Capitulo 46

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Más tarde, como el momento del show se aproximaba, Tamara llamó a Irene.

-Amor, ¿no vas a volver a la habitación?

-¿Puedo ir ahora?

-Es hora de prepararse para salir. Puede venir.

-Vale. Voy a terminar una conversación y me voy.

-¿Conversación?

-Sí. Después te hablo. Hasta.

-Hasta.

Unos minutos más tarde, Irene llegó a la habitación sonriendo.

-Hola, amor. ¿Estás lista?

-Estoy. Usted demoró. La conversación fue buena, ¿eh?

-Fue. - abrazó a Tamara - Reencontré un amigo de la infancia.

-Ah, sé. - Dijo Tamara con el ceño fruncido - Ve a prepararte.

-¿Qué carita es esta, Tam? - trató de besar a Tamara y ella volvió la cara - ¿Qué pasa?

-Nada. Vamos, lleguemos tarde. ¿O vas así?

-Vale, me voy. - Se separó de Tamara y fue a cambiarse de ropa.

Mientras Irene se preparaba, las dos guardaron silencio. Después, Irene dijo:

-Estoy lista. ¿Vámonos?

-Vamos. - Tamara se levantó y tomó la guitarra - Mi papá y Chesko ya están esperando abajo.

Salieron de la habitación y, en el ascensor, Irene dijo:

-Tam, ¿no me vas a decir por qué es rara?

-Quién necesita explicar aquí eres tú. Dijiste que viniste a quedarte conmigo y desapareciste.

-Tam, me pediste que saliera de la habitación, ¿recuerdas? Fui a sentarme al bar y me quedé hablando, eso es todo.

Tamara la ignoró. Cuando llegó el ascensor, salieron y encontraron a Chesko y Fernando.

-¿Vámonos, papá?

-Vamos.

Caminaron hacia la camioneta e Irene caminó detrás, un poco avergonzada.

-¿Qué pasa, Irene? - Preguntó Chesko. - Eres muy seria.

-Nada. Solo pensando en algunas cosas que tengo que hacer cuando volvamos a Madrid.

Cuando llegaron a la camioneta, Tamara se sentó en el asiento delantero con su padre y dejó que Chesko se fuera con Irene.

-Al parecer, me perdí algo. - Dijo Chesko.

Tamara e Irene no dijeron nada hasta que llegaron al lugar. Salieron de la camioneta y Tamara entró al lugar, con Irene detrás.

-Tam, ¿vas a seguir ignorándome?

-La culpa es suya.

-Yo sé. Entonces quiero hacer algo para arreglarlo. – Besó a Tamara - ¿Me perdonas?

-Golpe bajo, esto beso. - besó a Irene - Yo te perdono. Pero, después del show, hablamos mejor.

-Vale. - Besó a Tamara - Buen show.

-Gracias amor. - besó a Irene - Hasta luego.

Tamara hizo el show y, tan pronto como terminó, Irene fue entre bastidores

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Tamara hizo el show y, tan pronto como terminó, Irene fue entre bastidores.

-Muy bonito el show. - Besó a Tamara - Te meciste.

-Me sentí muy bien en este show. - besó a Irene - Debe ser porque estabas aquí.

-¿Vamos directamente al hotel?

-Sí. ¿Por qué? ¿Pensaste en ir a otro lado?

-Entonces... estaba pensando durante el show y tal vez podríamos ir a la playa.

-¿Ahora?

-Sí. Arruiné el paseo antes. Ahora podemos estar juntas, salir.

-Hummm - besó a Irene - Una invitación así, no hay forma de negarse.

Tamara organizó sus cosas y fue a hablar con Fernando.

-Papá, ¿te importa llevarte mi guitarra? Voy a otro lado con Irene.

-Vale. Puedes dejarlo aquí y lo llevaré al auto. Buen paseo, hija.

-Gracias, papá. Adiós.

-Adiós.

Dejó el lugar con Irene, compraron cervezas y bocadillos y caminaron hacia la playa.

-El único problema de ir a la playa ahora es esto viento frío. - dijo Irene, abrazándose a sí misma.

-Ven aquí. - abrazó a Irene - te caliento.

-Qué delicia. – Besó a Tamara - Creo que me gustará esto.

Caminaron por la playa, abrazadas, mirando al cielo y al mar.

-¿Sabías que te ves más hermosa con la luz de la luna en tus ojos? - Preguntó Irene.

-¿Crees? - besó a Irene - Y te ves hermosa cada vez que te sientes libre. Me gusta verte así, con esta carita linda y sin preocupaciones.

-Por eso quería venir aquí ahora, puedo estar más relajada. Ven, sentémonos.

Se sentaron en la arena, Irene apoyada contra el pecho de Tamara y las dos mirando al mar.

-Amor, ese cabello fragante tuyo, me volverá loca. - dijo Tamara y besó el cuello de Irene.

-Amor, ahora me voy a volver loca con ese beso. - Puso su mano sobre la cara de Tamara y la acarició.

-¿Quieres que me detenga? - preguntó Tamara, susurrando al oído de Irene - ¿Estás segura?

-No. - se volvió hacia Tamara y la besó - Quiero más.

Irene se sentó en el regazo de Tamara y la besó ansiosamente mientras sus manos la recorrían por la blusa. Tamara abrazó a Irene, juntando sus cuerpos lo más posible e intensificando el beso. Cuando necesitaban aire, separaron los labios, manteniéndolos cerca y Tamara dijo:

-Irene, ¿por qué hiciste eso? No podré controlarme.

-No quiero que te controles. – Besó a Tamara.

Tamara estaba un poco tensa al principio, pero se dejó llevar. Irene comenzó a levantar su blusa, pasándose las manos por la espalda y en el vientre. Ella gimió ante el frío toque de sus manos e Irene lo tomó como un incentivo, pasando sus manos sobre su vientre, hasta que tocó sus senos. Tamara detuvo el beso y le dio pequeños besos en la cara a Irene, y luego besó su cuello, sacando suspiros de ella. Irene mordisqueó la oreja de Tamara y dijo:

-No te atrevas a parar ahora.

-Demasiado tarde. - respondió Tamara, levantando la blusa de Irene y pasando las manos por la espalda. - Imposible parar.

Las dos se quitaron las blusas y se besaron mientras se acariciaban. Tamara metió la mano dentro de los pantalones de Irene y le apretó el culo. Irene gimió y apretó los senos de Tamara en respuesta. Los besos se estaban poniendo cada vez más calientes y las caricias ya no eran suficientes para tanta emoción. Luego se quitaron el resto de la ropa entre besos y caricias y se acostaron en la arena, completamente desnudos. Irene descendió por un sendero de besos y chupó el pecho de Tamara mientras masajeaba el otro, mientras presionaba su cadera con la de Tamara, sacando gemidos y palabras desconectadas. Tamara luego jaló a Irene en un beso y cambió de lugar, acostándose sobre ella. Incapaz de soportarlo, bajó besando todo su cuerpo, hasta que llegó al clítoris, que chupó con ansia hasta que Irene llegó, en su boca. Luego subió dando besos y mordiscos y besó a Irene. Cambiaron de posición nuevamente y Irene chupó su clítoris mientras apretaba sus senos, hasta que llegó Tamara, gimiendo su nombre. Se acostó sobre Tamara y la besó. Luego permanecieron abrazadas, hasta que sus respiraciones se normalizaron.

-Joder, Irene... ¡Qué locura! - besó a Irene.

-Una de las mejores locuras. – Besó a Tamara.

-¡Te amo!

-¡Te amo!

¿Y si fuera real? - RIZHENEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora