3 de agosto de 2019
Estábamos en el coche los padres de Alicia y yo.
Iba demasiado rápido, y no sabía exactamente el por qué.
Llegamos al edificio y corrimos hacia el cuarto en el que estaba Alicia.
Abrí causando que la puerta golpease contra la pared dejando una pequeña marca negra. Vi a varios trabajadores allí, algunos agachados y otros de pie, unos mirando papeles, y otros mirando no sé qué.
Me acerqué velozmente a Tania en cuanto la vi y le miré ansioso.
—Han golpeado a Alicia por todas partes. Parece que la golpearon un grupo de personas, no sabemos todavía si eran hombres o mujeres. La llevaremos a enfermería para que podamos hacerle pruebas e ir viendo cómo va progresando.
—Pero está consciente, ¿no?
—No. Tiene una herida en la cabeza y ha perdido bastante sangre...
Pasé mis manos por mi cabello desesperado. Quería ayudar, pero no sabía cómo.
Les conté a Carmen y Antonio lo que sucedió y al instante, sólo se escuchaban los gritos maldiciendo de Carmen.
Intentaba tranquilizarla, mientras que Antonio se dedicaba a encender un cigarro y a consumirlo, pero no podía. Carmen me golpeaba en el pecho, y la entendía; si yo no hubiese tenido retenida aquí a su hija, o por lo menos, hubiese estado vigilándola, todo esto no estaría sucediendo.
Tenía miedo.
Tuve esta sensación por última vez a los 9 años, cuando mis padres llegaron borrachos a casa sobre las 3 a.m, ya que yo ya sabía qué era lo que iba a suceder en cuanto me viesen, y en efecto, acerté de pleno.
Flashback
Escuché el sonido de la puerta al abrirse y cerrarse. Me estremecí a cada paso que se iba acercando.
Yo me encontraba dentro del armario, ya que era bastante amplio y no tenía gran cosa en este. Estaba hecho bola, mi mentón apoyado en mis rodillas, y estas estaban rodeadas por mis brazos; empecé a sollozar y alguna que otra lágrima empezó a rodar por mis mejillas.
Gran fallo.
—Rubén —cantó mi madre.
Sabía que estaba ya dentro de mi cuarto, y que estaba rebuscando por todos los rincones ya que el ruido de las cosas la delataban.
Sabía que me iba a encontrar muy fácilmente.
Tendría que haber encontrado un escondite mejor.
Mantuve mis ojos cerrados con fuerza hasta que una luz me hizo abrirlos cautelosamente.
—Aquí estás... —dijo.
Me agarró del cuello de la camiseta y me tiró al suelo. Sabía en todo momento lo que iba a pasar, ya que era la misma historia de todos los viernes por la noche.
Pero esa noche no sucedió lo mismo.
Estaba preparado para recibir un golpe, pero nunca llegó. A cambio, escuché un fuerte grito de mi madre, antes de hacer un estruendo contra el suelo. Abrí los ojos atemorizado, y ahí la vi, tirada en el suelo mientras este se iba llenando de sangre que provenía de mi madre.
Detrás estaba mi padre con una pistola.
—Lárgate —me dijo y se fue de la habitación mientras cada vez iba perdiendo el color.
Y le obedecí sin pensar. Corrí y corrí hasta alejarme de casa, pero caí en cuenta de que no llevaba nada conmigo. Ni alimento, ni ropa, ni nada de nada.
Estuve varios días intentando valer de mi mismo, pero llegué a un punto en el que no pude más.
Me acosté en un banco para intentar dormir un poco en mitad del invierno, pero en ese momento, llegaron varios adultos y me empezaron a hablar. Me llevaron a su casa y allí me cuidaron durante años, hasta que decidí independizarme.
Esos hombres eran algunos de los que están en mi banda actualmente.
Fin del flashback
***
¡Heeyyy! Siento mucho el retraso, se me pasó la hora; pero aquí os lo traigo jeje.
¿Qué os ha parecido el flashback de Rubén?
Espero que haya sido de vuestro agrado; votad, comentad y compartid, si queréis.
Nos vemos el vierness.
¡Chao, lectores!
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El oscuro secreto familiar ✔️
Ficção AdolescenteAlicia es una adolescente que se ve obligada a huir al enterarse de lo que pretende hacer su padre con ella. Para ello, consigue la ayuda de su tía, quien le da hogar, pero un día, Alicia decide volver a por su madre, pero está claro que ella no se...