_______Día 120______
El anhelado día llegó, pero no se había esfumado aquellos recuerdos llenos de rabia, aquel llanto, aquellas súplicas o aquellos golpes.
Era como estar gritando, sin que nadie me escuchara.
Nadie podría entender cuanto duele, hasta que lo vive, lo cual jamás desearía experimentara nadie más.
Solo quería vengarme de él, destruirlo poco a poco, hasta dejarlo sin vida, no me juzguen incluso algunos ángeles desarrollan planes malévolos, pero estoy muy lejos de llegar hacer uno.
Desgarro una fracción de mi sudadera para sujetarme el cabello, mientras experimentaba cierta jaqueca.
No quería verme al espejo, sólo deseaba llegarme a dar un baño en la funeraria.
En el camino comí algunos bocadillos que pude robar de cierta cadena de alimentos perecederos, algo que sin duda no afecta sus millones de ganancias.
Sentía que el destino me empujaba hacia algo caótico.
No tenía ni la menor idea de que diría a todos en la funeraria al verme llegar de ésta forma, Dom, sin dudarlo arremetieria contra quién fuera el culpable de estos golpes, que tenían grabados el sello inconfundible de Tezli.
Como fue de esperarse al llegar todos preguntaron por lo ocurrido en cuanto llegué, evadi las preguntas llegando directo a la regadera en donde llore descontroladamente.
Antes de haber llegado a la funeraria estrelle mi celular contra el piso, para fingir un asalto fallido por una pandilla de chicas que andaba por la zona que eran muy conocidas.
Mataría dos pájaros de un tiró, desviar la atención de lo que en verdad ocurrió y recistir llamar o contestar alguna llamada de Patrick.
Afortunadamente tendríamos mucho trabajo, veinte cuerpos que embalzamar, ataúdes que recepcionar, salas de velacion que preparar.
Que no me dio tiempo de pensar en lo absoluto en nada.
Aquel maquillaje cargado en mi rostro difrazaba de manera útil cualquier golpe.
—Es hora que vayas a descansar—dijo—Dom, al verme limpiando una de las salas de velacion que se habían desocupado.
Lo mire, recostando mi cabeza ligeramente en aquel palo de escoba.
—Solo no te lleves tu medio de transporte, recuerda que no hay muchas escobas por aquí—vaciló a carcajadas.
No pude evitar quitarme aquellos guantes de hule, para arrojarselos a la cara.
—Ve a descansar, no quiero que andes tan tarde por esta zona, lo que hoy te ocurrió no me agradó, ya te esta esperando Faustus en la carroza para llevarte—respondió— después de cachar los guantes en el aire.
Le tome la palabra, pero no quería llegar a mí cuarto después de lo ocurrido.
Salí lentamente de la funeraria ideando el plan perfecto para que Faustus me dejara a unas cuantas cuadras antes de llegar aquella plaza.
Podía verlo por los ventanales, se encontraba listo en la carroza, escuchando algunas canciones de los búhos grises.
Al salir abrió la puerta al verme.
—¡Ey, Jazz espera! — escucho un grito a lo lejos.
Era Patrick, atravesando la avenida, quitándose aquel casco de motocicleta.
—¿Que haces aquí? —respondí—molesta y desconcertada.
—Trate de llamarte pero el teléfono mandaba directo a buzón, quise asesorarme que estuvieras bien—dijo.
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125 Días.
Novela JuvenilJazz & Patrick se conocieron estando la muerte como principal detonante en cualquier minuto de sus vidas. 125 días para vivir un amor intenso, antes que la vida los separé. Títulos: Cuando la vida nos separe. año 2020 Historia publicada en whatp...