Prólogo.

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– ¿Y qué harás, cariño?– Preguntó aquella mujer de cabello corto y oscuro con angustia a su marido.

Aquel hombre alto, de hombros anchos la miró con frialdad – Hay que enviarlo—al escupir esas palabras, la mujer se rompió en llanto no se resistió, sabía que tenía que hacer lo que su esposo mandara sí no quería pasarla mal – En mi familia, no hay cobardes. Honraremos nuestro país.

Kim Taehyung, un chaebol de 18 años, un chico de clase alta, narcisista, malcriado y con un ego algo algo, tenía que poner su vida en riesgo por un montón de inútiles que no tienen nada que ver con él y que mucho menos le importaban.

Pero aparte de todo eso, su padre era coronel de la milicia.

– De ninguna manera, padre —bufó– estás demente si crees que voy a poner mi vida en peligro para defender a un montón de idiotas que no tienen idea de lo que hacen, no soy compatriota –Se dió la vuelta dispuesto a irse.

– Escúchame niño malagradecido —Gruñó tomándolo del brazo fuertemente, no lo pensó dos veces y soltó una bofetada que impactó contra la mejilla del chico– No irás a ningún lado, ¿Me entendiste?

El odio en sus ojos se podía ver a kilómetros, Taehyung y su padre eran enemigos, sí las miradas matarán Taehyung habría aniquilado a su abusivo viejo padre.

– Ahora, irás a defender a tú país quieras o no.

– Pero padre —Intentó convencer a su padre para que escuchara sus plegarías, era tan sólo un chico de 18 años, tenía miedo.

— ¡Basta, Kim Taehyung!– Gritó su padre– Mañana mismo al amanecer, estarás en el campo militar, y no quiero oír ninguna oración más. Hasta aquí nuestra conversación —Abandonó su habitación.

Taehyung no sabía qué esperar para el día siguiente.

Dejaría su vida llena de comodidades, le diría adiós a su gran casa; a su novia Park Soo-young a quien  amaba con locura a pesar de que esta solo estaba con él por dinero, le diría adiós a sus pocos amigos; a su madre para convertirse en un "héroe" de la nación.

O tal vez en cenizas.

Estaba sentada en una mecedora disfrutando de su cigarro, cuando unos leves golpes distraen su atención de su anticuado, en ese entonces, televisor.

Ve a un señor vestido de negro con sombrero acompañado de otros dos hombres tocar su puerta tras la ventana de esta.

Ella se levanta, abre la puerta y se encuentra con la cálida sonrisa de un apuesto hombre.

– Buenas tardes, ajumma, ¿esta es la familia Jeon, cierto? —La señora asintió incrédula– soy el mensajero oficial de la milicia; Kim Ji-woon y vengo a reclutar a todos sus hijos varones urgentemente para– La señora de sesenta y tantos años cerró la puerta en sus narices, ellos vinieron por sus nietos y ella no permitiría que se lo llevaran.

No bajo su mandato.

Los guardias que iban con él procedieron un paso, estaban dispuestos a derribar aquella puerta. Eran huecos, hacían todo por la fuerza. Por las malas o por las malas. El mensajero de alto rango les hizo una seña para que esperaran.

–Escóndanse chicos, ¡escóndanse, rápido! ¡Ya están aquí!– Habló su nieta mayor de alta estatura, piel blanca y de porcelana abriendo espacio debajo de una de las camas de la habitación para dejar entrar a 3 de sus hermanos.

Los pequeños nietos varones se veían muy desarrollados en comparación con su edad, los más pequeños tenían 12, eran mellizos y se llamaban Soobin y Hyun-jin, él otro tenía 14 se llamaba Chang-bin y para ser sinceros, todos parecían de al menos 17 años, de nada servía decir que eran muy menores.

Se escucharon toques y gritos más fuertes en la puerta de entrada a la humilde casa.

– ¡Señora, abra la puerta, no me obligue a tener que derrumbarla!– La señora estaba muy angustiada, estaba apunto de perder la cabeza.

Tal vez literalmente.

La hermana mayor; Seolhyun se percata que falta el mayor de sus hermanos menores— Mierda, ¿En dónde está Jungkook? —Dijo.

La abuela tocó su frente y rodó los ojos– ¡Ese mocoso! ¡Hará que mi corazón salga por mi boca!

Jeon Jungkook, de 16 años un chico de clase media-baja, humilde, inteligente pero travieso aunque no pasaba los límites de ser alguien desobediente. No le gustaban las reglas pero algo que le importaba mucho era su honor y el de su familia.

Él quería hacer la diferencia, quería llevar el apellido "Jeon" con orgullo para él y su descendencia.

– Creo que Jungkook salió hace unos 15 minutos, podría volver en cualquier momento. —Agregó el pequeño Hyun-jin, en ese momento se escucharon más gritos y más golpes.

– ¡Es mi última advertencia familia Jeon! —La abuela estaba en el límite, la señora sufría de presión arterial alta, estaba dando vueltas por toda la casa rogándole a Dios que por favor no le arrebataran a sus nietos en voz alta.

— Abuela, ¡Vuelve aquí! —Gritó Seolhyun dejando a sus hermanitos atrás cubiertos y escondidos para corrió a auxiliar a su abuela quién estaba a punto de agonizar.

En ese momento, se escuchó un golpe que derrumbó la puerta finalmente. Los tres chicos escondidos se asustaron al escuchar dos disparos, se quedaron inmóviles.

Habían asesinado a su abuela.

Uno de sus guardianes apuntó a la cabeza de la chica mientras el oficial Kim le preguntó sin remordimiento: – Díganos dónde están los varones de esta pocilga a menos que quieras terminar como ella.

La chica estaba invadida por el miedo, devastada, algo en ella se había roto acababan de asesinar a su abuela en frente de sus narices. Sus ojos se bañaban en lágrimas que frecuentemente caían sin control alguno.

Pero no iba a poner en riesgo a sus indefensos hermanitos.

– ¡Aquí no hay nadie! ¡Sólo éramos ella y yo! ¡Por favor, déjenos! —Suplicó.

– Aquí estoy —se escuchó una tercera voz proviniente de afueras de la casa, era su hermano, Jeon Jungkook— Llévenme a mi. —Dijo con lágrimas abandonando sus ojos oscuros.

un   milenio  || ᴛᴀᴇᴋᴏᴏᴋ || [+18] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora