Engaño

Capítulo dos

— Bienvenido a tu nuevo hogar, Satoshi.

La ciudad era bella, el pequeño admiraba todo lo que había a su alrededor, los hermosos arboles de cerezo, las múltiples agencias de héroes, estos mismos que andaban patrullando por todas partes con trajes extravagantes. Ambos se dirigieron a la estación de trenes para tomar uno que los llevaría hasta el hogar del heterocromático.

...

El edificio en donde vivía Todoroki era pequeño, apenas tenía dos pisos, el héroe se había instalado en el de arriba. El departamento era muy pequeño, era para una sola persona. Shouto sabía que no era el mejor lugar para quedarse, por lo que buscaría una casa lo más pronto posible.

— Bien... Nos quedaremos aquí por unos días — le dijo al menor — buscaré algo más cómodo y que haya escuelas cerca.

Ambos desempacaron las pocas cosas que tenían, cuando terminaron el reloj marcaba las doce del día, la hora de almuerzo. El joven se fue a la cocina y preparo la comida, como no sabía que le gustaba al pequeño, preparo algo sencillo: Tonkatsu, lo acompañó con arroz, ensalada y sopa de Miso. Preparó la pequeña mesa y buscó al niño.

— Hey... — dijo acercándose a el peliazul que miraba por la ventana — Preparé la comida.

El chico lo miró, se alejó de la ventana y se fue a sentar a la mesa junto al bicolor. Al ver la comida las imágenes pasadas recorrieron su mente, las pocas monedas que no servían para comprar algo, el pan duro y la leche fría, los almuerzos escasos y la falta de cena. Las calientes gotas — que brotaron de sus ojos — bajaron lentamente por las suaves mejillas y los hipidos furiosos salieron descontroladamente de su boca. 

Shouto se impresionó por la acción tan repentina del infante, pero no dijo nada, lo único que hizo fue abrazarlo, se agachó a su altura y envolvió delicadamente sus brazos por el cuerpo más pequeño, el peliazul correspondió el abrazo sin reclamar.

— Gracias... — decía entre sollozos — Gracias por... haberme salvado.

Ambos comieron tranquilamente los alimentos. El menor de los Todoroki no sabía de qué hablarle al niño, no tenía idea de lo que le podía gustar, no podía preguntarle de qué había pasado esa noche ni nada por el estilo, así que se fue por lo seguro.

— ¿Quieres ver una película en la tarde?

Satoshi miró al bicolor, no sabía que responder, dudoso dijo que sí. Shouto recogió la mesa junto al menor, ordenaron un poco y ya a las cinco de la tarde pusieron una película, la cual fue "Los croods". Las risas no de ambos no pararon, el estomago les dolía de tanto reír y las lágrimas bajaron por sus ojos, hubo partes tristes y graciosas, pero sobretodo hubo escenas familiares.

...

— Dormirás aquí — dijo el bicolor, arreglando la única cama del departamento — Yo estaré en la sala, después de todo me obligaron a tomar un descanso hoy. 

Acostó al niño, arropándolo bien. Intentó inútilmente dormir, la costumbre de llegar a casa todos los días a las cuatro de la madrugada y recién dormir no era algo que desapareciera de pronto. Se dio unas cuantas vueltas por el sofá negro que tenía, al no conciliar el sueño, decidió prender su computadora y buscar casas. Después de un rato escuchó ruidos en la habitación en la que dormía el pequeño. Se acercó y vio al menor sentado en la cama.

— ¿Satoshi? ¿Qué sucede? — Preguntó el heterocromático preocupado por el infante.

El niño no respondió, temblaba sin parar, su respiración se aceleró y las excasas gotas de sudor bajaban por su frente, los murmullos incontrolables salían de su boca, diciendo cosas como: "Por favor, basta", "Para, me duele", "No me golpees, haré lo que quieras", entre otras cosas.