0.22

159 21 3
                                    

Nessmara


Han pasado tres días desde la cirugía de mi mamá, había sido ambulatoria y por esa razón ya nos encontrábamos todos tranquilos en el comedor de mi casa planeando lo que haríamos esta noche, Calum no entendía mucho todo este alboroto lo que me generaba un poco de ternura.

Hoy era la noche mexicana y cada año el fraccionamiento tenía la costumbre de hacer una cena entre todos los vecinos, esta vez por razones obvias, sólo nos había tocado llevar refrescos mientras que la cena se había repartido entre los demás vecinos.

—Todo es muy diferente aquí, me agrada—.Escuché a Calum decir a mi lado desde su asiento de copiloto.

Íbamos camino a un súper para comprar los refrescos y algunas otras cosas que nos habían encargado.

—¿A que te refieres? Las calles son horribles—.Contesté, con mi vista fija en la calle.

—No, me refiero a que se que llevamos pocos días aquí pero todo parece más tranquilo, las personas parecen muy agradables y todos son muy solidarios, además, la comida es buenísima, no me quiero ir Ness.

Lo voltee a ver por un micro segundo y pude observar su hermosa sonrisa de perfil, el observaba todo con atención a través de la ventana.

Minutos más tarde aparcamos en el estacionamiento del súper.

—¿Crees que alguien me reconozca aquí?—.Preguntó el morocho a mi lado.

—No lo creo, actúa normal y no hables mucho, llamaras la atención si hablas en inglés—.Ordene.

Ambos entramos al súper, tome un carrito y avanzamos a través de los pasillos del súper en búsqueda de todo lo que me habían ordenado.

—¿Podemos comprar dulces mexicanos?—.Calum susurró a mi lado.

—Aquí no conseguiremos pero podemos ir a alguna tienda cerca de mi casa, seguro ahí encontraremos más variedad—Respondí mirando a mi alrededor.

Podía notar que algunas personas veían con curiosidad a Calum pero este ni se inmutaba.

—Esta es la primera vez que camino tranquilamente sin ser reconocido.

Ya nos encontrábamos subiendo las cosas que habíamos comprando en el carro.

—Estoy segura de que sí"—.Respondí a su comentario. —¿Como se sintió?

—Asombroso, ¿podemos caminar hacia algún lugar?—.Calum esta vez pregunto con un tono de voz animada.

—Hmm-m claro aún faltan algunas horas para la cena.

Terminamos de subir las cosas, le puse seguro al coche y nos posicionamos uno a lado de otro para avanzar sobre las calles, admito que podía haber ido a algún lugar más cerca de mi casa pero si esto inicialmente eran unas vacaciones, lo menos que podía hacer por Calum era mostrarle la ciudad, aunque sea en coche, así que lo había traído hasta el centro de la ciudad.

Caminamos por las calles, el parecía estar fascinado con todo lo que veía.

Incluso paramos en una tienda a comprar los dulces que el tanto moría por probar, el primero que abrió fue el "Lucas" porque le recordaba a Luke y no podía creer que un dulce llevara el nombre de uno de sus mejores amigos.

Estaba espetante a su reacción, la primera vez que lo comías podías hacer caras muy chistosas y eso fue exactamente lo que ocurrió, Calum chupo el dulce junto con el chile que traía para acompañarlo y su primera reacción fue cerrar los ojos fuertemente y hacer una mueca.

—¿Y bien?—.Pregunté después de que dejó de hacer muecas en su rostro.

—No me gusto—.Confesó mientras guardaba el Lucas en la bolsa de plástico que nos habían dado.

—Es un dulce muy ácido, podrías tratar con el pulparindo o un pelón pelo rico—.Mencione divertida ante sus facciones.

—¿Me prometes que no está tan ácido como este?—.Pregunto mientras arqueaba una de sus cejas.

Nuestras manos se encontraban perfectamente entrelazadas y caminábamos sin temor a ser fotografiados o acosados por alguna horda de fans.

—No puedo prometerlo, cualquier persona que come por primera vez los dulces mexicanos, cualquier les resulta muy ácido o picoso.

—Bueno, entonces quisiera probar algo dulce típico de aquí.

Me detuve para mirar lo que teníamos alrededor, no había algo dulce que el pudiera probar, pero justo a unos metros de nosotros estaba la solución, el señor de los raspados.

—Creo que tengo la solución—.Dije emocionada, arrastrándolo hacia donde estaba el señor.

—¿Que es esto?—.Preguntó el en un susurro.

—Sshhh—.Lo calle. —Buenas tardes, me gustaría llevar dos de grosella por favor—.Ordene amablemente mientras sacaba dinero de mi bolsa.

Calum había fallado notablemente en su acto de querer pagar aquí, en primera porque el traía dólares, nadie aquí aceptaba dólares e incluso sus terminales de tarjeta no eran válidas tampoco.

El señor nos tendió a ambos nuestros raspados y nos alejamos de ahí.

—Esto es un raspado, Calum, esto es dulce, no te preocupes—.Me burle un poco a lo que recibí un pequeño bufido.

Ambos bebimos un sorbo de nuestra bebida si se podría llamar así, sus ojos se iluminaron y pude notar como no dejaba de absorber el líquido rojizo de su vaso.

—Esto está extremadamente delicioso y refrescante—.Dijo una vez que se había terminado su raspado.

—Ten el mío—.Le tendí mi raspado para que el de lo terminara y el sin rechistar. —Nos tenemos que ir—.dije cuando observe la hora en mi teléfono.

{...}

—Se que digo mucho esto pero, se siente bien que alguien te quiera sin algún interés detrás de su afecto—.Calum hablo una vez que ambos estábamos adentro del coche.

Lo observé detenidamente. —¿A que te refieres?

—Tú sabes, tú has estado conmigo incluso cuidándome, jamás has querido aceptar que te compré algo en agradecimiento e incluso estás aquí, invitándome todo lo que se me antoja sin rechistar, me has abierto las puertas de tu casa, me haces creer que me quieres en verdad por quien soy.

Mi corazón se hizo chiquito ante su confesión, el tenía una media sonrisa y me miraba directo a los ojos en busca de algo.

—Calum, yo te quiero, quizá creas que te quiero como una fan que está loca por ti, probablemente también sienta eso, pero por lo poco que te he llegado a conocer, eres un ser humano increíble y estoy orgullosa de que me hayas dejado conocer ese Calum detrás de todas las cámaras, quizá no necesites que yo te diga esto pero estoy orgullosa de todo lo que eres y haces—.Confesé y sintiendo mis ojos llenarse de lagrimas.

Me costaba mucho confesar todo lo que sentía sin poder controlar las ganas de llorar por ello. Evitaba a toda costa expresarme porque yo no podía sentir a medias, para mi era todo o nada y me convertía en una persona sobre emocional al expresarme.

—Te quiero también Ness, y estoy orgulloso de mi mismo por tener a una persona tan inteligente y genial a mi lado.

Se acercó a mi brindándome un corto abrazo.

—Siempre soñé esto—.Confesé mientras trataba de dejar que las lágrimas cayeran por mi rostro.

—Me alegra que lo hayas hecho, ahora estoy aquí—.Susurro mientras me arropaba en sus brazos y podía respirar su aroma característico de él.

Nessmara | Calum HoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora