en mi regreso.
La puerta fue golpeada con fuerza, miré en esa dirección con confusión.
—¿Nathan? — cuestioné, caminando hacia allí con pasos lentos y debatiéndome entre abrir o no la puerta.
No obtengo respuesta pero abro de todos modos, al ver a Rusell allí parado trato de volver a cerrar pero este no me lo permite.
—¿Quién cojones es Nathan? — cuestiona, consigue adentrarse en la habitación y ponerle el seguro—. ¿Tu otro amante?
—Eso a ti no debería de importarte.
—¿Así le hablas a tu marido?
—Vete a la mierda, Rusell.— espeto en su dirección.
Es rápido en agarrarme por un brazo con fuerza y acercarme a él.
—Cuida la forma en la que me hablas.
—Que te den.
Mi rodilla se clava en su entrepierna haciendo que retroceda y lleve sus manos a la zona afectada. Corrí hacia la puerta pero cuando estaba llegando a esta su mano se enganchó en mi cabello y tiró de este, haciéndome gritar.
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París||C.V
Romance¿Es posible llegar a odiar algo que has amado tanto? Desde pequeña he soñado con viajar a París, también conocida como la ciudad del amor... Pasear por los Jardines del Trocadero, comer macaroons en Ladurée, disfrutar del atardecer desde Pont des A...