29 de julio de 2019
Bajé en la misma parada en la que comenzó mi aventura y caminé decidida hacia mi casa. El hombre también bajó en esa parada, y me pareció extraño, ya que, conocía a la mayoría de las personas que vivían en este barrio y él no me sonaba de nada.
Decidí acelerar el paso, ya que el hombre a cada segundo se aproximaba más a mí. Mi casa quedaba a unos minutos de la parada, por lo que seguramente, tendría que estar durante por lo menos dos minutos sola con el hombre, ya que parecía ser que él no tenía intención de desviarse ni nada por el estilo.
Pensando desesperadamente en qué debía hacer, tomé la decisión de empezar a correr, aunque me costaría a causa de la mochila y la maleta que tenía que cargar conmigo. Miré varias veces hacia detrás, y vi que el hombre también empezó a correr.
—¡Ayuda! —empecé a gritar.
Tenía la esperanza de que algún vecino, aunque no me hablase con nadie, saliese para ayudarme.
Qué inocente eras, Alicia.
Había gente que se asomaba a las ventanas, al escuchar mis insistentes gritos, otros incluso a la puerta de casa, otros pasaban por mi lado y se me quedaban mirando, o directamente hacían que yo no existía.
El hombre me alcanzó y me empujó con fuerza contra una pared de cemento. Me apretó las muñecas detrás de la espalda y se arrimó a mí. Su cara estaba a milímetros de la mía, y podía percibir el olor a alcohol que olía cada vez que el tipo abría la boca.
—Esta vez no te escaparás, preciosa —me dijo en tono amenazante.
Empecé a llorar. Mi cuerpo me dolía; el tipo me mantenía la cara apretada contra la pared y mis manos seguían en mi espalda. Estaba segura de que terminaría con las muñecas muy rojas.
Tenía miedo. Me sentía débil. El tipo me daba asco; mucho asco. Quería desaparecer. Simplemente, quería que mi muerte llegase.
Noté como poco a poco el hombre iba separándose de mí. Despegué mi cuerpo de la pared. Mi cara tenía marcas de esta, y estaba un lateral rojo.
Me giré lentamente hacia el tipo, quedando cara a cara con él y este me dedicó una sonrisa maliciosa mientras analizaba todo mi cuerpo, sin dejar una parte por ver.
Agarré mi mochila con fuerza, ya que cuando el tipo me empujó, se me cayó del hombro y se quedó en el suelo. Tenía la intención de darle en toda la cabeza con la mochila, y no dudé en hacerlo, así que cuando lo hice, cogí mi maleta también y eché a correr.
Mi momento de victoria duró poco, ya que de una cafetería, apareció otro hombre y se lanzó encima mía logrando que cayéramos los dos al suelo. En ese momento sentí todos mis huesos romperse en mil cachos. Incluso una de las ruedas de mi maleta salió rodando calle abajo.
—¿En serio creías que volverías a salirte con la tuya? —se burló.
Entre los dos hombres me llevaron a un furgón negro.
¨Oh, Dios, no. Odio con toda mi alma los furgones y furgonetas¨.
Me tiraron a la parte trasera del vehículo como si de una bolsa de basura se tratase y junto a mí, también tiraron mis pertenencias.
—Ahora sí que sí, comienza tu nueva vida —habló uno de los hombres desde delante.
***
¡Heeyyy! ¿Qué tal lleváis todo?
Chicos, estoy en shock. Ayer tan sólo éramos 410 y hoy ya somos 470, ¡¡en nada 500!!
Y bueno, ¿qué os ha parecido este capítulo?
¿Os esperábais algo de lo que ha sucedido?
Y dicho eso, si os ha gustado, podéis votar, comentar y compartir.
Muchas gracias a todos por leer.
Nos vemos el viernes, chicos.
¡Chao, lectores!
ESTÁS LEYENDO
El oscuro secreto familiar ✔️
Teen FictionAlicia es una adolescente que se ve obligada a huir al enterarse de lo que pretende hacer su padre con ella. Para ello, consigue la ayuda de su tía, quien le da hogar, pero un día, Alicia decide volver a por su madre, pero está claro que ella no se...