Kitty Section

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Ikari Gozen resultaba un akuma terrible, con su porte gigantesco, aquella piel roja de brillo metálico, los ojos amarillos refulgiendo como dos soles iracundos, y el enorme bokken con el que amenazaba a Adrien, mientras le gritaba con voz estentórea:

--¿Quién te crees que eres para rechazar a mi hija? ¿Cómo osaste jugar de esa manera con sus sentimientos?

--¡Nunca quise herirla, Tomoe-sama! ¡Tiene que creerme, por favor!

--Apenas escucho tus excusas: suenan como los débiles lloriqueos de un crío que no sabe lo que quiere... Pero no te preocupes, ¡aquí estoy yo para enseñarte a llorar de verdad!

Adrien corría, amagaba, esquivaba como podía; Luka reaccionó enseguida, comenzando a arrojar a la akumatizada cuanto tenía a mano para entorpecer sus movimientos.

--Ve a por ayuda, ¡yo lo haré en cuanto pueda! --dijo, empujando a Marinette para que corriera lejos de la vista del furioso centauro rojo.

--¡No la dejes sola! ¡Protégela! --exclamó Adrien, angustiado, al escucharlo.

Echó a correr en sentido contrario, mostrándose como si provocara deliberadamente a su perseguidora para alejarla de sus amigos. Esta lanzó un soberbio tajo hacia él que generó un largo cráter donde solo un instante antes se apoyaban sus pies, y el tremolar del asfalto hizo que cayera al suelo.

Afortunadamente, Luka no le había hecho caso, sino que había corrido a auxiliarlo, por lo que pudo llegar a tiempo para hacer tropezar a Ikari Gozen y ayudarlo a levantarse antes de que esta volviera a descargar su sable.

Sin embargo, no contaron con demasiado margen antes de que el arma zumbara de nuevo sobre sus cabezas, peligrosamente cerca. Adrien ya había cerrado los ojos esperando el inevitable impacto cuando el yo-yo de Ladybug atrapó el brazo de la akumatizada. Intercambiando una mirada con Luka, atrapó a Adrien al vuelo y huyó con él en brazos, dispuesta a ponerlo a salvo.

Corrió cuan rápido pudo, con el corazón encogido por la suerte de Luka, indefenso sin sus poderes. Rogó con todas sus fuerzas porque la mujer se desentendiera del chico y no pagara su frustración con él; y no supo si sentirse aliviada o aún más preocupada cuando vio que Anarka pasaba como una exhalación, armada con uno de los remos multiusos, dispuesta a defender a su cachorro.

Miró hacia todos lados, buscando un lugar seguro donde dejar a Adrien antes de volver a la lucha. ¿Aquel pequeño callejón sería suficientemente discreto? ¿O sería conveniente alejarse al menos un poco más? Resopló, frustrada, sintiéndose incapaz de ser objetiva, de pensar con suficiente sensatez, de optar por la mejor decisión.

Porque dejar a Luka atrás para ayudar a escapar a Adrien la tenía con el corazón en un puño; pero... si se atrevía a ser sincera, no era el único motivo de que estuviera tan descentrada.

Finalmente se detuvo en el extremo del callejón: necesitaba dejar de correr, pararse y pensar.

--Pero, ¿qué tiene contra ti esa mujer? --inquirió, dejando a Adrien en el suelo.

--Su hija y yo acabamos de romper --murmuró el chico.

El impacto de aquella confirmación hizo que su estómago diera un vuelco, y las palabras escaparon de sus labios antes de poderlas contener.

--Pero... ¿por qué?

La mirada extrañada que le dirigió Adrien hizo que se diera cuenta de lo absurda que sonaba su pregunta en medio de aquella situación. Se pasó la mano por el rostro, maldiciendo para sí misma, le dio la espalda para disimular lo turbada que se encontraba y trató de concentrarse en su papel de heroína.

Still loving youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora