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A mediados de septiembre, en los inicios de los preparativos para la fiesta de Shibusen, llegó la carta. Venía membretado, con una letra fina y estilizada donde venía la dirección y el destinatario.
Soul fue el encargado de verla por primera vez, revuelta entre el mundo de publicidad, invitaciones y facturas. La sacó del montón y se la llevó a Maka, ansiando la gran sonrisa y felicidad que le daría el leerla.
No sabía que esa carta venía acompañada de otra y que no volvería a ver la sonrisa de Maka en mucho tiempo.
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Soul se encontraba impaciente en el sillón, revisando el reloj cada segundo, tanto que ya ni siquiera necesitaba verlo, el conteo en su mente lo igualaba. La puerta sonó con ocho perfectos y sincronizados golpes, Soul supo que llegó y se disparó del sillón para abrir la puerta.
Death the Kid estaba ahí, parado, tan elegante y distintivo como siempre. Sólo que esta vez, iba de completo negro, lo único de blanco eran sus líneas Shinigami.
—Justo a tiempo —murmuró Soul, tenía una cierta esperanza de que su presencia lo ayudara. Se estaba volviendo loco sin saber qué hacer—. Disculpa esto, sé que estás ocupado y que todos quieren estar aquí para apoyarla, pero... creo que tú eres el único que puede hacerlo mejor que nadie, incluyéndome.
Kid siguió a Soul al interior de la casa. El lugar silencioso se sentía tan vacío.
—Creo que entiendo por qué me llamaste, aunque no necesitabas hacerlo, iba a venir de todos modos.
—Si hubiera sabido que esa carta traía esa noticia, jamás se la hubiese dado. No sin antes... prepararla. Hacer que este sufrimiento sea menor.
—Más tarde o más temprano, no importa. Nunca estás listo para enfrentarte a la muerte.
Soul se rascó la cabeza, impaciente. Kid tenía razón, nadie estaba listo.
¿Por qué entonces lo llamó?
Claro, porque si no estabas listo, al menos tendrían que comprenderlo. Y Kid era el único en similares condiciones que Maka.
Kid perdió a su padre. Y Maka acababa de perder a su madre.
Ambos los conocieron, vivieron con ellos, entrenaron a su lado; fueron felices. Y de pronto, sin previo aviso los perdieron.
¿Cómo alguien podría entender su dolor? Soul, quien tenía a sus padres vivos, al otro lado del mundo, completamente ajenos a la lucha de la que era parte y viviendo su vida llena de lujos y distinciones sin preocuparse por él. No guardaba ningún cariño por ellos, pensaba que, si se llegaba a enterar de su muerte, lo vería como algo natural.
O Black Star que ni siquiera los conoció ni estuvo con ellos y sólo escuchaba sobre historias donde fueron villanos. Sid era más su padre, y de cierta forma perturbador, seguía vivo.
Liz y Patty odiaban a su madre, quién las abandonó en algún lugar de mala vida, dejándolas a la merced de sus propias habilidades y astucia para seguir con vida hasta que fueron rescatadas. Estaba seguro de que, en el remoto caso de que se enteraran de su fallecimiento, se sentirían igual que él, ajenos.
Y de último estaba Tsubaki, ella ciertamente era un poco similar por la historia de su hermano, pero sus padres seguían vivos y felices en Japón. Al menos ella pudo ver a su hermano una última vez, llegar a un acuerdo con él.
Maka y Kid no tuvieron esa oportunidad.
—¿Dónde está ella?
Soul señaló las escaleras.
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SoMa en el abecedario
FanfictionHistorias con cada letra del abecederario, protagonizados por la méister más famosa de Shibusen, Maka Albarn, y el chico cool Soul Eater. En una travesía de romances, batallas y reencuentros inesperados, graciosos y extraños, ¡la OTP comienza!