Capítulo quince

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Shouto estaba desesperado, estaba tan alterado que quería llorar en ese preciso momento y arrancar su piel para liberar su estrés, pero debía de ser fuerte, debía de serlo por su pequeño. No le contaría lo que realmente pasaba, no quería que pensara que se moriría, el bicolor ni siquiera quería pensar en ese final, le pidió a los doctores las recomendaciones, cuidados, oncólogos infantiles, tratos en cuanto lo social, etc. Todoroki no quería que su niño sufriera igual que él, pero allí estaba, reservando una hora para una quimioterapia.

Se fuerte... No llores... No llores...

Se repetía a si mismo mientras que su pecho se oprimía angustiosamente, no sabía si debía de hablarlo con alguien, el que hacer realmente, el niño poco a poco se volvería un foco y esto talvez llevaría al bullying, si era así... ¿qué debía de hacer? ¿Cómo debía de afrontarlo todo? ¿Qué debía de decir en estos casos? ¿Qué podía hacer...?

— Shouto-Otosan... ¿Estás bien?

Los enormes ojos de su pequeño le observaban atentamente, ¿qué debía de decirle? Nada... Él llevaría la cruz que un niño no debe de cargar, él sería el que soportaría todo, él limpiaría sus lágrimas, él mentiría por la felicidad del pequeño, él sería quién le apoyaría en todo... No tenía derecho a fallar o a romperse... Todo el mundo le diría lo mismo, daba lo mismo cuán herido estaba, que tan traumatizado estaba, a nadie le importaba... La vida de ese niño no sería la misma que la suya, él se encargaría con lágrimas, sangre, incluso con su propia vida de evitar a toda costa eso.

— Estoy bien, Satoshi... Vamos a casa...

...

En el auto puso el disco favorito del menor y el suyo también, cantaron alegremente hasta que el chico mayor inició la conversación.

— Tu maestra me mostró un dibujo muy bonito que hiciste.

— ¿¡Eh!? — el niño le miró rápidamente sonrojándose por completo — ¿Q-qué? Ay... No... — agachó la mirada antes de decir algo entendible en el lindo balbuceo — ¿Estas decepcionado?

— ¿Qué? No, ¿por qué lo estaría?

— Porque eres un héroe, ¿no se supone que eres mi padre y debo de seguir tus pasos?

— Oh, bebé, ¿quién te dijo eso? Tu puedes ser lo que desees, mientras que no sea algo ilegal... Yo siempre te apoyaré, nunca te daré la espalda aunque cueste mucho... Siempre estaré allí...

El niño le sonrió ampliamente, entrecerrando de forma adorable sus ojos, Shouto también le sonrió, si el menor seguía sonriendo así... Si él seguía a su lado... Él podría hacer lo que fuera, después de todo su pequeño y tierno hijo era el motor de su vida... No podía perderle... Sino volvería a caer y no volvería a salir de donde estaba, era algo seguro.

— Quiero convertirme en un doctor para ser el héroe de papá — susurró el peliazul antes de caer dormido.

...

Dejó delicadamente al menor en su cama, lo cubrió bien para que no le diera frío con lo que quedaba del invierno, frotó sus brazos con miedo mientras veía al infante, por un instante lo imaginó en una cama de hospital conectado a muchas maquinas, el miedo le invadió... Su celular que vibraba incesante en el bolsillo de su pantalón le sacó de sus pensamientos, salió del cuarto para contestar.

— ¿Si?

— Shou, hola, ¿qué sucedió? Nee-chan nos mandó un mensaje de voz alterada sobre que Satoshi se había desmayado y que no podía hablarte, ¿Está bien? ¿Esta enfermó?

— Natsuo-nii...san... — el albino al otro lado se percató del ligero quiebre de voz de su hermanito — Esta todo bien...

— Shou, podrás engañar a todos con eso, pero con él poco tiempo que te conozco puedo decir que nada esta bien, ¿qué sucedió? — lo único que escuchó fueron pasos y suspiros seguidos — ¿Shou?

— Natsuo-niisan, ¿estoy maldito? — el bicolor intentó contener sus sollozos.

¿Qué? No, ¿por qué dices eso?

— Natsuo-niisan... Es grave... ¿Por qué pasa siempre lo mismo? Mamá... Touya-niisan... Fuyumi-neesan... Tú... Él... Todos... Todos salen heridos por mi culpa... S-solo quería hacerle feliz... ¿Por qué ahora? ¡Por qué justo ahora! S-Satoshi... Y-yo no quería hacerle daño... Pero parece que el estar conmigo es malo... Natsuo-niisan... Satoshi tiene leucemia... N-no quiero perderle... Si lo hace y-yo... — No pudo resistir más y terminó llorando de forma desgarradora.

Oh... — El era doctor, pero había siempre una duda en estos casos, ¿qué se debía de decir? — Shou... Tranquilo, yo te ayudaré en lo que pueda, te compraré los medicamentos de Sa-kun, te acompañaré a sus quimioterapias y cuando no quede ningún cabello en su pequeña cabecita le compraré tantas pelucas como quiera, largas, cortas, negras, rubias... Estaré aquí para los dos, pero por favor, Shou... Esto no es tu culpa... Nada de eso fue tu culpa y sé que es difícil dejarlo ir — Oh, pobre del albino, él no sabía nada de lo que pasaba con esos temas — No es tu culpa, Shou...

— G-gracias, N-Natsuo-niisan... G-gracias...

...

Aquella noche se la pasó pensando, tendría unas ojeras peores a las que tiene, el menor no dejó de hacerle preguntas, pero él con su típico rostro le dijo mentiras... No iba a traumar al niño diciéndole una enfermedad horrible que le puede matar... No... Era algo que nunca le diría. Su mente no dejaba de hacerle malas pasadas, su pequeño niño estaba presente en ellas, se imaginó cada síntoma de ese mal en él, todas las posibilidades y la única que deseaba era verlo correr por el gran bosque sonriendo como siempre, acompañado de Choko y Miyuki, él iría al lago que habían ido solo una vez y le traería algún recuerdo, tal vez llegaría el día en que invitara a un amigo o amiga a dormir a la casa, tal vez seguirían leyendo libros juntos o jugarían a algo que el menor quería, solo para que acabará exhausto y el de largas hebras bicolores le cargara, el ojiazul recargaría su carita en su pecho solo para recibir un poco de la temperatura fría y agradable de su cuerpo, para terminar el día cenando lo que ambos habían preparado. 

Aquella mañana se pasó la mano con cansancio, había faltado al trabajo — claro, dejando un justificativo a su jefe —, pero parecía que se había peleado toda la noche con la liga de villanos, después de estirase para quitar la tensión de su cuerpo, se dirigió a la cocina, dejó en los platos de mascota la comida para respectivo animal, el perro y la gata se acercaron a desayunar a gustó, como siempre Shouto observó sin ninguna emoción en su rostro, después de un rato comenzó a preparar el desayunó. 

Cuando solo faltaba que el agua y la leche hirviera, fue a la habitación de Satoshi, este estaba sentado en su cama, agarrándose la cabeza, entonces él tomó una cubeta que había dejado la noche anterior — gracias a las recomendaciones del doctor — y se acercó al pequeño, ofreciéndole la cubeta, acto seguido vomitó en ella.

— Necesitas hacerlo otra vez — el niño movió la cabeza a modo de negación — Esta bien, entonces vamos a tomar el desayuno, ¿si?

Cada lágrima la limpiaría él, cada herida la curaría él, cada dolor él estaría allí... Le daba lo mismo cuanto le costaría... Salvaría a Satoshi de esa enfermedad.

...

Hola, ¿cómo están? Espero que bien... Bueno... Aquí esta el nuevo capítulo, ¿qué les pareció? ¿Necesita más emoción? ¿Qué creen que pasará? ¿Satoshi se salvó? ¿Qué es lo que pasó con Shouto en su tiempo como estudiante? Déjenlo en los comentarios... Recuerden comentar, votar y disfrutar...

Nos vemos en otra historia...

Nox...

La persona de mil rostros...

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