0.24

157 20 3
                                    

Nessmara

Después de ese momento en mi habitación, ahora nos encontrábamos en el jardín de mi fraccionamiento haciendo fila para servirnos pozole.

—¡Nessy! ¡Estás aquí!—.Escuché una dulce voz gritar detrás de nosotros.

Me giré un poco para reconocer a una vecina, amiga de mi mamá desde hace años, ella llegó hasta a mi y sin pensarlo me rodeo con sus brazos.

Te extrañamos, nadie quiere enseñarle inglés a mis muchachos—.Comencé a reír ante su comentario. Ella tenía dos hijos pero parecían ser el mismo demonio.

Me imagino que si Joanne—.Reí junto a ella.

Sus hijos se observaban a lo lejos en la escena, ambos revolviendo las salsas de una mesa.

—¿Y este muchacho tan apuesto?—.Joanne por fin miro a mi acompañante.

Calum tenía una sonrisa un poco incómoda  así que lo presenté con la señora.

—Calum esta es Joanne, amiga de la familia—.Expliqué.

Joanne se quedó confundida ante mi explicación en inglés por lo que expliqué.

—Joanne, él es Calum, un amigo de San Francisco.

Ella sonrió pícara.

—No creo que solo sea tu amigo, a tu tía Joanne no la engañas—.Comentó juguetona.

Ella prácticamente me había cuidado desde pequeña, ella y mi mamá eran las mejores amigas, por suerte Calum no entendía nada de lo que estábamos hablando.

Ambos estrecharon su mejilla y observamos a Joanne alejarse hacia donde estaban sus dos demonios, les dio unos manazos a lo que Calum y yo que mirábamos espectantes, soltamos una carcajada.

Nos servimos pozole, o más bien yo se lo serví con todo lo que debía llevar.

Buscamos un lugar donde sentarnos, por suerte en la mesa donde estaban sentados mis papás aún no estaba llena por lo que nos aproximamos a sentarnos con ellos.

Pude notar como mi papá y mis hermanos estaban un poco pasado de copas por lo que se encontraban bromeando entre ellos.

—¡Calum, acompáñanos!—.Grito mi papá en cuanto nos sentamos.

Papá déjalo, el probablemente no vaya a entender la mayoría de lo que ustedes están diciendo—.Proteste.

Calum miraba divertido la escena.

—¿Están peleando?—.Preguntó este a mi lado.

—No, sólo le dije que te dejara en paz, necesitas aprender español—.Mencione mientras le echaba limón a su pozole.

Yo le eche chile al mío y comencé a comerlo.

—Yo también quiero eso—.El dijo señalando el chile que tenía a mi lado.

—Esto si pica Cal, no se compara con los dulces de la tarde—.Expliqué.

El me miraba con ojos tiernos, esperando que accediera.

—Puedes probar el mío y ver si lo aguantas.

Y eso hizo, tomo algunas cucharadas de mi plato y segundos después comenzó a toser y su rostro tomó un color rojo, le tendí un vaso de agua, mirándolo con diversión.

Nessmara | Calum HoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora