23 de agosto de 2019
Caminamos por la montaña llena de vegetación hasta llegar a unas cuevas.
—Entremos —me dijo Rubén agarrando mi mano.
A cada paso que daba, iba flipando cada vez más. No sabía que existía este lugar en mi ciudad. Era realmente hermoso.
Había un lago rodeado de árboles y una cascada alta, estaba maravillada. El agua se veía súper limpia, podía llegar a ver hasta el fondo del lago.
—Dios santo… —dije mirando con atención todo lo que se encontraba a mi alrededor.
—¿Qué te parece?
—Esto es una maravilla —respondí enamorada del lugar.
Caminamos un poco más y ahí había una cesta. Fruncí el ceño y Rubén sacó una especie de manta de tela fina y la colocó en el suelo y después empezó a sacar comida y más comida.
—Sienta —palpó un lugar frente a él y yo le obedecí.
—¿Hace cuánto sabías de este lugar?
—Desde hace muchos años. Venía casi todos los fines de semana con mis padres, y una vez que me hice adulto y tuve coche, venía cada vez que necesitaba estar solo porque estaba enfadado. Este lugar era como mi refugio, era lo único que calmaba mi rabia.
—Wow…
—¿Nos bañamos?
—No trai…
—Toma —interrumpió y sacó uno de mis bikinis favoritos de la cesta. Enarqué las cejas—. No quería que sospecharas nada, así que me adelanté y te cogí este, sé que es uno de los que más te gustan —me guiñó un ojo—. Cámbiate.
—¿Aquí?
—Claro, no querrás volver al coche después de todo lo que hemos caminado…
—No, pero me da cosa cambiarme delante tuya —dije nerviosa y él rodó los ojos.
—Está bien, me voy unos minutos —se levantó y se adentró entre los árboles.
Me cambié lo más rápido que pude ya que no sabía en qué momento iba a volver a aparecer Rubén y cuando estuve lista, le esperé sentada en el mantel.
—¿Ya estás lista? —preguntó acercándose a mí; yo asentí—. Vamos al agua —me dijo corriendo hasta el lago y tirándose de cabeza en él.
—¿No está fría?
—¿El qué? —me preguntó al salir del agua.
Gotas caían por su cara sin parar y su pelo lo tenía para atrás completamente mojado, se veía realmente sexy.
Me sonrojé ante mis pensamientos y observé como Rubén me miraba con una sonrisa pícara.
—¿Estabas pensando en lo bien que me veo? —rodé los ojos.
—Creído —rió y yo me acerqué al agua con cuidado.
Metí un pie en el agua y lo saqué al segundo; el agua estaba helada.
—Virgen santa, ¿cómo puedes estar tan tranquilo con lo helada que está el agua?
—No está helada.
—Para nada —contesté irónicamente.
Rubén empezó a nadar hacia mí y cuando el agua ya no le cubría lo suficiente como para nadar, empezó a caminar. No sabía cuáles eran sus intenciones, pero inconscientemente empecé a retroceder.
Él fue más rápido y empezó a correr hacia mí logrando atraparme y cogerme como si de su novia me tratase; caminó hacia el agua y me tiró junto a él haciendo que me hundiera por completo.
—Oye —me quejé salpicándole—. Imagínate que no sé nadar. Me ahogaba —hice un puchero.
—Sabía que tú sabes nadar. Me informo de todo antes de hacer algo —me guiñó el ojo y se acercó a mí consiguiendo que me subieran los colores a mis mejillas—. Me encanta cuando te sonrojas —me plantó un beso en la frente.
Sentí que un beso en la frente no bastaba, así que me armé de valor y me lancé a sus labios.
Estuvimos todo el tiempo acaramelados mientras jugábamos en el agua como dos niños pequeños, comiendo, escondiéndonos entre los árboles…
Ahora mismo nos encontrábamos acostados en la manta mirando al techo, pero podía notar la mirada de Rubén sobre mí; me giré a verle y analicé todo su rostro. Tenía las cejas un poco gruesas, unos labios gorditos, los ojos marrones y grandes, las pestañas cortitas…
—Alicia —me llamó.
Se fue acercando a mí como si fuera su presa y me levantó para sentarme en sus piernas.
—Mi propósito de esta noche a parte de pasar tiempo contigo y que te lo pasaras bien era preguntarte una cosa.
Esperé ansiosa a que me dijera lo que me quería decir, ya que yo tenía una idea en mente de lo que podía ser, pero tampoco quería ilusionarme.
—Yo te conozco desde hace muchísimo tiempo, aunque tú no lo supieras, y desde el primer momento me llamaste la atención, de alguna forma quería poder acercarme a ti, por eso mi insistencia en que vinieses conmigo para pagar las deudas de tu padre, porque te quería tener cerca.
Me sorprendí; no me esperaba eso en lo absoluto.
—Y desde lo del hospital, no sabía por qué pero me comportaba muy extraño. Jamás me había preocupado tanto por alguien como lo hice contigo. Sentía que era mi deber cuidarte, cuando me contaste que… —me incomodé, sabía a lo que se refería y era un momento que quería olvidar—. Bueno, ya sabes a lo que me refiero… —se rascó la nuca nervioso—. Me enfadé como nunca, tenía ganas de matar a esos tipos. Creía que debía protegerte. Y cada día que iba pasando a tu lado, era un día en el que me quedaba más claro que me empezabas a gustar; por eso, hoy quiero pedirte algo muy especial para mí.
Mis manos empezaron a sudar por los nervios. Rubén me las agarró y me hizo mirarle.
—Alicia, ¿quieres ser mi novia? —me sonrojé.
Bingo, era lo que estaba pensando.
Asentí muy emocionada y me tiré en sus brazos. Él empezó a darme pequeños besos por toda la cara y después nos fundimos en uno intenso. Él se posicionó encima mía dejándome a mí recostada en el suelo y empezó a quitarse la camiseta, dejándome ver sus marcados abdominales.
***
¡Heeyyy! ¿Cómo va todo?Ay, no quiero subir el próximo capítulo 🥺. Chicos, ¡estamos ya en el penúltimo capítulo!
El lunes será un día muy especial, ya que se subirá el último capítulo de esta preciosa novela.
Estoy muy emocionada, pero a la vez triste. No quiero que se acabe...
Pero todo llega a su fin en esta vida, ¿No?
Bueno, espero que os haya gustado mucho este capítulo; podéis votar, comentar y compartir.
Nos vemos el luness.
¡Chao, lectores!
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El oscuro secreto familiar ✔️
Teen FictionAlicia es una adolescente que se ve obligada a huir al enterarse de lo que pretende hacer su padre con ella. Para ello, consigue la ayuda de su tía, quien le da hogar, pero un día, Alicia decide volver a por su madre, pero está claro que ella no se...