Still loving you

Viperion

El sol ya había caído cuando se despidieron. Un abrazo para Alya y para Anna, que se irían juntas, ya que la casa del familiar con el que se estaba quedando la irlandesa estaba muy cerca de donde vivía la periodista; choque de puños con Iván; achuchones para Rose y Juleka; y un beso largo y dulce compartido con Luka. Finalmente, Marinette buscó a Adrien con la mirada, y se acercó hasta él al localizarlo junto a la borda. Tenía el móvil en la mano: supuso que estaría contactando con su guardaespaldas, hasta que lo oyó jurar por lo bajo.

--Mierda, mierda, mierda, ¡joder, Kag!

--¿Qué ocurre? --preguntó, preocupada, al verlo tan alterado; él, que raras veces solía decir una palabra más alta que la otra.

Adrien se giró hacia ella, sobresaltado, y le pareció vislumbrar la duda brillando en sus ojos verdes, como si no hubiera esperado verla a su lado, como si no supiera qué responder.

--Kagami ha visto la foto del ensayo que hemos subido al Instagram de Luka, y se ha enfadado porque haya venido sin ella --resopló al final--. Esto va mal Marinette; muy mal. Creo que no ha sido buena idea intentarlo con ella --bajó la cabeza.

--¡No digas eso! --trató de animarlo--; habrá sido un simple malentendido, y...

--En realidad, el problema no es ese --la cortó Adrien--. Es... Otro. Es que... quizás ella tenga razón.

El chico buscó su mirada, y cuando se encontró con sus enormes ojos azules sintió que se quedaba sin respiración. Pero, ¿cómo decírselo? No era el momento adecuado, ni tampoco el lugar.

Ella era feliz con Luka: había pasado página, lo había dejado atrás; él aún no había aclarado las cosas con Kagami frente a frente; y... ¿debería hablar con Luka también? El músico le había abierto las puertas de su casa (es decir, de su barco), le había invitado a considerarse parte del grupo, ¿y él se lo pagaba así, pensando en cómo reconquistar a su novia a sus espaldas? Ya había metido bastante la pata: ahora, tenía que intentar hacer las cosas lo mejor posible.

--Marinette, yo... Hay un asunto que me gustaría hablar contigo --murmuró, sin atreverse a volver a mirarla a los ojos--. Pero tengo que aclarar otras cosas primero.

--Adrien, ¿qué ocurre? Me estás asustando un poco. Tú... No estás enfadado conmigo, ¿verdad? --su tono preocupado, casi ansioso, se le clavó en el alma.

--Claro que no, preciosa --susurró, haciéndola ruborizarse--. El que se ha portado como un idiota soy yo. Y además, temo que me haya dado cuenta demasiado tarde --dejó salir todo el aire en un largo suspiro--. En fin; creo que vienen a buscarme. ¿Te llevo?

--No, gracias --musitó ella. Tener a Adrien tan cerca, y el piropo que le había dedicado como sin darse cuenta, había acelerado su corazón más de lo que deseaba reconocer; no se sentía con fuerzas para afrontar más pruebas por aquella noche.

Al final, fue Luka el que insistió en llevarla en la bici. Volvió a despedirse de él, sabiendo que tardaría solo un momento el volver a verlo: finalmente, tras consultarlo con Tikki, había decidido hacer caso a la corazonada de Anna y dejar bajo su custodia el prodigio de la serpiente.

La kwami no protestó cuando le pidió que la transformara, a pesar del molesto dolor de cabeza que la acosaba desde que había despertado, tras probar el sorbo de esencia de vida que le había ofrecido Bradd. Tikki se disculpó ante Marinette, azorada, por haber perdido un poco los papeles, y ambas estuvieron de acuerdo en que la portadora del salmón daba mejores consejos que su puka.

Cuando Ladybug aterrizó en la cubierta del Libertad todo estaba a oscuras y en silencio. Avanzó, sigilosa, hasta la habitación de Luka, y lo llamó en voz baja, esperando no encontrarlo ya acostado, mientras se asomaba por el marco de la puerta.