N es por Nacimiento

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AVISO: SEMI UNIVERSO ALTERNO. GENDERBENDER.

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Life Evans nació un sábado a las 01:30 de la mañana. Entre suave seda blanca, en una habitación totalmente esterilizada y decorada con cortinas rosas. Los mejores doctores asistieron el parto privado, enfermeras especializadas estuvieron a cargo desde el primer llanto hasta el primer baño. La cuna tenía decorados de plata, y los edredones de algodón puro y fino proporcionaban un calor apropiado para la pequeña bebé. 

Era la segunda hija del matrimonio Evans, la esperada niña prodigio. La segunda heredera que reafirmaría el don musical de la familia.

Dio sus primeros pasos en el mármol más pulido y brillante jamás antes visto. Sus primeras palabras rebotaron en las paredes blancas de calacatta traídas de Italia, quedándose como cánticos angelicales según se regodeaban sus padres.

Ninguna mancha ensució sus vestidos, ningún grano de tierra se impregnó en sus zapatos, nunca tuvo un rasguño ni una cicatriz. Su cabello albino siempre fue tratado con los mejores shampoos y esencias, su cuerpo fue tratado con las más naturales y caras cremas.

Todo cuidado en ella fue realizado con tal delicadeza y cuidado para que creciera hermosa, bella, una criatura fuera de este mundo. Una verdadera princesa.

Al menos, lo fue hasta que le dieron la oportunidad de tocar una composición propia.

Life no sabe si fue ahí el inicio de su rezago, o tal vez, fueron exactamente esos cuidados que la trataban como una frágil muñeca de porcelana lo que la hizo introvertida y antipática.

Sea cual sea el caso, los cambios en su vida comenzaron a partir de ese momento, cuando la música que salió del toque de sus manos en las teclas del piano, se alejaba enormemente de las notas alegres y pacíficas de su hermana mayor, o de cualquiera de su familia.

Notas estridentes, tempos rápidos y agresivos, cargadas de furia e imperfección. Melodías que demostraban hartazgo y una búsqueda infructuosa de la libertad.

Canciones que nunca debían ser tocadas en la familia.

Una y otra vez, fue reprendida por salirse de las partituras que la obligaban a aprender, los extremos cuidados fueron reemplazados por ignorancia cuando cambiaba el programa de melodías por las suyas en las fiestas de gala.

Las sonrisas y halagos comenzaron a ser omitidos, y dirigidos solamente hacia su hermana. Su presencia dejó de resaltar, cómo si su nacimiento nunca hubiera sucedido. Life Evans dejó de importar cuando fue catalogada como una causa perdida.

¿Por qué no podían aceptar su estilo? ¿Por qué tenía que doblegar su libertad para que su familia la reconociera? ¿Por qué solo su hermana parecía gozar del cariño y reconocimiento de sus padres? ¿Por qué Life no podía ser como ella?

Nunca obtuvo ninguna respuesta convincente, porque la única que llegó a obtener se resumía en una sola palabra: vergüenza.

Ella le daba vergüenza a su familia por no poder acatar y continuar su legado. El encierro social y el desprecio hacia sí misma, comenzó a cultivarse cuando se dio cuenta de que, sin la música, ella no era no era nada para los Evans. Sólo.... Una imperfección.

Pero ninguna mirada de desprecio se comparaba con el terror y el miedo al ver la filosa hoja emerger de su brazo, cortando el hermoso piano negro antiguo, heredado durante siglos.

No sólo había perdido su identidad musical, sino también su identidad humana. Fue repudiada y aislada, tratada como una anomalía, ¿la pequeña princesa Evans era un arma? ¿Sangre maldita corría por sus venas? Imposible.

SoMa en el abecedarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora