23 de agosto de 2019
Hoy Rubén me dijo que no hiciera planes, ya que él había hecho uno para los dos.
—En la cama te he dejado un vestido para que te lo pongas esta noche —me informó y yo fruncí el ceño. Él sonrió—. No te arrepentirás de este día, o eso espero…
—Seguro que no —le respondí y me senté en el sofá.
Inconscientemente sonreí, como una chica enamorada.
No sabía que me estaba pasando, pero cada vez que estaba cerca de Rubén, mi estómago se removía, me ponía nerviosa y siempre que me hablaba, me sonrojaba. Rubén me demostró que cambió mucho, y me alegro una barbaridad.
Creo que estoy empezando a sentir cosas por él.
Estaba tan ansiosa de que llegase el momento de irnos, que cada dos por tres estaba mirando la hora en el reloj, en el móvil…
—Pareces desesperada —me dijo Jordi sentándose a mi lado.
—Lo estoy —respondí mirándole—. ¿Cómo estás?
—Mejor. Ahora me siento más descansado —confesó sin mirarme.
—¿Sabes que te quiero? —dije de repente.
Él me miró y me dio una sonrisa apenada. Fruncí el ceño.
—Lo sé. Yo te quiero muchísimo más —agarré su cara y le planté un beso en su mejilla.
—Eso no es verdad —le dije y me fui a mi cuarto.
(...)
Ya era hora de empezar a prepararme, así que fui a darme una ducha rápida, y después me puse el vestido del que me habló esta mañana Rubén.
El vestido era de color negro, corto y ceñido: (vestido en multimedia).
En el pelo decidí hacerme una coleta alta pero bien repeinada.
—No es por ofender, pero parece que te haya lamido una vaca —dijo Jordi entrando a mi habitación.
—Gracias, qué bonito por tu parte.
—¿Te ha dicho dónde vais a ir? —negué—. Ja, yo sí lo sé —me sonrió triunfante y yo lo asesiné con la mirada.
Una vez lista, salí sorprendiendo a Rubén. Este se quedó parado frente a la puerta sin decir nada.
—¿Qué tal estoy?
—Hermosa —comentó mirándome repetidas veces de arriba a abajo. Sonreí y le abracé.
—Gracias —nos miramos durante unos segundos.
—Chicos, yo durante estos días no estaré aquí —fruncimos el ceño—. Es que me voy con la abuela —explicó Jordi y asentimos.
—Dale muchos mimos de mi parte —dije y él asintió—. ¿Cuándo te vas?
—Esta noche —abrí los ojos como platos.
—¿Qué? ¿Y cuándo pensabas decírnoslo?
—Ahora, bueno, que Rubén ya lo sabía —excusó y Rubén se rascó la nuca—. Pero bueno, eso ahora no importa. Marchaos que llegáis tarde y pasároslo bien —nos sonrió y después nos dimos un abrazo grupal.
Salimos de casa y yo estaba nerviosa; no sabía a dónde íbamos a ir.
—¿Queda muy lejos de aquí el lugar?
—A unos cuantos minutos —me respondió Rubén sin quitarle ojo a la carretera.
—¿Es un restaurante? —negó y yo bufé—. Dímelo —pedí como si de una niña pequeña se tratase.
Tardamos alrededor de unos 25 minutos en llegar y yo, mientras nos íbamos acercando, iba flipando en colores. Las vistas desde el coche eran maravillosas.
—Llegamos —anunció y nos bajamos del coche.
Rubén se posicionó a mi lado con una sonrisa triunfante.
—Sabía que te gustaría —se felicitó a sí mismo y yo reí.
***
¡Heeyyy! Ay, estoy triste porque dentro de muy poco esta novela llegará a su fin... 😔 Pero a la vez estoy orgullosa, porque creo que he hecho un buen trabajo con esta novela.
De todas maneras, espero que esté capítulo os haya gustado y nos vemos en el próximoo. Votad, comentad y compartid si queréis.
¡Chao, lectores!
ESTÁS LEYENDO
El oscuro secreto familiar ✔️
Ficção AdolescenteAlicia es una adolescente que se ve obligada a huir al enterarse de lo que pretende hacer su padre con ella. Para ello, consigue la ayuda de su tía, quien le da hogar, pero un día, Alicia decide volver a por su madre, pero está claro que ella no se...