Capítulo 23

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16 de agosto de 2019

POV'S RUBÉN

Obedecí a Jordi ya que Catalina corría peligro cerca de Víctor; él era un tipo muy peligroso.

Corrí hacia recepción y vi a Víctor ahogando contra la pared a Catalina. Ella agitaba sus manos desesperada, se estaba quedando sin aire. Debía ir a salvarla.

Caminé firme hacia ellos y agarré del brazo a Víctor girándolo cara a mí, y acto seguido le di un puñetazo en el lateral izquierdo de la cara. Él rió sin ganas y se me quedó viendo. Yo apretaba mi dentadura tensando todos mis músculos de la cara y opté por darle otro puñetazo más, tirándolo al suelo. Apoyé una de mis rodillas en su pecho y miré a Catalina.

—Ve a por Jordi y largaos —ordené y ella asintió antes de empezar a correr dentro del edificio.

Mantuve retenido a Víctor lo suficiente como para darles tiempo a Jordi y Cata de que se alejaran del edificio. Cuando lo vi oportuno, me quité de encima suya y me quité el sudor del bigote.

—Buena jugada —opinó levantándose del suelo.

—Gilipollas —rodé los ojos y él sonrió.

—¿Por qué los defiendes? Pensé que te caían mal.

—Aquí la única persona a la que detesto es a ti —volvió a reír.

—Qué inocente eres, Rubén. ¿Por qué haces todo esto?, ¿para mantener feliz a Alicia? ¿Para ganarte su amor? —entrecerré mis ojos y decidí mantenerme callado.

Caminé hacia mi despacho y llamé a Jordi. Seguramente me contestaría su madre, pero no me importaba. Sólo quería saber cómo estaban y si estaban lejos de aquí.

—¿Rubén? —preguntó Cata desde la otra línea.

—¿Cómo estáis?

—En shock.

—¿Estáis lo suficientemente lejos?

—No lo sé. Un poco lejos de ahí sí —afirmó insegura Catalina.

—Está bien. Id con cuidado. Puede aparecer en cualquier momento.

—Ya... Soy consciente de ello. Por lo que veo, no ha cambiado absolutamente nada.

—Suerte —colgué.

Suspiré. No sabía qué hacer. Era cierto que no me caían bien, pero después de pasar varios días con ellos, cambié mi opinión respecto a ellos. Se veían buenas personas, y no se merecían que nada malo les pasara.

Me fui a descansar a mi departamento; hoy había sido un día agotador y sólo quería sentirme limpio y descansado.

(...)

Al día siguiente

Me desperté más temprano que ayer, y decidí irme a correr para ejercitarme. Últimamente no tenía tiempo para nada, y mi rutina iba cambiando poco a poco, cosa que no quería que pasara.

Al llegar a casa, decidí darme una ducha, pero a mitad de esta, cuando me estaba aplicando el shampoo, recibí una llamada.

—Cojonudo. Vaya momento más oportuno para llamar —dije para mí, ya que estaba solo.

Intenté aclararme la cabeza lo más rápido que pude, pero la llamada ya se cortó, y a los segundos, volvía a sonar la melodía.

—Qué insistente, ¿quién será? —salí con cuidado de la ducha, lo último que quería era caerme y romperme algún hueso.

Cogí el móvil después de secarme la mano y descolgué la llamada. Era Jordi, y si me llamaba tantas veces era porque algo malo sucedía.

—Dime.

—Rubén, necesito que vengas rápido a casa de Alicia, por favor.

—Ahora mismo voy. Deja que me prepare, estaré lo más rápido que pueda.

—Está bien, adiós —colgó.

Escogí la ropa de ayer, no tenía tiempo de esmerarme y me fui sin ni siquiera peinarme. Tenía un muy mal presentimiento y tenía que ver con el ex de Catalina.

Conducí lo más rápido que pude hacia casa de Alicia y cuando llegué, toqué el timbre repetidas veces.

—Rubén, ayuda —me pidió Carmen; tenía los ojos cristalizados.

Entré sigilosamente, ya que así me lo pidió Carmen y fui al salón. Allí entendí el por qué de la insistencia de Jordi.

Se encontraban varios hombres vestidos de negro formando una barrera mientras que Antonio estaba de pie mirando la escena con los ojos muy abiertos. En la escalera se encontraba Alicia shockeada y con lágrimas en los ojos, pero no podía ver ni a Jordi ni a Cata.

Carmen se posicionó a mi lado agarrándome del brazo con delicadeza y acercó su cabeza a la mía.

—Está Víctor aquí.

—¿Y Cata y Jordi?

—Están ahí. Jordi en una esquina, y Cata está sujeta por varios hombres.

—Cojonudo —rodé los ojos—. Carmen —me miró atemorizada—. Quédate con Alicia cerca de mí, pero no mucho —asintió y caminó con cautela hacia su hija.

Entré en el semicírculo que se había formado y capté la atención de Víctor.

—Anda, ya tardabas en venir —dijo acercándose a mí lentamente, disfrutando de la situación.

—Soltadla —ordené y se rieron.

Mirando por encima de su hombro, observé cómo Jordi me miraba pidiendo ayuda. Miré a Víctor y tensé mi mandíbula.

Pude ver que tenía una pistola y una navaja guardadas en los bolsillos de su pantalón. Aquí iba a pasar algo muy gordo...

—¿Qué quieres, Víctor? —me dedicó una sonrisa cínica.

—Quiero acabar con vuestras vidas.

***

¡Heeyyy! Ha sido un poco flipante, ¿no?

He subido el capítulo más pronto ya que no podré subirlo a la hora planeada, pero al menos lo tenéis. 

Espero que os haya gustado y si es así, votad comentad y compartid. 

¡Chao, lectores! 

¡Chao, lectores! 

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El oscuro secreto familiar ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora