Capítulo 2

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16 de julio de 2019.

Caminé hacia la segunda parada de bus que había en mi calle para no ser vista tan fácilmente por ninguno de los hombres que estaban en la casa de mis padres en ese mismo instante.

Esperé durante unos minutos que para mí parecían eternos hasta que el bus llegó. Dejé que las personas entrasen primero para después poder entrar yo.

Pagué mi billete hasta el centro de la ciudad y me senté en un asiento del final. Dejé la maleta a mis pies y la mochila en el asiento de al lado. Me hice bola y apoyé mi cabeza en la ventana. Estuve sumisa en mis pensamientos durante todo el trayecto. Incluso una señora tuvo que avisarme de que habíamos llegado a la última parada que realizaba el autobús.

-Muchas gracias, señora -le agradecí dedicándole una sonrisa y ella me devolvió el gesto.

Agarré todo mi equipaje y bajé del vehículo. Estaba un poco perdida. No es que hubiese ido muchas veces al centro de la ciudad.

-Perdone, señora -me acerqué a la misma señora que me sacó de mis pensamientos y ella se giró a verme.

-Dime, dulzura.

-¿Me podría decir dónde se sitúa la estación de tren?

-Ay, claro que sí. Si quieres, puedes venir conmigo. Yo también necesito ir hasta allí.

-Perfecto. Muchas gracias.

Empezamos a caminar animadamente. La señora me fue contando su vida. Que tenía tres hijos. Dos hombres y una mujer, tenía siete nietos, de los cuáles, sólo mantenía el contacto con cuatro de ellos, que es viuda...

-Ya hemos llegado. ¿Tienes un billete o necesitas ir a comprar uno?

-Necesito ir a comprar uno -dije un poco nerviosa.

-Está bien, dulzura. Te acompaño.

Después de obtener el billete, nos sentamos en una fila de sillas vacías a esperar a que nuestro tren llegase.

La señora también iba a la misma ciudad a la que iba yo, así que suponía que no me aburriría mucho durante el trayecto.

Nos sentamos en uno de los primeros vagones del tren, justo detrás de una pareja de jóvenes que estaban en su mundo, cada uno con su móvil u ordenador.

-Voy al baño -me informó la señora y se levantó lentamente del asiento para no caerse.

Encendí mi móvil por primera vez desde que salí de casa y vi en la pantalla un montón de notificaciones de mamá, así que decidí llamarla.

-¿Mamá?

-Ali, ¿cómo está yendo el viaje?

-Bueno... He conocido a una señora bastante agradable que me ha acompañado hasta la estación del tren y se ha sentado conmigo.

-¿Va a la misma ciudad que tú?

-Sí.

-Está bien. Ten mucho cuidado, por favor. No te fies de nadie, ni de la señora. Hay mucho farsante suelto.

-Lo sé, mamá.

-Cielo, debo colgar. Tu padre me llama. Te amo

-Yo también. Chao.

-Hey -el chico que había en el asiento de delante se giró a hablarme.

-Hola -le dije y miré hacia la ventana.

-Estás muy triste para lo joven y guapa que eres... -soltó coqueto.

-Marcos, no empieces -intervino la chica que estaba a su lado.

El chico se levantó y se sentó a mi lado.

-¿Es tu novia? -le miré y mantuvimos unos segundos de silencio.

-No, somos hermanos. ¿No nos parecemos? -respondió ella mirándome con una sonrisa.

-La verdad es que no mucho -contesté esbozando una tímida sonrisa.

-Muchacho, levántate de mi sitio. Sé que esta jovencita es muy hermosa, pero no creo que estés a su altura.

-Señora, que sepa que me ha ofendido -colocó su mano donde se situaba el corazón fingiendo estar ofendido y se fue a su asiento.

Pasado ese momento, continuamos el trayecto hablando los cuatro de cosas triviales.

***

¡Heeyyy! Aquí os traigo el segundo capítuloo.

Espero que os guste mucho y lo apoyéis votando, comentando y compartiendo.

Seguramente iré poniendo fotos en cada capítulo sobre algo que trate en este.

¡Chao, lectores!

¡Chao, lectores!

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El oscuro secreto familiar ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora