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Nessmara

La mayor parte del día me la había pasado limpiando el departamento, ahora eran aproximadamente las 5 de la tarde,  Calum y yo nos encontrabamos en mi pequeña sala, yo estudiando algunos temas que los doctores me habían dicho que estudiara y él haciendo cosas en mi computadora que me había pedido prestada.

No había pronunciado ni una palabra en todo ese rato ya que dijo que no quería interrumpirme, seguí leyendo un poco más hasta que oí que tocaban el timbre, al abrir me encontré un joven con varias bolsas. Deje que pasara ya que Calum me había dicho que vendría alguien a dejar un par de encargos.

Las bolsas parecían ser de supermercado, otras eran como bolsas de tienda de ropa e incluso venía una bolsa muy grande con lo que parecía ser un edredón.

—Pedí que me trajeran cosas del super, también algunas cuantas prendas de ropa y un edredón para no robarme el tuyo, porque de verdad hace mucho frío aquí—.Lo mire divertida desde mi posición porque el se encontraba sentado y tapado con una colcha que le había prestado en mi sofá.

—No se porque siento tanto frío, yo no soy así de friolento.

—Estas enfermo, tus defensas están bajas, no has estado comiendo bien, todos esos factores pueden hacer que sientas más el frío—.Expliqué mientras acomodaba sus distintas cosas del super.

El sacaba su ropa de sus bolsas y la ponía sobre mi mesita de centro.

—Calum ¿ya tienes hambre? Puedo preparar algo u ordenar algo si tu gustas—.Le pregunté mientras volvía a sentarme.

—¿Puedes preparar algo mexicano? La comida es muy buena allá.

—Y eso que de seguro no has salido de lo básico"—.Exclamé.

—¿A que te refieres?

—Pues que a lo mejor lo único que has probado son tacos, tortillas con tus guisos y déjame decirte que incluso comer en un restaurante lujoso en México no se compara en nada con lo casero.

Por primera vez lo observe sonreír, sus ojos se hicieron chinitos y pequeñas arrugas se dibujaban a sus lados, mi corazón se hizo chiquito así que solo sonreí un poco porque me hacía la ruda frente a él.

—Apuesto que sí, por eso deberías tu cocinar algo y enseñarme que es la comida mexicana de verdad

—Solo lo haré si me prometes que tu harás algo muy australiano, no se ni siquiera que se come allá, o sea se que lo mismo pero me refiero a como lo preparan.

—No se cocinar, ¿acaso quieres que incendie tu departamento?—.Me preguntó y disfrazó su rostro de terror.

—Por lo menos debes saber algo básico—.Protesté.

—No te prometo nada pero lo intentaré.

—Bueno con lo que tengo aquí puedo hacer un "guiso" que sería un  caldo de verduras y si quieres, le echamos chile—.Dije mientras sacabas un poco de pollo que tenía guardado y las verduras que el recién había comprado, un caldo no era tan difícil.

—¿Un que?—.Lo escuche reírse.

—UN GUISO—.Volví a repetir en un tono alto, era una palabra extraña para el ya que lo había pronunciado en español.

—Quiero ver como lo cocinas, ¿puedes ayudarme a levantarme?—.Lo escuche decir y tuve que dejar todo para ayudarlo a pararse del sofá con la colcha. Vaya que sí tenía frío.

El puso su música mientras me veía cocinar, por momentos sentía la verguenza inundar mi interior ya que no creía que de verdad estuviese sucediendo esto. Después de un rato la comida quedo lista y por último me puse a picar un chile para echarle.

—¿Gustas que le eche un poco de chile?—.Le pregunté mientras señalaba su tazón. El asintió.

—Esto huele bien—.El dijo y vi como que se llevaba la primera cucharada a la boca y sus ojos se iluminaron.

—Esto sabe buenísimo, hace mucho que no comía algo con tanto sabor, aunque no siento tanto el chile, le echaré más—.El menciono y antes de que pudiera decirle que le iba a picar si le echaba todo. el vertió todo lo que quedaba del chile picado y se metió otra cucharada a la boca.

Su rostro se comenzó a poner rojo y también comenzó a hacer ademanes de lo enchilado que estaba a lo que yo solo trataba de aguantarme la risa.

Los dos terminamos de comer entre risas por parte de ambos.

—Me siento muy inflamado, tome mucha agua por estar muy enchilado—.Dijo y lo observe volver a recostarse en el sofá.

—Además tu le echaste mas chile que yo y jamás te vi como yo estaba, pero debo admitir que estuvo muy buena la comida, espero que haya sobrado.

—Yo ya soy inmune al picante—.Le comente con una sonrisa.—Aunque hay un chile que aún no me atrevo a dominar y es el habanero, dicen que es uno de los más picantes, además el chile que comimos hoy es uno de los más aguantables y le dan mucho sabor a los caldos.

—Es impresionante escuchar eso, muero por seguir probando, espero que mañana igual cocines algo con picante—. Yo solo negué.—¿Vamos! ¿vas a negarle comida a Calum Hood?

Lo observe intentar taparse aún más con el cobertor y notaba que su rostro se tornaba más pálido.

—No puedo estarte cocinando todo el día, mañana vamos a ordenar algo.

—Noo—.Calum hizo un puchero con su boca y yo estuve a punto de morir de ternura y maldecirla ética que tenía al no querer tomarle una foto.—La comida aquí sabe muy mal, además tu también comerás, no es como que solo yo me beneficiare de eso.

—Esta bien yo cocinaré mañana—.Finalmente accedí.

—Tengo mucho frío—.El pronunció y me preocupe ya que yo solo me encontraba cubierta con un suéter y no sentía tanto frío.

Me acerque a él tocando su frente y mis sospechas resultaron ciertas, comenzaba a tener fiebre así que corrí con el termómetro para checarle su temperatura. Se encontraba un poco alta así que con mucha ayude lo levanté y lo lleve hasta mi habitación.

Le había dado una pastilla así que él ya se encontraba adormilado mientras la pastilla hacía su efecto, además de la cobija que tenía le puse otra y observe como se quedaba dormido, ya era tarde y yo debía seguir estudiando, el se encontraba durmiendo profundamente así que no vi el problema en quedarme estudianto en mi escritorio.

Eran exactamente las 3:56 am cuando Calum despertó, llevaba durmiendo aproximadamente 5 horas.

—¿Que hora és?"

—Las 3:56 am—.Le respondí a la vez que guardaba todo para yo también irme a dormir.

—Es muy tarde ¿de verdad has estado estudiando?

—Si, me gusta estudiar en las noches, nadie molesta, por cierto, ¿cómo te sientes?

Me pare a su lado a la vez que volvía a colocarle el termómetro.

—Un poco mejor, ¿ya te vas a dormir?—.Ya me sentía agobiada, había sido un día largo así que solo asentí.

—¿Dormirás en el sofá?—.Preguntó mientras se quitaba de encima una de las cobijas que le había puesto. Volví a asentir.—Puedes dormir aquí.

—El piso está muy frío Calum.

—No, me refiero aquí en la cama conmigo, y no te emociones, obviamente solo dormiríamos, no es como que me atraigas y lo diga de otra forma.

Y ahí estaba, el Calum que había conocido pero ya me encontraba muy cansada para responderle algo así que solo apague la luz y me acosté a su lado pero mas hacía la orilla para evitar el roce. Los dos estábamos debajo de las dos cobijas ya que en las noches el frío era quemador.

Nessmara | Calum HoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora