J es por Juego

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Había comenzado como un simple juego, dónde ella lanzaba un Maka-chop por un comentario irrespetuoso de Soul, él respondía con un insulto, ella le regresaba el insulto, seguían diciendo cosas por unos minutos más y luego lo dejaban.

Siempre fue así, Maka estaba acostumbrada a su insensibilidad, a su lujuria por las chicas guapas de cuerpos esculturales y personalidades dulces.

Entonces, no podía comprender cómo es que había salido corriendo del departamento cuando Soul le dijo que, con su actitud, terminaría igual que su madre.

Su madre, quién se separó de su padre luego de cansarse de los constantes engaños de él. Su madre, quién la hizo parecer fuerte como para dejarla en Death City junto al hombre que arruinó a su familia. Su madre, a quién no había visto en años y sólo de vez en cuando recibía sus cartas.

Su madre.... la última vez que la vio, tenía una expresión de profunda tristeza e infelicidad.

Sabía que ella necesitaba tiempo para sanar su corazón, las esperanzas de una vida feliz que su padre le había dado.

Y ese tiempo lo hacía sola, lejos de ella, lejos de una pequeña Maka que tanto la necesitaba e ignoró por creerla fuerte.

¿Maka tendría ese mismo destino? ¿El temor de cometer el mismo error le harían, sin pensarlo, recrearlo?

¿Su vida sería infelicidad?

Soul lo decía, al igual que Black Star, las hermanas Thompson y había más que también opinaban sobre su forma de ser. Lo bruta, irritable y enojona que era, ¿podía cambiar acaso? Lo intentó tantas veces, muchas de las inimaginables y ninguna vez funcionaron. Dejó de intentarlo, creyó que tal vez, sólo tal vez alguien podría... ¿aceptarla? Amarla...

Y Soul llegaba diciéndole que nunca nadie lo haría.

Le dolió más que otras veces, tal vez debido a los pocos sentimientos que guardaba celosamente en su interior con respecto al chico que se supone, debía ser sólo su arma.

Él tenía razón, estaba cometiendo el mismo error al creer en algo que no debía, a anhelar algo que estaba prohibido, que no era para ella.

Ya no era sólo un juego. Nunca lo fue.

Soul no la aceptaba, nunca lo haría.

Maka se quedaría sola, porque así estaba destinado a ser.

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Soul encontró a Maka donde sólo ella podría estar.

En el bosque de Shibusen, justo donde solían entrenar en los tiempos de estudiantes novatos. Maka había dicho una vez, que sus energías se quedaron impregnadas ahí, volviéndose parte del universo.

La chica miraba las estrellas, era lo único que podía apreciarse en el cielo nocturno, sin la luna.

—Lo siento —dijo.

Tuvo que verla salir llorando para entender que sus palabras no fueron las ideales, que no estaban jugando.

Maka no respondió.

Soul suspiró, se agachó en el pasto y, a su lado, se recostó.

—No eres ella. Eres diferente y genial. Y sabes que soy un idiota para decir esas cosas. No sé por qué me haces caso.

—Es porque vienen de ti —murmuró, aun sin voltear.

Quería que Soul comprendiera que el dolor provenía de la admisión de que no era suficiente ni ideal para él.

—Soy un idiota, Maka. Los idiotas dicen cosas idiotas todo el tiempo. Pero, justo ahora no lo estoy siendo. Por eso, cree cuando digo que no voy a ser Spirit. Soy Soul Eater, tu arma, amigo y compañero de vida, no te vas a deshacer de mí tan fácil —intentó bromear al final.

Soul esperó que, a pesar de la broma y la estupidez, Maka entendiera lo que estaba diciendo. Ojalá pudiera decirlo de frente, con todas las palabras que debían salir, pero, Maka no estaba lista para una confesión así, para un compromiso real.

En algún momento lo estaría, y hasta entonces, sería paciente.

—Por supuesto que eres un idiota —finalmente Maka respondió. La escuchó girar.

Él hizo lo mismo, quedaron de frente, tumbados en el pasto en plena oscuridad. No necesitaba ninguna luz para verla, Maka tenía brillo propio.

—Pero tendrás que hacer muchos méritos para no ser otro idiota como Spirit.

—Tengo todo el tiempo del mundo para demostrarlo.

La sonrisa puntiaguda de Soul fue la sinceridad que Maka buscaba. Era todo. Ella sabía que era también una idiota. Porque el chico estaba ahí, y siempre lo ha estado. Aún si no era de la forma que quería, tendría tiempo para luchar por las inseguridades y creer que esa vieja historia jamás se repetiría.

Ellos eran diferentes.

Eran Soul y Maka.

SoMa en el abecedarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora