V es por Victoria

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"Ella... es una persona que tiene la sangre de un arma y se convirtió en técnico"

"¡Te arrancaré esa armadura de sentimientos!"

Fueron palabras dichas en el fulgor de la batalla.

Quién lo dijo, de seguro no estaba pensando en que se quedarían grabadas en la mente de alguien, tal vez ni siquiera era muy consciente de lo que estaba diciendo o incluso puede que las haya olvidado cuando el golpe destruyó su rostro.

Era muy probable que nadie más las registrara.

Pero él lo hizo.

Aquellas dos frases, se quedaron grabadas en su memoria. Y se repetían cada vez con más frecuencia.

Siempre al igual que aquella vez, en medio de una batalla.

—¡Maka, detrás!

Su grito metálico resonó en el estrecho y oscuro lugar desde donde analizaba la pelea. Y aunque se concentró en incrementar su energía para defenderse del ataque, su filo nunca chocó contra el arma del enemigo, ni sintió la vibración de la ofensiva, pese a escuchar claramente el choque de metales y el silbido del filo en el aire.

Soul no cortó nada, pero la cabeza del enemigo rodó por el suelo antes de desaparecer y dejar un alma roja brillante en lugar del resto del cuerpo.

—¡Lo hice! —Maka gritó orgullosa.

Su brazo transformado en hoja de guadaña, estaba alzado en el aire, limpio y sin ningún rasguño. Soul podía verlo desde su posición en la otra mano, sostenido como si fuera un accesorio más. Un brillo recorrió el arma y pronto, las mangas y guantes característicos de su uniforme aparecieron a la vista.

Esa fue su señal para hacer lo mismo. Volvió a su forma humana, y se quedó a un lado, agachado, observando con desconfianza el alma flotante del demonio sin atreverse como otras tantas veces a tomarlo.

—¡Una victoria limpia!

—Si... limpia.

—Eh... ¿qué pasa? ¿Por qué no la comes? ¿Quieres guardarla para después?

El alma estaba frente a él. Con su aura roja atrayéndolo para probar su inusual textura. La cosa más exquisita para un arma cerca de ser Death Scythe como él, ¿a cuántas estaba? ¿A 5?

Sin embargo, ese bocadillo no le pertenecía.

—Puedes quedártela. Tú la conseguiste —dijo, levantándose.

Puso una mano sobre el hombro de Maka, empujándola levemente a tomarla.

Ella la miró desconcertada, sin entender bien a qué se refería.

—¿De qué hablas?

—Eres un arma, ¿no? Y acabas de decapitar al tipo, lo cual, admito que fue un movimiento tan cool. Por eso es toda tuya.

Lo dijo con una de sus características sonrisas llenas de confianza. Contrario a su interior, dónde clamaba porque Maka lo ignorara y dejara el alma ahí. No porque él la quisiera, sino porque sabía que, si ella lo tomaba, no habría punto de retorno.

—Siempre me pregunté a qué sabría un alma...

El sol otoñal lanzaba su velo naranja sobre el campo dónde se encontraban. Le daba un aspecto casi mágico a las casas destrozadas y vacías. Un aire helado sopló, meciendo sus cabellos blancos sobre su frente, entorpeciendo su visión.

SoMa en el abecedarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora