Krist estaba a punto de marcharse de la oficina cuando entró un mensajero y le entregó un paquete. Supuso que procedería de alguna de las compañías que había entrevistado, pues muy a menudo les mandaban muestras o catálogos de sus productos, pero cuando miró el remitente, musitó:
–Don Pollo-zombi –y el estómago se le encogió a la vez que la sonrisa que afloraba a sus labios despertaba la curiosidad de la recepcionista.
–Has palidecido ¿Quieres un vaso de agua? –preguntó, yendo hacia el.
–No, no. Estoy bien.
–Parece que hubieras visto un fantasma.
Krist sonrió.
–Algo así.
No quiso esperar a llegar a casa para ver qué contenía, así que lo abrió, bajo la mirada de su asistente que exclamó:
–¡Qué preciosidad!
Los ojos de Krist se humedecieron mientras observaba la bola de cristal que resumía tantas cosas.
–Una bola de nieve –musitó a la vez que la sacudía y contemplaba la nieve caer sobre una cabaña de madera, ante cuya puerta había una pareja y un perro. La mujer sostenía un bebé en brazos.
Cerró los ojos y suspiró. Contemplar aquella bola hizo que los recuerdos se agolparan en su mente; recuerdos que quería mimar hasta el final de sus días, pero que debía considerar parte del pasado. Había decidido seguir el consejo de Singto y pensar en el futuro.
–¿De quién es? No recuerdo que entrevistaras a nadie relacionado con bolas de cristal –dijo su asistente, mirando dentro del paquete.
–Es personal.
–Aquí hay una nota.
Krist la tomó la nota y a medida que leía, su espíritu se elevó y su determinación flaqueó.
–¿Vas a ir? –
Krist la miró con desaprobación al ver que había estado leyendo por encima de su hombro.
–Perdona, no he podido evitar leer «necesito volver a verte» y «este sábado por la noche». Dice que es una fiesta de compromiso, en una dirección de Oyster Bay Cove. ¡Suena todo tan romántico!
Krist se mordisqueó el labio inferior a la vez que volvía sacudir la bola. En su mente podía oír a Cruiser ladrar, a Fiat riendo y a Singto...
Suspiró.
Singto era inteligente, fuerte y divertido y lo echaba de menos. De noche, solo en su cama, todavía sentía su calor y sus besos.
Con el paso de los días, Krist había creído que no se pondría en contacto con el, pero Singto había mantenido su palabra. Por eso mismo tendría que aceptar: para decirle hasta qué punto la experiencia de Chiang Mai le había cambiado la vida y por qué no podía volver a verlo.
Le mandó un mensaje aceptando la invitación, pero especificó que iría a casa de sus padres por su cuenta.
Cuando Singto recibió la respuesta de Krist, tuvo la tentación de llamarlo a la revista, pero veinticuatro horas más tarde, mientras lo esperaba en casa de sus padres, se alegró de no haberlo hecho. Si Krist quería llegar por su cuenta, él no tenía nada de objetar. Siempre que le dejara devolverlo a su casa en coche... y a la mañana siguiente.
Notó una mano en el hombro y al volverse se encontró con su madre.
–Llevas una hora mirando por la ventana. ¿Estás seguro de que ese jovencito va a venir?
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[Terminado] Repentino Amor
Fiksi PenggemarRepentino Amor Singto Prachaya creia que el enfocarse en lograr el exito era el unico objetivo en su vida, no habia espacio para nada más, hasta que un dia encuentra una sorpresa inesperada. lo que no sabia es que esta pequeña y linda sorpresa lo ll...