B es por Beso

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—Oye, ¿qué hay del primer beso?

La pregunta fue dicha en una de esas tardes aburridas donde fingía estudiar sólo para que Maka no lo golpeara. Al menos así lo golpearía luego de ver sus deplorables calificaciones.

—¿Qué hay del qué? —Maka regresó la pregunta sin despegarse del quinto libro que estaba leyendo.

—El primer beso —insistió Soul.

No es que el tema llegara de la nada, el libro que se supone debía estar leyendo hablaba de una técnica conocida como beso, dónde el técnico succionaba por tiempo determinado, una parte del alma del arma para complementarse durante la sincronización. El matiz sólo había surgido de pronto, llenando de curiosidad su mente.

Maka levantó la vista confundida.

—No sé a qué te refieres —dijo, se encogió de hombros y regresó a la lectura.

Soul bufó de aburrimiento. Volvió a releer por quinta vez la misma página sin lograr que nada de lo escrito se quedara en su cabeza. De nuevo, su atención se centró en su compañera. Ella lucía comprometida con lo que sea que dijeran esas líneas.

Maka era... Maka. Sosa, poco linda, casi plana, terca y de mal genio. Pero también era fuerte, valiente, con carácter y un increíble sentido de justicia y compasión.

Para Soul, hablar de romances era un tema estúpido. Había una repulsión debido a los constantes compromisos de sus padres con cualquier persona que tuviera un alto estatus, o cuando, chicas a las que nunca hubiera visto, le declaraban un amor eterno.

Sin embargo, cuando pensaba en Maka, había algo en su interior que se removía. Un cosquilleo extraño y anormal que quemaba. Imaginaba muchas cosas, pensaba en miles más, ansiaba otras tantas.

¿Maka estaría siempre junto a él? ¿Acaso no se cansaría de ser por siempre su técnico? Tal vez tuviera miedo de repetir la historia de sus padres.

Si Soul odiaba hablar de romance, para Maka era un tema prohibido.

Y, aun así, ahí estaba él, siendo egoísta. Queriendo sacar palabras que probablemente nunca obtendría.

—¿Has imaginado cómo sería tu primer beso? —Soul abandonó el libro y volvió a preguntar, esta vez, directamente.

Maka frunció el entrecejo. Dejó el libro y lo miró.

—¿Por qué estás sacando ese tema ahora?

—Solo curiosidad —respondió con un bostezo, fingiendo que sólo era un tema cualquiera y no algo que le interesara saber—, bien, ¿cómo lo imaginas?

Maka suspiró, pero no de ensoñación, más bien fue de... ¿resignación?

—No tengo que imaginarlo cuando ya pasó —confesó.

Fue asombroso escucharla, Soul no pudo evitar el grito de sorpresa que bien le valió un librazo.

—¿¡Qué demonios Maka!?

—¿Qué? ¿Acaso no puedes creer que una nerd como yo, pueda tener alguna experiencia? Pero claro, eres demasiado cool y tienes a tantas chicas a tu alrededor que nada más te importa. Si sólo quieres burlarte de mí inexperiencia, malas noticias Evans, no lo vas a conseguir —Y sin más, de nuevo, se puso a leer.

Soul no podía salir de su estupor.

¿Cuándo? ¿Dónde? ¿¡Con quién!? Oh no, él no quería burlarse, él quería... ¿quería?

—¿Con quién fue? ¿Cuándo? —Las preguntas de su mente salieron.

Maka no respondió, no parecía interesada en revelar más de lo dicho.

Pero para Soul, esto era importante... no. No lo era, no de la forma que pensaba. Porque, aunque se veía superficial e idiota, y siempre hablaba del cuerpo perfecto de una verdadera mujer, siempre hubo una razón para rechazar a esas cientos de chicas que se veían mejor que Maka.

—Se supone que debo ser tu primer beso —dijo, sentenciando sus intenciones.

Maka bajó el libro, mirándolo confusa. Pero Soul estaba serio, no bromeaba. Incluso, lo vio pelear internamente con algo más allá del alcance de su detector de almas, notó la determinación, el valor y el acercamiento lento hacia ella.

No hizo nada. No quería hacer nada, sólo esperó el momento. Cuando Soul, su arma y compañero de siempre, su Death Scythe quién había sacrificado su vida y cordura por ella en tantas ocasiones, la besó.

Apenas un roce, apenas un suspiro.

Y Soul estaba ahí, sonriendo triunfante, con su tonta sonrisa de galán y esos ojos aburridos de la vida. El chico cool solitario, que encontró una familia en Death City. Que la encontró a ella.

—¿Satisfecho? —Le preguntó, sonriendo también— ¿Acaso es un nuevo tipo de broma?

Ella sabía que él no bromeaba.

—No —Soul negó. Sus ojos carmín parecían hacer las preguntas.

—El primero no contó —le dijo—, fue después de bajar de la luna. Parece que tu popularidad no fue la única que aumentó, oh gran Death Scythe —bromeó—, pero me tomó tan desprevenida esa confesión y que se atreviera a besarme que le nockeé con un Maka-chop, ¡nadie se atreve a atacarme de esa forma sin mi consentimiento!

Soul se echó a reír tras la historia, comprendiendo que Maka siempre sería Maka.

—¿Yo tengo tu consentimiento? —Le dijo, acercándose una vez más.

Maka sonrió.

—No estarías consciente si no lo tuvieras.

Un tercer beso.

O el segundo.

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SoMa en el abecedarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora