Mientras Krist hablaba por teléfono, y el niño descansaba apaciblemente, Singto dio por terminado el trabajo y, reclinándose en el respaldo de la silla, recorrió la habitación con la mirada. El ruido de arañazos que creía oír era cada vez más nítido.
Se puso en pie. ¿De dónde procedía?
A la vez que aguzaba el oído y la vista sintió que lo invadía la inquietud. El día anterior se había reído de Krist cuando mencionó un secuestro. Pero en aquel instante se preguntó por primera vez cuál sería la procedencia del bebe. ¿Había sido abandonado? ¿Robado? ¿Se habrían asustado a última hora los secuestradores?
Fue hasta el ventanal y acercó la cara para escudriñar el exterior, todo parecía en calma. Sin embargo, los arañazos no cesaban. Estaba a punto de ponerse una chaqueta para salir, cuando de entre los remolinos de nieve surgió una figura de frente a él. El corazón de Singto se aceleró a la vez que el cerebro registraba dos filas de dientes, unos ojos amarillos, un hocico puntiagudo.
¿Un lobo?
Una fracción de segundo más tarde el animal se sacudió y Singto reconoció a un perro gigante, con una cola larga y muy mojado.
Era el perro de P'Godji. Al no estar su dueña debía haber salido de su caseta y perderse en la tormenta. Estaba claro que quería jugar.
Aunque hacía un tiempo espantoso, Singto pensó en las consecuencias de dejar entrar a semejante perro al interior. Tenía una cola tan fuerte que si golpeaba con ella a Krist lo lanzaría por el aire. Y no quería ni pensar lo que le haría al bebe. Otra posibilidad era llevarlo al garaje.
–¿Quién es ese?
Singto miró hacia Krist y le pareció que fruncía el ceño, pero volvió la mirada a Fido al instante. ¿O no se llamaba a sí?
–Es de P'.
–Parece simpático.
–Y enorme.
–Debe estar helado. No podemos dejarlo fuera. Seguro que tiene hambre.
–Pero es que es gigantesco.
El perro hizo unas cabriolas y lamió el cristal sin dejar de sacudir la cola.
–¿Vas a abrirle o le abro yo? –dijo Krist, tomando al bebe en brazos.
Singto miró a Krist y a Fiat alternativamente. Este miraba por la ventana gorjeando con el puño en la boca y riendo, como si lo que más deseara en el mundo fuera conocer a ese visitante.
Levantando las manos en señal de rendición, Singto salió, mascullando:
–Voy a abrirle por el lado de la cocina.
Para cuando abrió la puerta, el perro lo esperaba sentado, con la pata en alto, como si fuera a estrecharle la mano.
–Vamos, está entrando frío.
El perro pareció sonreír y se sacudió, salpicando gotas de lluvia que Singto intentó evitar. Pasó de largo y Singto vio desaparecer su rabo por la puerta. Luego cerró y fue al salón.
El perro estaba sentado a los pies de krist, erguido y con las orejas alzadas, mientras el le susurraba monerías como si fuera un niño de seis años.
Al acercarse,Singto se fijó en que tenía unos ojos amables y que parecía cariñoso. Además recordó que le habían dicho que era muy leal y protector con los niños.
Krist se agachó para acariciarle la cabeza.
–¡Es precioso!
–Está mojado.
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[Terminado] Repentino Amor
Fiksi PenggemarRepentino Amor Singto Prachaya creia que el enfocarse en lograr el exito era el unico objetivo en su vida, no habia espacio para nada más, hasta que un dia encuentra una sorpresa inesperada. lo que no sabia es que esta pequeña y linda sorpresa lo ll...